Mickeal bota el balón ante Suárez -EFE. |
Dice y defiende Xavi Pascual, técnico del Barça, que los jugadores no pueden utilizar el marcador para economizar esfuerzos. Exige que la concentración de su plantilla sea óptima independientemente de cuál sea el tanteo. Y ése, el inconformismo, es uno de los puntos fuertes de los azulgrana, que quisieron más y más ante un Real Madrid minúsculo al que llegaron a ganar por 40 puntos en el último tramo del tercer cuarto. El 89-55 final le sirvió al Barça para alcanzar la final la Supercopa ACB, que le enfrentará este sábado (19.00 horas, Teledeporte) ante el Power Electronics Valencia, vencedor con una canasta inverosímil de Nando De Colo. Un baile en toda regla del Barça para confirmar que su proyecto, con la única novedad de Kosta Perovic, continúa siendo muy sólido, mientras que en su rival quedan muchos jugadores por adaptarse, pero la sensación de inferioridad resultó incluso más grande que la del curso anterior ante un conjunto azulgrana que metió el 57% de los triples que lanzó desde más allá de 6’75 (13/23) y valoró 110 por los 41 de su rival.
Sólo un triunfo consiguió el Real Madrid ante el Barça en los ocho partidos del curso pasado, arrebatándole la Supercopa y la Copa en la final y eliminándole de la Euroliga en cuartos de final con una diferencia abismal. Un hecho que, de momento, no ha cambiado pese a los nuevos fichajes, de relumbrón, del club presidido por Florentino Pérez, como Carlos Suárez o Clay Tucker. Con dos amistosos como bagaje, el grupo de Ettore Messina sólo aguantó hasta el 6-6 inicial, hasta que a Terence Morris, máximo anotador del encuentro con 16 puntos, se le ocurrió hacer un par de tapones a Sergio Llull y a Sergio Rodríguez. De una acción a otra, y contando una canasta anterior de Pete Mickeal, los azulgrana perpetraron un parcial de 11-0 definitivo (17-6 a los 6m 50s). Tan pronto se rompió el partido. Como dijo el propio Messina, sus jugadores se descompusieron –“nos hemos parado”– ante las primeras dificultades. Algo de lo que se declaró como “culpable”, una declaración para intentar mantener la calma en el grupo.
La confusión de Fischer
Acomplejado y confundido, el Real Madrid no dio pie con bola. Jugó casi siempre tan aturdido como cuando a D’or Fischer le instaron a irse al banquillo poco después de haber debutado en partido oficial. “Tienes dos personales, dos”, le dijeron. “¿Dos? ¿Por qué”, parecía decir el ex pívot del Maccabi, que sólo jugó bien en los últimos minutos, con todo decidido. Tampoco destacó, en su retorno al Buesa Arena, Pablo Prigioni, recibido con muchos pitos y muy aplaudido tras sus dos triples fallados por el público. Messina le evitó un mal rato y sólo le hizo jugar 12 minutos. Una decisión que dio más protagonismo a Llull, irreconocible (cuatro puntos, 1/9), y Sergio Rodríguez, siempre superado ante el físico de Ricky Rubio (13 puntos, 3/4 en triples) y al defensa de Víctor Sada. Desde el convencimiento de sus bases empezó el Barça a arrasar y con los dos únicos tiros de tres que metió Juan Carlos Navarro abrió y cerró el marcador del primer cuarto (26-15). Una renta que los azulgrana aumentarían para llegar al descanso venciendo por 45-29 gracias sobre todo a un 7/12 en triples y un 3/3 de Morris. Tucker, con dos triples seguidos, evitó que las diferencias fuesen aún mayores.
Pero ni Tucker ni ningún jugador madridista pudieron contener el vendaval azulgrana del tercer cuarto con un parcial de 31-8. Un balance inaceptable para un equipo que, en teoría, es aspirante a todos los títulos. Ricky metió un triple, Morris enchufó un par más y vio como Sergio Rodríguez intentaba pararle con un abrazo de oso: antideportiva. La diferencia, claro, no paraba de crecer con la aportación de Fran Vázquez o Sada y un parcial de 22-0. El Real Madrid fallaba tiros sencillos y sus jugadores tiraban convencidos de que la pelota no iba a entrar. Así hasta llegar al momento cumbre del Barça, los 40 puntos de margen (74-34 s los 28m 27s) tras la segunda personal de Ante Tomic, testimonial, y los tiros libres convertidos de Mickeal. “Con este nivel no ganamos ni a un equipo de Liga EBA”, sentenció Felipe Reyes. Hasta Vázquez se animó a lanzar y meter un triple. La última canasta de un partido catalogado por los medios como final anticipada, pero que resultó tan poco igualado como los encuentros del curso pasado. El Barça tiene un equipo, un equipazo hecho. Al Real Madrid le queda un camino largo por recorrer para conseguirlo. Cambiar tantas piezas cada año no le facilita nada en dicho empeño.
Barça (26+19+31+13) 89: Sada (7), Navarro (6), Mickeal (13), N'Dong (1), Morris (16)-cinco inicial-, Vázquez (9), Lakovic (8), Rubio (13), Roger (6), Lorbek (7), Perovic (2), Basile (1). Real Madrid (15+14+8+18) 55: Prigioni, Llull (4), Velickovic (4), Reyes (6), Tomic (4)-cinco inicial- Tucker (15), Sergio R.(6), Fischer (10), Suárez (3), Mirotic.
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