martes, 16 de agosto de 2016

Anna Cruz es una jugadora mundial

La escolta del Dinamo Kursk conduce a España a sus primeras semifinales olímpicas tras descomponer a Turquía (64-62)


Anna Cruz celebra la canasta de la victoria ante Turquía. Foto: FIBA. 

"Anna Cruz no lo aparenta, pero es muy graciosa. Cuando le pillas el truco, es la bomba", cuenta Lucas Mondelo, que la dirige en la selección y no ha dudado en ficharla para su nueva aventura en el Dinamo Kursk ruso. El técnico de l'Hospitalet la conoce muy bien: "Es valiente. La tuve en Olesa y ganamos, creo recordar, seis o siete prórrogas. La jugadora que las ganó fue ella". Anna Cruz (Badalona, 1986) es una jugadora mundial. Solo una deportista con su visión de juego y atrevimiento está capacitada para resolver
una situación límite como la que sufrió España ante Turquía en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río. 

Cuando Lara Sanders puso el 52-60, a 3m 45s del final, la pívot turca tenía todos los números para convertirse en la nueva piedra en el zapato para la selección en unos Juegos. La brasileña Janeth Arcain, en Atenas 2004, y Becky Hammon, estadounidense nacionalizada rusa, en Pekín 2008, la habían dejado apartado de la lucha por los metales. También en cuartos. Esta vez Anna Cruz, demasiado joven para ir a Atenas y una de las descartadas para el Preolímpico de 2008, se resistió a que volviese a salir cruz para su equipo, al que lideró con una entereza conmovedora hacia sus primeras semifinales olímpicas con cuatro canastas sin fallo en los últimos tres minutos. La última, sobre la bocina (64-62). Serbia, que eliminó contra pronóstico a Australia (71-73), será su rival.  

A 4'3 segundos del final, Anna Cruz recibió el pase desde la línea de fondo de Laura Nicholls. Sanders, otra vez Sanders, había empatado el partido a 62 tras una pérdida imperdonable de Alba Torrens. Como contó a Onda Cero, Anna Cruz se dijo: "Pues para adelante”. Recorrió la pista como si fuera una velocista, fintó a Alben, que la perseguía con la mirada y las piernas, pasó por encima del logotipo de Río 2016, pisó la línea de tres y se impulsó con la pierna izquierda, para levantar la rodilla derecha ante los brazos de Alben. El tiro, lejano, entró limpio y en unos segundos se vio rodeada de sus compañeras. Las turcas no sabían hacia dónde mirar.  

"Se me apareció la Virgen"

"No me he planteado que esta canasta pueda pasar a la historia. Fue un churro. Se me apareció la Virgen", insistió Anna Cruz. Para Alba Torrens es "el mejor tiro de mi carrera deportiva". Una reflexión que habla muy bien del grupo humano que forma la selección. De jugadoras como Laura Gil, capaz de hacerse con un rebote vital nada más sustituir a una Marta Xargay eliminada. O Laura Nicholls, siempre corajuda (jugó 38m 3s) y que encontró la puntería en el último tramo. O Astou Ndour, cargada de faltas muy pronto, pero que al final supo responder a los mensajes de su entrenador: "Astou, empuja como no has empujado en tu vida. Si tenemos que hacerte el boca a boca, te lo haremos". U otro antes: "Astou, haz algo en la pista. Haz algo". 

El talento es un impulso, no un argumento, y quienes conocen a Anna Cruz destacan que se deja la piel en todo lo que hace. No le gustan los focos y sí el trabajo. Le gusta arropar a las nuevas y este verano se lo ha pasado pipa, junto a su inseparable amiga Silvia Domínguez en el campus de baloncesto que han organizado en Tiana. La nueva jugadora del Dinamo Kursk es una jugadora silenciosa, pero fundamental. Fue básica para que Minnesota Lynx ganase el anillo de la WNBA la temporada pasada y se ha convertido en una pieza irreemplazable en la selección. En el pasado Europeo de Hungría y Rumanía dio un paso de gigante con un dos más uno ante Montenegro que evitó la eliminación en cuartos ante Montenegro. Y en Río ha vuelto a aparecer en todos los partidos. Su rendimiento no depende de su puntería, pues es notable en todos los aspectos del juego.   
Sin brújula

Ante Turquía estuvo peleada con el aro un buen rato. En el primer cuarto Anna Cruz solo metió una canasta. Mientras, Yilmaz se gustó en la zona y lideró a Turquía con nueve puntos ante una España discontinua (12-17). La escolta de Badalona no sumó ninguna en el segundo cuarto, cuando la conexión Marta Xargay-Silvia Domínguez agitó a la selección (25-19 a los 15m 58s, coincidiendo con la única canasta en juego de Alba Torrens en la primera parte). Tampoco anotó en el tercer período, en el que España perdió la brújula y llegó a ceder por 32-39. Alben manejaba el tempo del partido y Caglar, Vadarli y Sanders hacían cuanto querían.    

Eso sí, en el último cuarto Anna Cruz anotó cinco de sus seis tiros. "Tiene confianza en sí misma", la define Fran Cortés, redactor de EnCancha. "Es pasión. La que pone y la que nos hace brotar", sigue Juan Carlos García, fotógrafo de Solobasket y Jucarma.es. "Es una asesina silenciosa", interviene Joan Blanch. "Es odiosamente buena. Qué mal lo he pasado las veces que ha jugado contra mi Avenida", la define Quique Hernández. "Se da por supuesto que tiene clase y talento. Para mí Anna Cruz es competitividad y constancia. ¡Siempre es competitiva hasta el final!", interviene Jose Debo. "¡Es compromiso!", insiste Jorge Acero Pereda. Montse Cascalló está de acuerdo: "Es una jugadora estratosférica, valiente y comprometida con el equipo". "Es agresiva.... Siempre va para adentro... ¡Felina! No le ha perdido la cara a ningún balón en los tres minutos", cierra Jose Luis Del Pino. 

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