Velickovic, inédito en Vitoria, felicita a Tucker tras el partido -ACB Photo / Lino González. |
Se hace extraño ver a un tirador que no tira. Y más a un jugador como Clay Tucker (Lima, Ohio, EE UU, 1980), apodado en su periplo en Sevilla como Fucker por su facilidad para anotar (llegó a meter 37 en Valencia) y para perseverar en el intento, como bien pueden corroborar los aficionados del DKV Joventut. En el Fernando Buesa Arena Tucker estaba ausente en los detalles que se recogen en una estadística: tres tiros fallados, un rebote y otra asistencia en menos de un cuarto de hora. Y así continuó hasta a falta de 26’2 segundos para el final, cuando Tucker cumplió con su cometido –que para eso le ficharon, se supone– metiendo un triple para poner otra vez de nuevo al Real Madrid un punto por delante, tras ir casi siempre a remolque. Huertas perdió la pelota en el siguiente ataque y San Emeterio, minúsculo por un día tres puntos con 1/7), no tuvo más remedio que hacerle falta personal al propio Tucker, que no despercudió los tiros libres como había hecho el Caja Laboral en el último tramo. El tirador se destapó al final con cinco puntos en el parcial de 1-13 definitivo para reconfortar a un conjunto de Messina que necesitaba un triunfo de prestigio así, concretado en 67-72, en una cancha en la que no ganaba desde la temporada 2006-2007. “Una victoria que nos puede ayudar mucho a crecer”, reconoció el técnico italiano. De momento a su equipo le sirve para reforzar el liderato, a la espera del resultado del Barça-DKV Joventut de este domingo. De vencer los azulgrana en el derby, podrían empatar a triunfos en el primer puesto con el Real Madrid el próximo día 30 en el Palau.
Tucker decidió un encuentro alocado, lo que en fútbol se diría un correcalles. Un baloncesto pasional marcado por los desajustes y bloqueos del contrario para imponer las virtudes propias. Por ejemplo, el Caja Laboral necesitó 15 lanzamientos y casi 31 minutos para anotar su primer triple, pero en poco más de cinco minutos festejó cuatro (dos de ellos de Teletovic, que venía de igualar la mejor marca en Euroliga en Kaunas con nueve) para ponerse 66-59 (a 3m 22s). De ahí al final el conjunto de Ivanovic se bloqueó, tanto como para sólo anotar dos tiros libres. Un balance irrisorio ante cualquier rival y más si cuenta con Reyes y Suárez en buena forma, y Prigioni no le presta atención al homenaje de la grada por haber forzado su salida a Madrid. El pívot (21 puntos y cuatro rebotes) hizo una entrada como Pedro por su casa, el alero (15 y 7) no falló desde la línea de personal y el base (cuatro asistencias) habilitó a Fisher para que machase, además de capturó el rebote ofensivo que precedió al triple de Tucker.
Barac, a ritmo de Benny Hill
Ivanovic reconoció que a su equipo le faltó durante bastante tiempo eso, comulgar con la idea de colectivo, además de jugar rematadamente mal en el tramo final. Nada que ver con su gran segundo cuarto, en el que llegó a tener un parcial a favor de 13-0 (30-22 a los 15m 36s) que neutralizaba la superioridad en el período inicial de los visitantes, con Reyes imperial y Fisher puntilloso, en un duelo que durante muchos momentos se centró en los jugadores interiores (debutó con seis puntos Sow en los locales, -7 para Haislip), peleados como estaban los exteriores con la puntería. Barac (19 puntos, 15 en el segundo período) anotaba tan rápido, tan fácil y con tanta contundencia y velocidad que el tema que sonó en el Buesa Arena tras un tiempo muerto –la canción del popular humorista Benny Hill– parecía un homenaje al jugador. Cada vez que sonaba la canción en la serie, aparecían en la pantalla varias personas de un lado para otro, a un ritmo imposible, como se movía Barac. El encargado de poner la música en el Fernando Buesa Arena se mantuvo fiel a su predilección por la del Equipo A.
En baloncesto el equipo A sería el titular y ambos entrenadores se pusieron de acuerdo para sorprender en su quinteto inicial y, en concreto, con el base de inicio, así Ribas sentó a Huertas y Prigioni por Sergio Rodríguez. Logan secó al principio a Prigioni, decisivo en el tramo final. Comenzó mejor el Madrid y se repuso Caja Laboral, que llegó a tener una ventaja de 10 puntos hasta del descanso (36-26 a los 18m 18s) y que vio cómo su rival se reponía a la ausencia de Reyes en el banquillo de Reyes por sus cuatro personales (Messina arriesgó teniéndolo en pista cuando el pívot cordobés cometió la tercera anda más empezar la segunda parte). A los visitantes les sostuvo el temple de Suárez, al que se podría apodar suma-y-sigue, siempre fiable, y Sergio Rodríguez. Cuatro triples impulsaron a los locales, acomplejados e imprecisos en el desenlace, ante el mayor oficio del Real Madrid y el oportunismo de un tirador que apenas tiró.
Caja Laboral (17+21+12+17) 67: Logan (7), Ribas (8), San Emeterio (3), Teletovic (18), Barac (19) –quinteto inicial–, Huertas (2), Oleson (2), Sow (6) y Bjelica (2).
Real Madrid (22+9+18+23) 72: Prigioni (2), Llull (7), Suárez (15), Reyes (21), Fischer (12) –quinteto inicial–, Rodríguez (6), Tucker (5), TomicGarbajosa, Vidal y Mirotic.
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