Si se dispone de tiempo, paciencia y un cierto espíritu aventurero la mejor manera de recorrer una ciudad desconocida es olvidarse de mapas, GPS y otros inventos y caminar. En definitiva, dejarse perder un rato para saber dónde se está después. Así, sin nada planificado las sorpresas son continuas. Ésa es la recomendación de este periodista para leer Basquetmania. 25 anys viatjant amb el bàsquet català i europeu, de Jordi Robirosa: olvidarse del índice y de la contraportada y encadenar un capítulo tras otro sin saber sobre qué o quién irá el siguiente.
No tiene pérdida el segundo libro del periodista de TV3 tras el inicial sobre sus peripecias y experiencias en la NBA: Robirosa escribe 20 historias con un lenguaje sencillo, visual y descriptivo, y añade algunos guiños corporativos, como cuando se refiere al TN vespre: “De largo el más visto de Cataluña”. Explica relatos que sirven para que los aficionados al deporte y a la canasta en particular descubran situaciones variopintas de algunos de los baloncestistas que compiten (o lo han hecho) por las pistas del baloncesto europeo y catalán.
Robirosa no es un hombre de club, por mucho que sobre todo comente los partidos del Barça con la colaboración de su inseparable Nacho Solozábal, ni tampoco pasa por ser un forofo vestido con americana y un micrófono en la mano. Es un profesional capaz de meterse en la piel del entrevistado y reaccionar rápido, como demostró en la sucesión de conversaciones rápidas con atletas en el Europeo de Barcelona del año pasado. En la medida de sus posibilidades, intenta promocionar el deporte, especialmente el menos seguido y reconocido, como deja constancia en este libro, que ya avanzó que estaba preparando en la entrevista concedida a Cronómetro de Récords hace dos años. Entonces desveló que suele apuntarse las ideas que se le pasan por la cabeza, aquello que le llama la atención, le sorprende, le inquieta o aquello que hace o vive.
Tiene muchas libretas con apuntes que se podrían traducirse en obras en la línea de Basquetmania o de la obra anterior, A prop de les estrelles de l’NBA: 20 anys viatjant pel món del bàsquet. Historias desde dentro, desde la confianza y el respeto por los entrenadores y jugadores, pero sin servilismo. Porque si a Robirosa no le gusta algo lo dice o lo escribe, no tiene problemas. No faltan ejemplos en el texto.
No tiene pérdida el segundo libro del periodista de TV3 tras el inicial sobre sus peripecias y experiencias en la NBA: Robirosa escribe 20 historias con un lenguaje sencillo, visual y descriptivo, y añade algunos guiños corporativos, como cuando se refiere al TN vespre: “De largo el más visto de Cataluña”. Explica relatos que sirven para que los aficionados al deporte y a la canasta en particular descubran situaciones variopintas de algunos de los baloncestistas que compiten (o lo han hecho) por las pistas del baloncesto europeo y catalán.
Robirosa no es un hombre de club, por mucho que sobre todo comente los partidos del Barça con la colaboración de su inseparable Nacho Solozábal, ni tampoco pasa por ser un forofo vestido con americana y un micrófono en la mano. Es un profesional capaz de meterse en la piel del entrevistado y reaccionar rápido, como demostró en la sucesión de conversaciones rápidas con atletas en el Europeo de Barcelona del año pasado. En la medida de sus posibilidades, intenta promocionar el deporte, especialmente el menos seguido y reconocido, como deja constancia en este libro, que ya avanzó que estaba preparando en la entrevista concedida a Cronómetro de Récords hace dos años. Entonces desveló que suele apuntarse las ideas que se le pasan por la cabeza, aquello que le llama la atención, le sorprende, le inquieta o aquello que hace o vive.
Tiene muchas libretas con apuntes que se podrían traducirse en obras en la línea de Basquetmania o de la obra anterior, A prop de les estrelles de l’NBA: 20 anys viatjant pel món del bàsquet. Historias desde dentro, desde la confianza y el respeto por los entrenadores y jugadores, pero sin servilismo. Porque si a Robirosa no le gusta algo lo dice o lo escribe, no tiene problemas. No faltan ejemplos en el texto.
El aficionado puede conocer el porqué de fichajes frustrados, leer en primera persona experiencias de pura supervivencia –y también de miedo– y de reivindicación de su oficio del propio Robirosa, reconocimientos de clubes y personajes. O una breve explicación –un tanto discutible y arriesgada– del ascenso del baloncesto a principios de los 80.
No se descifra ni se llega al Robirosa público sin la americana, el micrófono, la barba bien poblada y la sonrisa de satisfacción. De satisfacción y de pasión, porque es apasionado, pero no se pierde en fanatismos baratos ni utiliza el micrófono como si estuviese en un bar como hacen otros. Tiene carisma –aunque no necesita abuela– y a veces quiera tener tan informado al espectador que le cuenta lo que hace al descanso o antes del partido. En su día comentó que se había acercado a Carlos Cabezas para que le dijese por qué se fue de Unicaja –el jugador dijo que era porque no aguantaba a Aíto, entonces el entrenador del club malagueño–. Una información valiosa que podría ser un titular. Menos relevante es que confiese que ha saludado a éste o aquél, un gesto de autohomenaje o un guiño para hacer más partícipe al espectador, según cómo se mire. O quizás ambas cosas.
El poder de Robirosa es la palabra, las teclas y el micrófono, pero también su confianza. En 2006 cuando Allen Iverson apareció en Barcelona horas antes de jugar un amistoso con los Philadelphia 76ers ante el Barça dribló a la nube de periodistas que rodeaba al jugador para hacerle tres o cuatro preguntas. Después se marchó diciéndole a su cámara: “venga, ya está, ya lo tenemos”. El jugador tardó unos segundos en dejar de hacer declaraciones y el periodista había cumplido con su cometido y con el micrófono de su empresa a la altura de la boca de la estrella.
Título: Basquetmania. 25 anys viatjant amb el bàsquet català i europeu. Autor: Jordi Robirosa. Ed.: Columna. Páginas: 264. Valoración: 3.9 de 5.
2 comentarios :
Gran Jordi! Qué hay de tu vida crack!?!?
¡Hombre, Javi! Pues muy liado, la verdad. ¿Tú qué tal?
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