Víctor Lapeña, Miguel Méndez, Jordi Fernández y Evaristo Pérez analizan a la jugadora de Cadí La Seu, la mejor nacional del inicio de Liga
Tamara Abalde ante Noemí Jordana en la final de la Lliga Catalana. Foto: M.A. Chazo / FCBQ. |
La persona más alta del local parecía estar en otro mundo, mientras sus amigos hablaban entre ellos y Soho bailaba a ritmo de funk, soul o rock. A principios de agosto de 2006, días después de ganar el Europeo sub 18 de Tenerife, Tamara Abalde (Ferrol, A Coruña, 1989) se tomaba un respiro en un taburete del desaparecido pub vigués. “Tamara fue fundamental por su polivalencia, jugando en el poste o en 6,75 hacía mucho daño ofensivo. En la final contra Serbia (Petrovic, Dabovic, Milovanovic…) tuvo una actuación destacada en un grupo de jugadoras espectacular”, recuerda Miguel
Méndez, técnico del Famila Schio y que la dirigió en el torneo y en el Celta.
Con 16'7 puntos, seis rebotes y 18'3 de valoración de media, Tamara Abalde es la mejor jugadora nacional en el arranque de curso de la Liga Femenina. En Cadí La Seu la ala-pívot gallega ha aparcado dos temporadas discontinuas en Perfumerías Avenida y atesora los mejores números de su carrera, también en cuanto a acierto en tiros de dos (60%). “Supongo que estar en un grupo humano muy homogéneo le ayuda a jugar con confianza y exprimir su polivalencia”, reflexiona Miguel Méndez: “El trabajo del staff y la seguridad que transmite un club modélico en la gestión en los últimos años también habrá influido”. La propia Tamara Abalde enumeró el martes los factores de esa progresión en La Hora de Lok@s, de Pasión por el baloncesto radio: “la madurez, la experiencia, los minutos que estoy teniendo y la confianza del entrenador”.
“Me alegro muchísimo de que haya encontrado su sitio, el equipo y el técnico para demostrar su calidad, que es tremenda”, interviene Evaristo Pérez, quien apostó por la ala-pívot gallega en la selección absoluta de los Juegos Olímpicos de Pekín (2008, quinto puesto) y el Europeo de Letonia (2009, bronce). Tamara Abalde llegó a la cita olímpica tras jugar una temporada en la NCAA con la Universidad de Lamar, donde estableció el récord de anotación histórico del equipo en 44 puntos, y acompañada de dos compañeras de la generación del 89 (Alba Torrens y Laura Nicholls). “Igual no dieron todo lo que podíamos esperar, pero sabíamos que llevarlas era muy apuesta arriesgada. Queríamos que aportaran algo de frescura al equipo”, sigue el ex seleccionador.
Cambio de equipos
Antes de aterrizar en Pekín firmó por un Ros Casares que la cedió dos veces a Rivas Ecópolis, donde “mi primera temporada fue irregular, fruto de la juventud” y luego “tuve la mala suerte de sufrir una lesión [la segunda temporada y sólo pudo jugar cuatro partidos] que me cortó la progresión”. En junio de 2010 se desvinculó del Ros y antes de que acabase ese año hizo lo mismo con Rivas para acabar en Obenasa Navarra, donde encontró el protagonismo que quería. También se sintió cómoda en Francia (Aix-en-Provence y Landes).
Volvió a la Liga de la mano de Perfumerías Avenida, donde tuvo una menos repercusión de que esperaba. “La Tamara Abalde que estamos viendo ahora es la que ha sido siempre. Creo que en Salamanca Tamara era ya esa jugadora que estamos viendo esta temporada”, reflexiona Víctor Lapeña, actual técnico del Mann Filter y que la entrenó en Salamanca en su primera temporada: “La diferencia es que en Avenida tuvo un rol, el de suplente, que no le va. Competía contra jugadoras de muchísimo nivel en su posición y muchas veces es difícil sentar a las jugadoras más caras del equipo, con más relevancia, para sacar una jugadora que a lo mejor traes para ser suplente y completar la plantilla”. “Pero muchas veces”, explicó en La Hora de Lok@s la jugadora, “estuve en pista en instantes importantes. [Esa situación] me ha ayudado muchísimo madurar, a ser súper fuerte de cabeza y a estar preparada para rendir en momentos importantes y en menos tiempo”.
La estabilidad
El verbo que más ha repetido en las últimas semanas ante los medios es disfrutar. Ha conectado con Joan Carles Pié, el sustituto de Miguel Ángel Ortega, que fichó por Uni Girona tras haber renovado por Cadí La Seu: “Estaba muy convencida de la decisión por el proyecto. [El cambio de técnico] sólo fue un pequeño contratiempo”. Se puso manos a la obra para tener más presencia en la pista y ya completó un buen partido en la final de la Lliga Catalana en Girona.
¿Qué le ha faltado en los últimos años a Tamara Abalde para explotar antes en España? “Yo creo que en la élite sólo le ha faltado en sus comienzos más estabilidad”, interviene Miguel Méndez: “No es fácil en una jugadora joven, en formación, pasar por tantos equipos en una edad en la que la estabilidad es muy importante a todos los niveles”. La jugadora empezó a trabajar con el primer equipo del Celta en edad cadete (debutó con 15 años y ocho meses en Liga ante la Fonteta ante el Ros de Amaya Valdemoro). Llamaba la atención por su talento, físico y técnico, y personalidad, pero “sobre todo por su educación deportiva”.
Sus padres (Alberto llegó que jugó en la Liga ACB con el Oar Ferrol) le inculcaron “valores como la cultura del esfuerzo, la capacidad de trabajo, la ambición en conseguir metas, la humildad para aceptar las normas de trabajo”. Méndez vio “muy claro” que llegaría a ser una jugadora de “alto nivel”. Su principal debilidad, “la intensidad que debía en las acciones que requieren rapidez. Ella lo sabe y trabajaba duro para mejorar ese aspecto”. Jugadoras como Abalde o Alba Torrens llevaron el peso del curso 2006-2007 en un Celta penalizado por problemas en las posiciones interiores extranjeras y difícil en cuanto a resultados. El equipo se salvó.
Una jugadora de “diseño”
“Yo creo que Tamara Abalde era una jugadora de diseño, muy grande y mucho físico. Sin ser especialista a lo mejor en nada, podía hacer muchas cosas”, interviene Jordi Fernández, ex técnico, entre otros, del Puig d'en Valls, Perfumerías Avenida y Ros Casares, y que la dirigió en el Europeo sub 20 en Polonia. El botín para un grupo con Marta Xargay, Torrens, Marta Tudanca o Laura Nicholls fue la plata.
Víctor Lapeña fue claro con ella en el Perfumerías Avenida. Le dijo, cuenta, que era suplente y que tenía que rendir “al nivel que te pedimos cuando salgas”. Ahora es titular, “puede tirarse los balones y hace más de lo que se pide porque tiene mucha calidad”. El técnico de Mann Filter matiza: “El tipo de jugadora de recambio que se necesita en Perfumerías Avenida para ser suplente es Isa Sánchez, Laura Antoja o Marta Xargay cuando llegó. Si la jugadora supera esa situación, acaba siendo titular. Si no lo hace, tiene que irse a un Cadí La Seu o un Mann Filter, donde será feliz. Yo creo que [ahora] Tamara lo es y mucho”.
Evaristo Pérez cree que a Tamara Abalde le penalizó en su momento una “cierta obcecación suya o de su entorno” para fuese una 3, algo que puede que le impidiese “explotar antes”. La jugadora del Cadí La Seu no lo entiende así: “He jugado donde me han dicho. Cuando lo hago de 4 casi soy más 3, ya que me abro mucho para tirar e intento correr al contraataque para aprovechar la ventaja que puedo tener ante jugadoras más grandes y más lentas... Y cuando juego al 3, casi que soy más 4, pues intento meterme dentro y ganar ventaja contra rivales más pequeñas o menos fuertes. Juego un poco de las dos cosas”. El ex seleccionador la vio siempre como una 4. Evaristo Pérez va más allá: “Pensaba que podía ser un fiel reflejo de Jorge Garbajosa por su capacidad de generar juego de fuera hacia dentro y peligro desde la línea de 6’75. En selección le hicimos vídeos comparativos con Garbajosa para que viese las similitudes que tenían”.
“Por sus valores humanos se merece que las cosas le salgan tan bien. Supongo que no seré muy objetivo con ella porque la conozco desde muy pequeñita”, cierra Miguel Méndez.
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