"Hicimos lo que reclamaba el partido", señala al autor de Cronómetro de Récords el técnico del Valencia, artífice de una remontada (2-3) ante un Barça desorganizado y débil en defensa
Pizzi dando instrucciones durante el partido - EFE. |
Los periodistas repasan los goles de la jornada en los monitores de la sala de prensa Ricard Maxenchs del Camp Nou, colocan las cámaras y abren sus portátiles a que la espera de que aparezca el protagonista de la tarde.
—Perdona mi indiscreción, pero he leído el inicio de tu crónica en el ordenador y el Barça lleva 59 jornadas consecutivas como líder y no 50 —le dice un periodista a otro.
—Es verdad, son 59. Muchas gracias.
—De nada, hombre. Para eso estamos. Pones también que hacía casi 20 años que el Valencia no le ganaba al Barça en Liga. No hace tanto. Es posible que la última vez fuese en la temporada 2003-2004, la última de Rafa Benítez y en la que el Valencia fue campeón, pero no lo sé seguro [así es, el 5 de octubre de 2003 con gol de Oliveira].
Mientras los dos colegas de profesión hablan de datos, se presenta Juan Antonio Pizzi (Santa Fe, Argentina, 1968), al fin y al cabo el artífice de la conversación, de que el Barça pueda perder su condición de líder esta jornada si el Atlético no falla en el Calderón ante la Real Sociedad y el Madrid supera la trampa de San Mamés. Al Lagarto Pizzi se le ve relajado. Se sienta y saluda a un periodista con el que trató hace más de 15 años, en su etapa como jugador en el Barça. La mayoría de los presentes no ejercía en ese tiempo, pero seguro que vieron sus partidos como revulsivo sobre todo con Robson y en el Camp Nou, con el memorable 5-4 ante el Atlético en la Copa del Rey como cita más recordada. Esta vez, en su primera visita como entrenador, ha vuelto a ser decisivo para que el Valencia ganase 2-3 tras sobrevivir con 1-0 al vendaval local.
De lo primero que habla Pizzi es de ambición, de que no habrá rival ni otro entrenador que tenga más que él y sus jugadores: "No podemos dejar que nos superen en ese aspecto, que es el único que depende de nosotros". El Valencia tiene más fe y más intensidad desde que lo dirige un Pizzi que ha convencido de sus posibilidades a los jugadores, que se exprimen al máximo, por más que poco tienen que decir en los primeros minutos. En el sexto les sorprende la vaselina de Alexis tanto como al goleador chileno, que pretende el centro. A los visitantes les salva entonces el oficio de su pareja de centrales, Ricardo Costa y Mathieu, y la agilidad de Diego Alves, una araña rectificando en el aire para despejar un cabezazo del propio Alexis.
Empata Parejo
Alcácer era el punta en un Valencia que se defiende como puede y al que le falta oxígeno. Oriol Romeu calcula mal la distancia y la potencia en su envío para Feghouli y los azulgrana acumulan córners a favor, disparos desde lejos y alguna diablura de Messi, capaz de regatear en una baldosa. Aunque fue el primer saque del Valencia el que deja helado al Camp Nou cuando Ricardo Costa no acierta a marcar de cabeza con la portería vacía tras una nefasta salida de Valdés. Justo después el balón le llega a Pizzi, que se la cede a Dani Alves para que saque de banda. Piqué está atento para rebañársela a Alcácer y Parejo se entiende con Feghouli para empatar a uno antes del descanso, en el que los marcadores del Camp Nou los jugadores felicitan el año chino. Ya se sabe, los sentimientos son globales.
En el vestuario ambos equipos se intercambian los papeles y el Valencia pasa a controlar el encuentro, gana maldad y pillería, la que le sobra a Piatti para aprovechar la falta de entendimiento de Alves y Valdés y rematar de cabeza pese a su estatura (1'63 metros). El Barça tiene suerte de que le concedan un penalti inexistente por presunta mano de Ricardo Costa. Messi aprovecha el regalo para romper su racha de 606 minutos sin marcar en Liga (2-2). Lo lamentó Pizzi, que se rascó la cabeza y miró hacia su banquillo, pero la solución estaba entre sus titulares. Otra vez Feghouli corrió como una flecha y esta vez Alcácer no perdona la indolencia de la defensa azulgrana.
Expulsión de Jordi Alba
La entrada de Iniesta por Xavi no es suficiente para un Barça que apenas tiene opciones de empatar, una tras un lío de Diego Alves ante Busquets y la otra, una jugada de tiralíneas que casi concreta Messi en el descuento, un cuarto de hora después de la expulsión de Jordi Alba por doble amarilla. Pizzi se ha cansado de pedir calma a sus jugadores, de salir varias veces del área técnica en los minutos finales para hacer llegar su mensaje lo más lejos posible y hace debutar a uno de los múltiples fichajes de invierno de su equipo, Vargas, que no puede tener un debut más feliz en el Camp Nou.
Pizzi se muestra muy satisfecho en la rueda de prensa, donde contesta a las preguntas del autor de Cronómetro de Récords.
—Juan Antonio, primero te quería preguntar si el equipo en la segunda parte se ha parecido al Valencia que aspiras tener. Después, si has seguido el campeonato de Javi Clemente [la Copa de África de Naciones con Libia] y, por último, saber qué has sentido, qué se te ha pasado por la cabeza tras volver al Camp Nou y si se te ha venido algún recuerdo de tu etapa como jugador del Barça.
—Este... De lo primero ya me olvidé. ¿Qué me dijiste lo primero?
—Si el Valencia de la segunda parte se parece al Valencia que pretendes.
—Ah. En realidad es muy difícil evalucionar eso cuando juegas contra un rival como el Barça. Me gusta más tener el papel protagonista como lo tiene el Barça. Creo que nosotros fuimos protagonistas de una forma diferente a la que incluso prefiero. Hicimos lo que correspondía, lo que reclamaba el partido y tuvimos el premio del triunfo. Con respecto a Javi. Sé que está trabajando en el extranjero. He hablado hace poquito con él. Lógicamente, le sigo y le deseo lo mejor en su carrera profesional y en su parte humana, que es lo que más me interesa.
—La final [contra Ghana, ganó la Libia de Clemente en los penaltis] es a las siete.
—Ah. Ahí la veremos entonces. Y sobre la última pregunta, el Nou Camp... Para mí es un privilegio, un lujo y un gran orgullo haber representado a esta institución, haber recibido el trato que recibí e indudablemente mi carrera deportiva está marcada por el paso por este club. Así que todo lo que me pase acá me causa mucha felicidad.
Antes de despedirse, Pizzi no se olvida de hacer referencia al mazazo del día, la muerte de Luis Aragonés, por el que se guarda un minuto de silencio antes del partido. Quiere mandarle sus condolencias a la familia: "No tuve la suerte de tenerlo como entrenador. Sí que he sabido el legado que ha dejado como entrenador por la manera de trabajar y de vivir".
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