Raül López intenta consolar a Garbajosa ante la alegría de la selección serbia -EFE. |
De un triple que no fue a un triple que sí lo ha sido se resumen los tiempos de bonanza de España, instalada en la excelencia los últimos cuatro años con una cosecha exquisita: un Mundial y un Eurobásket y dos medallas de plata en el Eurobásket de casa y en los Juegos Olímpicos de Pekín ante los EE UU de Bryant y Wade. El camino se inició gracias, en parte, a un infortunio ajeno, aquel tiro de tres que Nocioni falló en el último segundo de las semifinales del Mundial de Japón: el aro escupió la pelota y permitió a la selección española llegar a la final, donde no tuvo problemas para desmontar a Grecia pese a la ausencia de Pau Gasol, con muletas en el banquillo. El herido de semifinales. Cuatro años después, con Pau de comentarista en La Sexta, España sí encajó un triple decisivo, a 3’1 segundos del final y su autor fue Teodosic, que sólo había anotado uno de sus siete intentos anteriores. El base del Olympiacos botó y botó mientras sus rivales, obedientes, seguían a rajatabla las indicaciones del banquillo: no hacer falta –¿por qué?–. Absurdo si al partido le quedaba una posesión entera y 1’8 segundos más. Teodosic exprimió al máximo sus opciones y la clavó, dejando a España desconsolada (92-89), fuera del camino hacia los metales, y con el minúsculo incentivo de lograr el quinto puesto del Mundial de Turquía y con Eslovenia, perdedora ante la anfitriona por 95-68 (19 de Ilyasova), como primer rival el viernes. La selección casi siempre fue a remolque y sólo estuvo siete veces por delante, nunca por más de tres puntos. La tremenda actuación de Navarro (27 puntos) y Garbajosa (18, 4/6 en triples) y la buena contribución de Rudy (15) y Marc (13) resultaron insuficientes en un equipo en que los anotadores siguientes, Vázquez y Llull, se quedaron en cuatro puntos. Serbia fue más coral con seis jugadores por encima de los diez ante una España que ha ofrecido muy a cuentagotas sus prestaciones en la competición, que deja en entredicho el papel como seleccionador de Scariolo.
“Es un momento muy jodido para nosotros”, relató, al borde de las lágrimas, Garbajosa en La Sexta. Una frase desgarrada, llena de rabia, de quien había perdido el balón en el último ataque, iniciado desde la banda por Navarro. Otra decisión cuanto menos discutible y muy sorprendente de Scariolo. Una frase reflejo de cuanto aconteció en el Sinan Erdem Dome de Estambul con una España que siempre tuvo el coraje de intentar encontrar respuestas, pero que no defendió bien una suerte que siempre ha caracterizado a los jugadores balcánicos: la muñeca. El partido siempre transcurrió entre los triples de Serbia: primero los de Velickovic (3/6) –desaprovechado en el Madrid por Messina–, después los de Bjelica (3/3) y Keselj (5/6), para continuar con Savanovic (2/4), nuevo jugador del Power Electronics tras su exitoso paso por el Cajasol de Sevilla. El hilo conductor del partido fueron los triples de Serbia y las canastas trabajadas hasta el límite de España, a la que su rival impedía correr y debilitaba una vez más en los rebotes, por mucho que las estadísticas dictasen un curioso dato: empate a 31 rebotes y con la distribución exacta, 21 defensivos y 10 ofensivos. Las capturas impedían a la selección funcionar como mejor sabe. Los árbitros, rizadores de rizo, no ayudaban a la causa (49-41 al descanso). España nunca se olvidó de la intensidad y de la tenacidad.
“No tenemos miedo”
Empequeñecido Ricky, testimonial Raül López y con Llull como experimento más que como realidad, a la selección le faltó un director sólido y eléctrico. Una rémora fundamental ante una Serbia que está dando pasos agigantados: ha crecido mucho en los últimos doce meses, desde que perdiese la final del Eurobásket de Polonia contra España ya en el primer cuarto. En Turquía ha ganado tres de los cuatro finales ajustados que ha jugado, pues perdió en dos prórrogas contra Alemania y ganó por tres a España, por dos a Argentina –descomunal Scola con 37 puntos en octavos ante Brasil–, y por uno a su vecina Croacia, con Rasic como protagonista –y secundario de lujo ante España, pues ni tan siquiera lanzó–. “No tenemos miedo”, había avisado Perovic, el único refuerzo del Barça para el próximo curso, antes del partido contra el grupo de Scariolo.
Conmueve ver cómo algunos jugadores se toman el ritual de los himnos y en el pabellón no había ninguno que viviese tanto ese momento como Krstic, el mismo que hace unos días estampó una silla en la cabeza del griego Bouroussis, y Velickovic, el primer agitador de una Serbia que empezó mejor. España encontró réplica en su líder natural sin Pau: Navarro, puro corazón y coraje. La Bomba ha sido siempre puntual en este Mundial para aparecer en los momentos más complicados de su equipo. También lo fue para replicar un parcial de 10-0 con el que el grupo de Ivkovic alcanzó la que sería su mayor ventaja en todo el partido (23-13 a los 7m 20s). Con Navarro como impulsor, España exprimió la diferencia a cuatro puntos, y la dejó en tres con la segunda unidad en pista, con la única canasta de Mumbrú. Los secundarios no tuvieron un papel decisivo como ante Grecia. Vázquez, por ejemplo, empezó inmenso en el segundo cuarto con un tapón a Krstic y otro casi seguido a Markovic, pero luego le cargaron con dos personales seguidas por dos acciones de bloqueo en movimiento muy rigurosas. Con ese criterio para seguir un partido de baloncesto se necesitaría una tumbona y muchas provisiones: todo serían tiros libres.
Anota Rudy
Serbia nunca consiguió dar el paso definitivo para dejar a España tocada y ésta nunca se rindió después de acumular varias desventajas de ocho puntos. En la primera ocasión un triple de Garbajosa respondió al primero de Teodosic. Siempre exigida por el marcador, España sólo disfrutó en el inicio de la segunda parte con un parcial de 11-0, otra bomba de Navarro y los primeros puntos –¡por fin!– de Rudy (49-51, a los 22m 30s). Una antideportiva de chiste a Garbajosa a Krstic.
Persistió la selección, pero Reyes ponía más corazón que acierto, mermado por su lesión de cuello. Ahora funcionaban Marc Gasol y Rudy. La defensa había sido la clave –especialmente la zonal 2-3 como ante Grecia– para que España no se desconectase del partido, seguido en la grada por mitos del baloncesto como Bodiroga o Alberto Herreros y por el ex jugador del Madrid de fútbol Guti, instalado en Turquía tras su fichaje por el Besiktas.
Con tres puntos de desventaja (67-64) comenzó España el último cuarto, cuando más sufrió a Savanovic, unas veces elegante para sortear a sus defensores; otras, solo, con el tiempo para rascarse la cabeza o varias cosas más, antes de intentar el tiro. Sería otra vez Navarro quien más animase a España, a la que Savanovic no dejaba de hacerle un traje. A pesar de todo entre Garbajosa, Rudy y Navarro, que asistió a Marc para que machase a placer empataron a 89. Scariolo dijo que con 25’8 segundos por jugar no tenían que hacer falta, sino defender e intentar robar o coger el posible rebote. Un riesgo excesivo que podría haber salido bien, pero el triple de Teodosic no siguió la trayectoria del de Nocioni y sí entró… A España, que ha ganado cuatro partidos y ha perdido tres, sólo le queda el triste consuelo de quedar un peldaño por encima de los semifinalistas. Que el mejor puesto al que pueda aspirar sea un quinto puesto cuestiona la labor de Scariolo. “Esto sirve para recalcar lo difícil que ha sido lograr lo que hemos conseguido hasta este momento”, analizó, desconsolado, Pau Gasol en La Sexta. Esta vez era comentarista. Como peor se viven estas cosas, a pocos metros y sin poder hacer nada.
Serbia (27+22+18+25) 92: Teodosic (12), Rasic, Bjelica (14), Perovic (2), Velickovic (17) -equipo inicial-, Krstic (13), Tepic (2), Paunic, Markovic, Savanovic (15) y Keselj (17). España (23+18+23+25) 89: Rubio (3), Rudy (15), Navarro (27), Garbajosa (18), Gasol (13) -equipo inicial-, Raúl, Reyes (2), Vázquez (4), Llull (4), San Emeterio y Mumbrú (3).
“Es un momento muy jodido para nosotros”, relató, al borde de las lágrimas, Garbajosa en La Sexta. Una frase desgarrada, llena de rabia, de quien había perdido el balón en el último ataque, iniciado desde la banda por Navarro. Otra decisión cuanto menos discutible y muy sorprendente de Scariolo. Una frase reflejo de cuanto aconteció en el Sinan Erdem Dome de Estambul con una España que siempre tuvo el coraje de intentar encontrar respuestas, pero que no defendió bien una suerte que siempre ha caracterizado a los jugadores balcánicos: la muñeca. El partido siempre transcurrió entre los triples de Serbia: primero los de Velickovic (3/6) –desaprovechado en el Madrid por Messina–, después los de Bjelica (3/3) y Keselj (5/6), para continuar con Savanovic (2/4), nuevo jugador del Power Electronics tras su exitoso paso por el Cajasol de Sevilla. El hilo conductor del partido fueron los triples de Serbia y las canastas trabajadas hasta el límite de España, a la que su rival impedía correr y debilitaba una vez más en los rebotes, por mucho que las estadísticas dictasen un curioso dato: empate a 31 rebotes y con la distribución exacta, 21 defensivos y 10 ofensivos. Las capturas impedían a la selección funcionar como mejor sabe. Los árbitros, rizadores de rizo, no ayudaban a la causa (49-41 al descanso). España nunca se olvidó de la intensidad y de la tenacidad.
“No tenemos miedo”
Empequeñecido Ricky, testimonial Raül López y con Llull como experimento más que como realidad, a la selección le faltó un director sólido y eléctrico. Una rémora fundamental ante una Serbia que está dando pasos agigantados: ha crecido mucho en los últimos doce meses, desde que perdiese la final del Eurobásket de Polonia contra España ya en el primer cuarto. En Turquía ha ganado tres de los cuatro finales ajustados que ha jugado, pues perdió en dos prórrogas contra Alemania y ganó por tres a España, por dos a Argentina –descomunal Scola con 37 puntos en octavos ante Brasil–, y por uno a su vecina Croacia, con Rasic como protagonista –y secundario de lujo ante España, pues ni tan siquiera lanzó–. “No tenemos miedo”, había avisado Perovic, el único refuerzo del Barça para el próximo curso, antes del partido contra el grupo de Scariolo.
Conmueve ver cómo algunos jugadores se toman el ritual de los himnos y en el pabellón no había ninguno que viviese tanto ese momento como Krstic, el mismo que hace unos días estampó una silla en la cabeza del griego Bouroussis, y Velickovic, el primer agitador de una Serbia que empezó mejor. España encontró réplica en su líder natural sin Pau: Navarro, puro corazón y coraje. La Bomba ha sido siempre puntual en este Mundial para aparecer en los momentos más complicados de su equipo. También lo fue para replicar un parcial de 10-0 con el que el grupo de Ivkovic alcanzó la que sería su mayor ventaja en todo el partido (23-13 a los 7m 20s). Con Navarro como impulsor, España exprimió la diferencia a cuatro puntos, y la dejó en tres con la segunda unidad en pista, con la única canasta de Mumbrú. Los secundarios no tuvieron un papel decisivo como ante Grecia. Vázquez, por ejemplo, empezó inmenso en el segundo cuarto con un tapón a Krstic y otro casi seguido a Markovic, pero luego le cargaron con dos personales seguidas por dos acciones de bloqueo en movimiento muy rigurosas. Con ese criterio para seguir un partido de baloncesto se necesitaría una tumbona y muchas provisiones: todo serían tiros libres.
Pau Gasol vivió el partido como comentarista de La Sexta -EFE. |
Anota Rudy
Serbia nunca consiguió dar el paso definitivo para dejar a España tocada y ésta nunca se rindió después de acumular varias desventajas de ocho puntos. En la primera ocasión un triple de Garbajosa respondió al primero de Teodosic. Siempre exigida por el marcador, España sólo disfrutó en el inicio de la segunda parte con un parcial de 11-0, otra bomba de Navarro y los primeros puntos –¡por fin!– de Rudy (49-51, a los 22m 30s). Una antideportiva de chiste a Garbajosa a Krstic.
Persistió la selección, pero Reyes ponía más corazón que acierto, mermado por su lesión de cuello. Ahora funcionaban Marc Gasol y Rudy. La defensa había sido la clave –especialmente la zonal 2-3 como ante Grecia– para que España no se desconectase del partido, seguido en la grada por mitos del baloncesto como Bodiroga o Alberto Herreros y por el ex jugador del Madrid de fútbol Guti, instalado en Turquía tras su fichaje por el Besiktas.
Con tres puntos de desventaja (67-64) comenzó España el último cuarto, cuando más sufrió a Savanovic, unas veces elegante para sortear a sus defensores; otras, solo, con el tiempo para rascarse la cabeza o varias cosas más, antes de intentar el tiro. Sería otra vez Navarro quien más animase a España, a la que Savanovic no dejaba de hacerle un traje. A pesar de todo entre Garbajosa, Rudy y Navarro, que asistió a Marc para que machase a placer empataron a 89. Scariolo dijo que con 25’8 segundos por jugar no tenían que hacer falta, sino defender e intentar robar o coger el posible rebote. Un riesgo excesivo que podría haber salido bien, pero el triple de Teodosic no siguió la trayectoria del de Nocioni y sí entró… A España, que ha ganado cuatro partidos y ha perdido tres, sólo le queda el triste consuelo de quedar un peldaño por encima de los semifinalistas. Que el mejor puesto al que pueda aspirar sea un quinto puesto cuestiona la labor de Scariolo. “Esto sirve para recalcar lo difícil que ha sido lograr lo que hemos conseguido hasta este momento”, analizó, desconsolado, Pau Gasol en La Sexta. Esta vez era comentarista. Como peor se viven estas cosas, a pocos metros y sin poder hacer nada.
Serbia (27+22+18+25) 92: Teodosic (12), Rasic, Bjelica (14), Perovic (2), Velickovic (17) -equipo inicial-, Krstic (13), Tepic (2), Paunic, Markovic, Savanovic (15) y Keselj (17). España (23+18+23+25) 89: Rubio (3), Rudy (15), Navarro (27), Garbajosa (18), Gasol (13) -equipo inicial-, Raúl, Reyes (2), Vázquez (4), Llull (4), San Emeterio y Mumbrú (3).
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