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En un par de frases se resume cuánto llega a ser de competitivo y combativo un campeón a pesar de haber ganado en India su cuarto título mundial con tres pruebas de margen. "Estoy triste de que haya terminado la temporada. Es increíble haber ganado todas esas carreras", reconoció en Brasil, en la última Sebastian Vettel (Heppenheim, Alemania, 1987). No quería dar carpetazo al mejor curso de su carrera en el que, al volante de un RB9 intratable, ha sumado 397 puntos, cinco más que en 2011, cuando acumuló 11 triunfos.
En este 2013 Vettel ha devorado 13 triunfos, con lo que iguala el récord de 2004 de su ídolo, Michael Schumacher. Una gesta que relativizó en el circuito de Interlagos, en su novena victoria de carrerilla: "Antes era muy diferente. Las carreras mucho más largas con muchas más cosas que se rompían. Ahora es todo mucho más profesional". La temporada ha sido tan perfecta para Vettel que sus peores posiciones son dos cuartos puestos (en Shanghái y Montmeló) y una retirada en Silverstone, y su gran rival, Fernando Alonso, acabó con 155 puntos menos. Eso sí, el asturiano aprovechó esas únicas tres jornadas de debilidad del alemán para ganar en China y en el Circuit de Catalunya y ser tercero en Gran Bretaña. La misma posición con la que acabó un Mundial sin historia en Brasil. Webber, en su despedida de Red Bull, fue segundo.
En este 2013 Vettel ha devorado 13 triunfos, con lo que iguala el récord de 2004 de su ídolo, Michael Schumacher. Una gesta que relativizó en el circuito de Interlagos, en su novena victoria de carrerilla: "Antes era muy diferente. Las carreras mucho más largas con muchas más cosas que se rompían. Ahora es todo mucho más profesional". La temporada ha sido tan perfecta para Vettel que sus peores posiciones son dos cuartos puestos (en Shanghái y Montmeló) y una retirada en Silverstone, y su gran rival, Fernando Alonso, acabó con 155 puntos menos. Eso sí, el asturiano aprovechó esas únicas tres jornadas de debilidad del alemán para ganar en China y en el Circuit de Catalunya y ser tercero en Gran Bretaña. La misma posición con la que acabó un Mundial sin historia en Brasil. Webber, en su despedida de Red Bull, fue segundo.
"No hemos tenido la mejor relación, pero sí tenemos mucho respeto el uno por el otro", dijo Vettel, al que no paró ni una pésima segunda parada de su equipo, sobre el australiano, que negó estar llorando en el podio: "No son lágrimas. Solo es el viento. Ha sido un buen final para mi carrera en la Fórmula 1". Esta vez Webber le ganó la partida a su amigo Alonso, al que le hubiese gustado que hubiese llovido antes y mucho más para aspirar a la victoria. En todo caso, no se subía al podio desde Singapur: "Esperamos comenzar la próxima temporada en una dirección completamente distinta. Tenemos muchas ganas".
La despedida de Felipe Massa
En Red Bull, que festejó su cuarto doblete del curso, despidieron con honores a Webber colocándole la bandera de Australia en el RB9 y un cartel conmemorativo de su paso por la escudería. También en Ferrari estaban de despedidas e ingenieros y mecánicos le hicieron el pasillo a Felipe Massa, el piloto que cruzó como primero y campeón del mundo la línea de meta en Interlagos en 2008. El adelantamiento de Lewis Hamilton a Timo Glock en los últimos metros frustró a Felipinho. Desde entonces el brasileño, el segundo piloto que más veces ha corrido con Ferrari (139) tras Schumacher (180), no ha vuelto a ganar, aunque lo pudo haber hecho en aquel GP de Alemania de 2010, cuando el equipo le obligó a dejar pasar a Alonso.
Felipinho soñaba con subirse al menos a podio y después de una buena salida -partía noveno-, la rotura del motor de Grosjean y su pericia -engulló a los dos Mercedes- se colocó cuarto. Hasta que desde dirección de carrera le advirtieron que había pisado la línea blanca del pit lane y que tenía que hacer un drive-through. No le sentó nada bien la sanción a Massa, que solo pudo ser séptimo en su último día compitiendo con Ferrari, ya que a partir de ahora lo hará con Williams. El paulista aseguró que Alonso le había prometido que le dejaría pasar si estaban juntos en la última vuelta. Un pacto que el asturiano corroboró y que no pudo materializarse. En su adiós a McLaren el Checo Pérez remontó 13 posiciones para acabar sexto. Hasta diez mejoró su compañero Button, cuarto. Mientras que Rosberg fue quinto y Hamilton, noveno, para asegurar el subcampeonato de constructores para Mercedes en un año monopolizado por Vettel.
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