Lorenzo celebra en el podio su primer triunfo en MotoGP en Mugello -EFE. |
Lo persiguió sin descanso hasta conseguirlo. Sólo los valientes se enfrentan directamente a sus miedos y Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) no se reserva, sino que se vacía al límite. Un instinto que le define y que ya había demostrado en Assen remontando hasta la sexta posición después de que Marco Simoncelli le arrastrase en su caída. En Mugello, sin percances de por medio, Lorenzo corrió “totalmente con el corazón” y maravilló con una remontada precisa y preciosa: en la salida se plantó segundo partiendo desde el quinto puesto y por el exterior; después no se puso nervioso cuando Casey Stoner se escapó ni cuando le superó Andrea Dovizioso. La réplica del mallorquín para sus únicos dos rivales por el título salvo sorpresa llegó en un mismo punto, el más mítico del circuito de Mugello, la bajada Casanova Savelli. Allí concretó un triunfo de autor y balsámico, el segundo del curso tras Jerez, que le permitió recortar nueve puntos al líder, Stoner, del que está a 19, y citarse con dos récords españoles: igualó las 37 victorias de Jorge Martínez Aspar –sólo les supera Ángel Nieto con 90– y superó, con 16 victorias, la marca de Àlex Crivillé en la máxima categoría. Después de ser segundo las dos últimas temporadas Lorenzo pudo celebrar por fin su primer triunfo en Mugello, triste por el sexto puesto de Valentino Rossi, pero satisfecho por el segundo puesto de Dovizioso, que le hizo el favor del día a Lorenzo superando a Stoner en el último giro, por el interior y después de colarse el australiano en una jornada imborrable para el motociclismo español, que en el GP de Italia completó el décimo triplete de su historia. Nico Terol ganó en 125cc superando a Johann Zarco en la última recta –Maverick Viñales fue tercero–, mientras que Marc Márquez venció en Moto2 al líder, Stefan Bradl y Bradley Smith.
Entre la broma y el sacar pecho a veces sólo hay matices. Durante la vuelta de honor Stoner felicitó a Lorenzo y le dijo había quedado segundo. Así que el mallorquín pensó que le había quitado cinco puntos en vez de nuevo y lo soltó ante ante las cámaras. El periodista le corrigió: “Ah, ¿ha hecho tercero? ¡Mejor aún!”. De peor humor estaba Stoner, que llegó a tener tres segundos de margen y que achacó su derrota a la decisión de Honda, que después del warm up no cambió la presión de los neumáticos, con lo que “se fueron degradando más”. El australiano dijo que prefirió “aguantar y no arriesgar”. Un discurso, pues, con el que restó méritos a la reacción de su rival, que también le birló el récord del circuito. Hasta ahora la mejor marca databa del curso pasado y correspondía a Dani Pedrosa, el primero en 2010 en vencer a Lorenzo. Esta vez, tras su caída en Le Mans y perderse tres carreras, acabó en una digna octava posición.
El ojo de Rossi
El 12º puesto era el punto de partida de Rossi, que trabaja con más ilusión para la Ducati de 1000cc del año que viene que para la de esta temporada, lejos de las mejores, brava como algunas olas del mar. Il Dottore llevaba puesto un caso con su ojo en grande, recordando que el año pasado perdió sus opciones al Mundial en Mugello en una aparatosa caída en que se fracturó la tibia y el peroné de su pierna derecha. Rossi estaba nervioso porque su entonces compañero de equipo, Lorenzo, había ganado las tres carreras disputadas. Nueve, siete consecutivas desde 2002 a 2008, acumula Rossi en su casa, donde nunca había quedado tan mal como esta vez: sexto y después de batallear con Edwards, Bautista, Barberá y compañía.
Hay rencillas que difícilmente se cerrarán nunca: Il Dottore fue a saludar con sus seguidores el sexto puesto justo en el momento en el que Lorenzo recibió el trofeo de vencedor. “Siempre hace estas cosas”, resolvió el mallorquín, que fue irónico con la reacción de la grada: “No sé si estaban pitando o contentos por la sexta plaza de Valentino”.
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