Cronómetro de Récords entrevista a la presidenta de Araski
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Amaia Castresana y Livia López, en el estand del club y de Vitoria de la Copa. Foto: Toni Delgado. |
Por su trato, cercano y campechano, Livia López parece una aficionada más. Y lo es, por más que sea la presidenta del Araski. Está colocando camisetas, bocinas y bufandas en el estand de su club y de Vitoria en la Copa de la Reina de Girona. Livia López jugó al baloncesto y tuvo siempre como reflejo a su tío Juanma López Iturriaga. Tiene mil ojos: mientras atiende a Cronómetro de Récords está pendiente de si un seguidor se decide a comprar y de que aparezca Amaia Castresana, jefa de comunicación, y con la que posa en la foto.
Toni Delgado / Girona
—En una entrevista para KIA en Zona decías que el club era para ti como un hijo o una hija. ¿Tan cerca lo sientes?
Sí. Lo noto muy cerca, y me da alegrías y preocupaciones. Hemos peleado y nos hemos esforzado mucho para que el proyecto saliese adelante y creciese. No soy madre, pero siento a Araski como un hijo.
—Aquí os arremangáis todos.
En Araski a nadie se le caen los anillos. Lo mismo puedes estar llamando a un político, reuniéndote con un patrocinador, poniendo un café en el bar de Mendizorroza… O, como estoy haciendo ahora, montando el estand, para que la gente que venga se lleve un recuerdo del club y nos ayude a financiarlo. [Aparece Joseba Pérez de Heredia]. Es el director de Deportes en la diputación de Álava. Que los políticos vengan nos facilita las cosas, pues ven con sus propios ojos qué es y qué mueve Araski. Estamos encantados de que vengan porque sé que hacen sacrificios para hacerlo. Este fin de semana Joseba, por ejemplo, podría estar en su casa tranquilamente, pero ha venido a apoyarnos.
—¿Una imagen del ascenso a Liga Femenina en Cáceres y otra de la clasificación para la Copa de la Reina de Girona?
Es muy difícil quedarse con una imagen. Evidentemente, la primera es el salto conjunto de las jugadoras, alegres y con rabia. Y también la de los 60 energúmenos y energúmenas que estábamos allí abrazos, bailando y cantando en el Macayo, y viviendo con intensidad el baloncesto femenino. La clasificación para esta Copa fue más tranquila y la logramos en un partido en el que había una presencia institucional importante en Mendizorroza. Muy a mi pesar, me tenía que controlar [se ríe].
—¿Y cómo se celebran las canastas y el resto de aciertos en silencio?
¡Es muy difícil! De verdad… Los palcos los llevo fatal. Te toca estar sentada, aunque de vez en cuando se te escapa un puño, se te nota la tensión… Nos han sobrado jornadas para llegar a la Copa, que nos ha servido para mirar hacia atrás y pensar: “¡La que hemos liado!”. O como decimos aquí: “¡La que has liado, pollito!”.
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