Iván Torinos, en su nuevo club, el Toyota Antelopes, japonés. Foto: Regeneracomsports |
Iván Torinos sigue siendo el niño que
seguía los partidos del Santiago Apóstol desde el balcón del piso de sus
abuelos en la plaza Española, de l’Hospitalet de Llobregat. Soñaba con poder
jugar en aquella pista descubierta. Lo logró, además de disputar unos
campeonatos de España cadete “cuando solo acudían de ocho equipos” y de
repetir experiencia como entrenador. “A veces pienso que lo que empezó como
un juego acabó convirtiéndose en una profesión”, reflexiona Iván Torinos desde
Japón. Hace unos días
cerró su etapa como director del Segle XXI y ya ejerce
como capitán de su nueva aventura, Toyota Antelopes: “¿Me oyes bien? He
contratado un nuevo plan de Skype y alguna vez mi voz llega con retraso”.
—¿Qué pensaste
cuando te trasladaron la oferta?
En mi vida personal y en el vínculo
con la Federació Catalana de Basquetbol y el Segle XXI, y, claro, en las
familias y en las jugadoras. Hay trenes a los que tienes subirte con decisión. Fue
todo muy rápido porque Toyota Antelopes querían una incorporación inmediata: su
objetivo es construir un proyecto que rompa la hegemonía de JX-Eneos Sunflowers,
ganador de las últimas ocho Ligas.
—¿Te ha
dado tiempo de comprobar cómo se ve el baloncesto en Japón?
Había seguido a Japón en
competiciones internacionales y tenía la percepción de que su juego era rápido
y muy dinámico, agresivo, con excelentes tiradoras… En los días que llevo
instalado aquí me he encontrado unos automatismos muy buenos de mano a mano y bloqueo
indirecto y quizás algo de carencia en el bloqueo directo. Muchas lanzan casi con
las dos manos, una mecánica de tiro diferente a la europea o a la que vemos en
Estados Unidos. La selección absoluta japonesa le metió 13 y 11 triples en los
últimos amistosos a España. Disponen de tiradoras muy rápidas, tanto de pies
como de manos.
—¿En Japón
cada jugadora encuentra su mecánica con la ayuda del entrenador o entrenadora?
Sí, y después de verla, no se la tocaré.
En general, son muy buenas tiradoras. Lo importante es la eficiencia. Lo que sí
que intentaré es que puedan lanzar con la ventaja necesaria para que acierten.
—A Marta
Fernández no le benefició que le cambiasen la mecánica de tiro en el Segle XXI.
Cada jugadora es un mundo. Aina
Ayuso, Maite Cazorla o Ángela Salvadores han salido de la Blume con una excelente
mecánica de tiro y muy buenos porcentajes. Puede que haya alguna que defienda que
no se acabe de encontrar cómoda con nuestra mecánica, pero seguramente haya más
que estén contentas. Utilizamos mucho las máquinas de tiro para levantar la
pelota y que tiren en diferentes situaciones.
—¿Esos
aparatos generan más confianza en las jugadoras o son un arma de doble filo?
El otro día fui al OKA High School,
el equivalente al Segle XXI en Japón, y me asombró cómo trabajaban la mecánica
de tiro porque en una pelota tenían dibujadas las manos para poder tirar… Aquello
que sorprendió y me hizo reflexionar. Es una muy buena idea para que la
jugadora acabe de fidelizar su movimiento.
—¿Tu
legado es que la gente haya dado su 100%?
No tengo un escenario predefinido. A quienes
forman parte de mi equipo les doy la confianza que se merecen. Se la ganan.
Siempre procuro que estén en un entorno de trabajo en el que puedan disfrutar y
dar el máximo de sus capacidades. No quiero que mi luz haga sombra a la de
nadie. Al contrario: pretendo que todo el mundo pueda lucir a su máximo nivel.
Las protagonistas y las estrellas son las jugadoras.
—Azahara
Fort, preparadora física del Segle XXI, destaca tu “respeto”.
Azahara es una profesional excelente.
Nadie se gana más respeto por chillar más. Lo consigue si demuestra más cosas,
y ella cuenta con todo mi respeto por cómo ha trabajado y se ha implicado en el
equipo. Ha sido muy gratificante trabajar con Azahara.
—“Tienes una
magia que hará que allá donde vayas la gente jamás te olvide”, le comentaste a
Belén Arrojo en Twitter. Fabián Téllez, su exentrenador en el Bàsquet Femení
Sant Adrià, suele decir de ella que tiene una ética del trabajo excelente. ¿Con
esa “magia” te referías a eso?
Quienes hemos tenido la suerte de
trabajar con Belén Arrojo y de conocerla personalmente estamos maravillados por
su ética de trabajo y porque es encantadora y te ayuda en todo lo que puede. Aunque
sea una excelente deportista, es una persona normal. “Dale un cargo a Manolillo y entonces sabrás
quién es Manolillo”, suelo decir. Ella no ha cambiado. Nunca se ha sentido
nadie. ¿Sabes?
—Dime,
Iván.
En el mini del Santiago Apóstol, de l’Hospitalet,
hacía zona… Ahora me llevo las manos a la cabeza. Me gusta explicarlo porque
todos tenemos un pasado: fue el primer equipo al que entrené.
—Entonces
pensaste que la estrategia era lógica.
Normal. No tenía formación ni
suficientes experiencias para leer las necesidades del grupo.
—¿Querías
que se divirtieran?
Sí, y seguro que hacíamos juegos para
conseguirlo. Aunque quizás les detallaba cosas que no eran evidentes para su edad.
—Subiste a
Liga Femenina 2 al Bàsquet Femení Sant Adrià y lo clasificaste para dos fases
de ascenso a Liga Femenina.
Aterricé el segundo año de Dani Poza
como director técnico, hace 13 años. Tengo unos recuerdos deportivos y humanos
extraordinarios. Siempre me llevo una alegría cuando me reencuentro con Eduardo,
Dani, Pepe, Carlos, Gemma… Y me dejaré gente, perdón. Me hicieron crecer, gozar
de nuevas experiencias que ni me había llegado a plantear. Me refiero, por
ejemplo, a ser director del Segle XXI y poder ganarme la vida como entrenador. Si
estoy donde estoy, en gran parte es por la experiencia que adquirí en el Bàsquet
Femení Sant Adrià.
—¿Intuiste
entonces los éxitos actuales del club?
La cantera vivía un crecimiento
exponencial y comenzaba a meterse en finales a cuatro y en algún campeonato de
España. Entonces no era consciente, en absoluto, de que el club alcanzaría su dimensión
actual en etapas de formación y en sénior. El proyecto del Bàsquet Femení Sant
Adrià es extraordinario: por el modelo, por cómo ha crecido controlando los
costes y apostando por jóvenes… Una entrenadora de la casa como Glòria Estopà dirigirá
al equipo la próxima temporada.
—Volviendo
al Segle XXI… ¿Qué sabías del proyecto antes de formar parte de él?
Como entrenador del Bàsquet Femení
Cornellà ya me había enfrentado al Segle XXI, en la antigua Primera B, y recuerdo
perfectamente que Marta Fernández nos cosía a triples. Desde fuera veía que
había muchas jugadoras que llegaban a la selección, me daba cuenta de su
crecimiento en la pista… De las jugadoras que yo había llevado a Cornellà el
Segle XXI fichó a tres (Mónica Lázaro, Gaby Rodríguez y Elena Espiau). Un día a
la semana me sentaba en la grada para seguir los entrenamientos del Segle XXI porque
quería ver cómo trabajaban. Empecé a tener una mínima perspectiva del proyecto,
pero hasta que no estuve dentro no fui consciente de las dinámicas,
dificultades… Con el Segle XXI, a veces, se es un poco injusto.
—¿Por qué?
Muchas veces nos quedamos con el
presente y creo que es fundamental ver el recorrido de las jugadoras a medio y
largo plazo. Además, todas no llegan a lo mismo. El Segle XXI lleva 31
temporadas y ha aportado 33 jugadoras a la selección absoluta. Creo que es un
porcentaje bastante importante, y ya no hablo de las medallas en las categorías
inferiores.
—El
futuro…
Creo que en el Segle XXI hay
jugadoras con una clara proyección de selección absoluta, pero son muy jóvenes.
Tienes que ser muy prudente con los comentarios sobre ellas porque se puede
generar una presión externa adicional que no sería buena. A veces juzgamos a
las jugadoras solo cuando acaban de salir, pero les tenemos que conceder, como
mínimo, cinco o seis años para ver dónde se colocan.
—En una
sociedad que quiere resultados tan inmediatos, ¿cómo se enseña a las jugadoras
en formación que lo importante es el aprendizaje?
Es difícil. Juzgar a los equipos por
los resultados, y me refiero en este caso del Segle XXI, no es justo. La
generación del 89 bajó de categoría y podrías decirme que fue un fracaso. Las
pívots titulares eran Laura Nicholls y Georgina Bahí. ¿Cómo medimos el fracaso?
¿En función de las victorias o de las jugadoras que llegan? Está claro que de lo
segundo.
—Esta temporada
el Segle XXI descendió en la pista, pero se mantendrá en Liga Femenina 2 por la
renuncia a la plaza de otros equipos. ¿Se ha sido injusto con el equipo?
No lo sé. Me fijo en la evolución de
las jugadoras y del grupo: perdimos los diez primeros partidos y ganamos siete
de los últimos 16. En Lugo, tras el último encuentro ante el Ensino, reuní al
equipo en el vestuario. Muchas jugadoras lloraban. Les dije que guardasen la
foto del grupo y que dentro de 10 años mirasen dónde estaba cada una. Solo
entonces podremos decidir si la temporada fue o no un fracaso. Solo fracasa
quien no lo intenta y el grupo se dejó siempre la piel.
—Pareces
de aquellas personas que lo pone todo en perspectiva y que tranquiliza en las
crisis.
A veces, tenemos que ser capaces de
reflexionar sobre la marcha y entender dónde estamos y cuáles son nuestras responsabilidades.
En muchas ocasiones vamos un poco acelerados y eso no ayuda cuando tienes que
enseñar. Hay que coger aire.
—¿Qué
crees que tienes de Ramon Jordana? ¿Qué te enseñó? Fuiste su ayudante en el
primer equipo del Segle XXI y después te cedió el testigo como director del
proyecto.
Ha marcado una parte muy importante
de mi formación deportiva. Es un maestro del juego conceptual. Me ha ayudado a
ser mejor y perderé en todas las comparaciones con él, excepto en una: yo soy
más alto. Nunca me planteé ser Ramon Jordana II. Cuando coges la responsabilidad
de otro, tienes que hacerte tuya la idea. Hemos hecho muchas cosas suyas. No
cómo él, porque no somos él, y hemos intentado implementar aspectos nuevos para
intentar todavía mejorar el programa, como algunas dinámicas de trabajo y herramientas.
Para saber si hemos acertado o no, tendrán que pasar tres o cuatro años, cuando
lleguen más jugadoras al máximo nivel.
—Como
director del Segle XXI tuviste que gestionar muchas carreras vitales,
formativas y deportivas.
El Segle XXI tiene una vertiente muy
formativa. Compartimos vivencias y experiencias con jugadoras que pasan de ser
niñas a mujeres y a quienes tenemos que ayudar. No es necesario que estemos de
acuerdo en todo, pero sí deben entender cuál es la línea del Segle XXI en
cuanto a comportamiento, rendimiento en los estudios, buena imagen en la pista,
esfuerzo… Lidiar con algunas situaciones forma parte de un cargo que he
disfrutado mucho hasta el último día.
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