Anna Caula - Foto: Pere Masó / esportfemeni.com. |
Nunca será ni la millonésima parte (re)conocida que cualquiera de los peinados de Cristiano Ronaldo ni de los estornudos de Messi, por poner un par de ejemplos futboleros, pero su repercusión va más allá de su espacio en los medios. Solo los especializados y los que siguen el baloncesto femenino se percataron de su anuncio del viernes. Anna Caula dejaba el banquillo del Uni Girona, equipo de la Liga Femenina, tras seis años con un ascenso, dos terceros puestos y tres quintos, y dos presencias en la Copa de la Reina como
recorrido. Una pésima noticia para personas como Jonathan, el hermano de un amigo, al que le recomendé que revisara los tiempos muertos de la entrenadora catalana. Entusiasmado, se los acabó enseñando a sus pupilas en los entrenamientos.
Un legado es eso, que un discurso en ese tiempo de consejos traspase fronteras y pueda ser aprovechado por otros colegas. Porque Anna Caula habla y no grita, atiende y no impone, y orienta y exige con naturalidad, como bien saben sus jugadoras. En sus tiempos muertos combina el catalán con el castellano y el inglés, y llega a todas con un tono pedagógico, de profesora que despierta incluso al estudiante más pasota. Una entrenadora global a la que tuve la suerte de entrevistar en la Copa de la Reina de Arganda del Rey. Rescato su idea de motivar: “Hay que conocer a la persona y después es más fácil llegar a ella como jugadora. Hay tres pasos, la técnica, la táctica y la parte mental. Si eres capaz de conocer a la gente, lo demás es más fácil”. “Dicen que crecer en casa es difícil, que hace falta irse para que te valoren. Yo puedo decir en voz bien alta que, para mí, que eso no es cierto”, remató en su despedida del Uni, al que seguirá vinculado. Por suerte también continuará como entrenadora de la sub 20.
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