El pívot de Baltimore surge en el último cuarto para reconducir a un Barça discontinuo ante un Partizan infatigable en la Euroliga (67-60)
Dorsey, a punto de machacar - ACB Photo. |
Es un tipo duro por dentro y por fuera. Joey Dorsey (Baltimore, Maryland, Estados Unidos, 1983) tiene una historia difícil. Su padre lo abandonó a los dos años y su madre le insistió para que no jugase en la calle a su deporte favorito, el baloncesto, porque hacerlo en un barrio repleto de problemas era un peligro constante. Pero Dorsey se tapó las orejas y trabajó sin descanso para marcharse de aquel infierno gracias a su pericia bajo el aro. En su último curso en Baltimore brilló en su instituto, Frederick Douglass. Después hizo dos
años extra de preparatorio para poder estudiar en la Universidad de Memphis. Fue en 2008 cuando Dorsey aterrizó en la NBA, en concreto en Houston Rockets, una etapa que alternó con su paso por Rio Grande Valley Vipers de la D-League. Pasó sin brilló por Sacramento Kings y Toronto Raptors antes de su fugaz periplo en el Baskonia, de ser campeón de la Euroliga con el Olympiacos y de bordarlo en la Liga turca con el Royal Hali Gaziantep. Este verano Dorsey se convertía en el primer refuerzo del Barça, al que llegó como sustituto de Jawai. Antes de presentarse en competición oficial lo hizo en Twitter retratándose sin camiseta en el espejo. La imagen causó furor: es puro músculo, mide entre 2'01 y 2'04 metros -según la fuente que se consulte- y pesa más de 120 kilos. Semanas después de la anécdota, Dorsey ya es un comodín de lujo para Xavi Pascual y resultó decisivo con 8 puntos, 10 rebotes (cinco ofensivos y otros tantos defensivos) en el escaso estreno en la Euroliga ante un Partizán infatigable (67-60) como lo había sido el domingo para remontarle 17 puntos al Valencia Básket.
"Le he dicho a Xavi [Pascual] que estaba muy motivado hoy", le confesó a Víctor Lavagnini en Esport 3: "Quiero ser un jugador de equipo. Ayudar al grupo es mi objetivo". Dorsey cambió el curso de un partido que hasta su gran irrupción los azulgrana solo habían llegado a dominar por 45-40, a los 29m 57s, con los primeros cuatro puntos de Lampe. El pívot de Baltimore voló para hacerse con un rebote ofensivo tras un error de Lampe y machacó a una mano. Justo después capturó dos rebotes en ataque y Navarro sumó su única canasta en juego, un triple (50-42 a 8m 3s) que no hizo bajar los brazos a un Partizán tan tierno como perseverante y ambicioso.
Los serbios habían sido liderados por su capitán Westermann -"hemos cometido muchos errores (hasta 17 pérdidas, casi el doble que el Barça)" y que en el epílogo resistió cuanto pudo gracias al tesón de Milosavljevic, que puso el 62-58 a 1m 11s. Tomic anotaría dos tiros libres seguidos -noticia, pues su equipo falló 8 de 19, Papanikolaou 2 de 7- y Huertas, fantástico en la dirección, repartiría su décima y última asistencia para el pívot croata. Era la 6.000ª canasta del Barça en la historia de la Euroliga, de un equipo que es consciente de que debe mejorar muchas cosas. "Nos faltó un poco de feeling en ataque y ellos nos cogieron muchos rebotes", cerró, crítico, Lampe.
BARÇA 67 (17+11+17+22): Huertas (10), Abrines (8), Papanikolaou (13), Lampe (6), Tomic (13) —quinteto inicial—; Dorsey (8), Sada (2), Navarro (4), Todorovic (2), Hezonja (0) y Nachbar (1). PARTIZÁN 60 (18+11+14+20): Westermann (10), Kinsey (4), Milosavljevic (15), Lauvergne (9), Musli (8) —equipo inicial—; Dallo (0), Bogdanovic (8) y Gagic (6). Árbitros: Sahin (Ita.), Piloidis (Gre.) y Kowalski (Pol.). Eliminaron a Milosavljevic y Gagic. Palau Blaugrana. 4.850 espectadores.
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