viernes, 13 de julio de 2018

Iván Torinos, de un balcón de l’Hospitalet a entrenar en Japón

Cronómetro de Récords entrevista al nuevo entrenador de Toyota Antelopes, extécnico del Bàsquet Femení Sant Adrià y exdirector del Segle XXI

Iván Torinos, en su nuevo club, el Toyota Antelopes, japonés. Foto: Regeneracomsports

Iván Torinos sigue siendo el niño que seguía los partidos del Santiago Apóstol desde el balcón del piso de sus abuelos en la plaza Española, de l’Hospitalet de Llobregat. Soñaba con poder jugar en aquella pista descubierta. Lo logró, además de disputar unos campeonatos de España cadete “cuando solo acudían de ocho equipos” y de repetir experiencia como entrenador. “A veces pienso que lo que empezó como un juego acabó convirtiéndose en una profesión”, reflexiona Iván Torinos desde Japón. Hace unos días
cerró su etapa como director del Segle XXI y ya ejerce como capitán de su nueva aventura, Toyota Antelopes: “¿Me oyes bien? He contratado un nuevo plan de Skype y alguna vez mi voz llega con retraso”.  

¿Qué pensaste cuando te trasladaron la oferta?
En mi vida personal y en el vínculo con la Federació Catalana de Basquetbol y el Segle XXI, y, claro, en las familias y en las jugadoras. Hay trenes a los que tienes subirte con decisión. Fue todo muy rápido porque Toyota Antelopes querían una incorporación inmediata: su objetivo es construir un proyecto que rompa la hegemonía de JX-Eneos Sunflowers, ganador de las últimas ocho Ligas.  

¿Te ha dado tiempo de comprobar cómo se ve el baloncesto en Japón?
Había seguido a Japón en competiciones internacionales y tenía la percepción de que su juego era rápido y muy dinámico, agresivo, con excelentes tiradoras… En los días que llevo instalado aquí me he encontrado unos automatismos muy buenos de mano a mano y bloqueo indirecto y quizás algo de carencia en el bloqueo directo. Muchas lanzan casi con las dos manos, una mecánica de tiro diferente a la europea o a la que vemos en Estados Unidos. La selección absoluta japonesa le metió 13 y 11 triples en los últimos amistosos a España. Disponen de tiradoras muy rápidas, tanto de pies como de manos.   

¿En Japón cada jugadora encuentra su mecánica con la ayuda del entrenador o entrenadora?  
Sí, y después de verla, no se la tocaré. En general, son muy buenas tiradoras. Lo importante es la eficiencia. Lo que sí que intentaré es que puedan lanzar con la ventaja necesaria para que acierten.  

A Marta Fernández no le benefició que le cambiasen la mecánica de tiro en el Segle XXI.
Cada jugadora es un mundo. Aina Ayuso, Maite Cazorla o Ángela Salvadores han salido de la Blume con una excelente mecánica de tiro y muy buenos porcentajes. Puede que haya alguna que defienda que no se acabe de encontrar cómoda con nuestra mecánica, pero seguramente haya más que estén contentas. Utilizamos mucho las máquinas de tiro para levantar la pelota y que tiren en diferentes situaciones. 

¿Esos aparatos generan más confianza en las jugadoras o son un arma de doble filo?
El otro día fui al OKA High School, el equivalente al Segle XXI en Japón, y me asombró cómo trabajaban la mecánica de tiro porque en una pelota tenían dibujadas las manos para poder tirar… Aquello que sorprendió y me hizo reflexionar. Es una muy buena idea para que la jugadora acabe de fidelizar su movimiento.

¿Tu legado es que la gente haya dado su 100%?
No tengo un escenario predefinido. A quienes forman parte de mi equipo les doy la confianza que se merecen. Se la ganan. Siempre procuro que estén en un entorno de trabajo en el que puedan disfrutar y dar el máximo de sus capacidades. No quiero que mi luz haga sombra a la de nadie. Al contrario: pretendo que todo el mundo pueda lucir a su máximo nivel. Las protagonistas y las estrellas son las jugadoras.   

Azahara Fort, preparadora física del Segle XXI, destaca tu “respeto”.
Azahara es una profesional excelente. Nadie se gana más respeto por chillar más. Lo consigue si demuestra más cosas, y ella cuenta con todo mi respeto por cómo ha trabajado y se ha implicado en el equipo. Ha sido muy gratificante trabajar con Azahara.

“Tienes una magia que hará que allá donde vayas la gente jamás te olvide”, le comentaste a Belén Arrojo en Twitter. Fabián Téllez, su exentrenador en el Bàsquet Femení Sant Adrià, suele decir de ella que tiene una ética del trabajo excelente. ¿Con esa “magia” te referías a eso?
Quienes hemos tenido la suerte de trabajar con Belén Arrojo y de conocerla personalmente estamos maravillados por su ética de trabajo y porque es encantadora y te ayuda en todo lo que puede. Aunque sea una excelente deportista, es una persona normal.  “Dale un cargo a Manolillo y entonces sabrás quién es Manolillo”, suelo decir. Ella no ha cambiado. Nunca se ha sentido nadie. ¿Sabes?

Dime, Iván.  
En el mini del Santiago Apóstol, de l’Hospitalet, hacía zona… Ahora me llevo las manos a la cabeza. Me gusta explicarlo porque todos tenemos un pasado: fue el primer equipo al que entrené.  

Entonces pensaste que la estrategia era lógica.
Normal. No tenía formación ni suficientes experiencias para leer las necesidades del grupo.  

¿Querías que se divirtieran?
Sí, y seguro que hacíamos juegos para conseguirlo. Aunque quizás les detallaba cosas que no eran evidentes para su edad.  

Subiste a Liga Femenina 2 al Bàsquet Femení Sant Adrià y lo clasificaste para dos fases de ascenso a Liga Femenina.
Aterricé el segundo año de Dani Poza como director técnico, hace 13 años. Tengo unos recuerdos deportivos y humanos extraordinarios. Siempre me llevo una alegría cuando me reencuentro con Eduardo, Dani, Pepe, Carlos, Gemma… Y me dejaré gente, perdón. Me hicieron crecer, gozar de nuevas experiencias que ni me había llegado a plantear. Me refiero, por ejemplo, a ser director del Segle XXI y poder ganarme la vida como entrenador. Si estoy donde estoy, en gran parte es por la experiencia que adquirí en el Bàsquet Femení Sant Adrià.

¿Intuiste entonces los éxitos actuales del club?
La cantera vivía un crecimiento exponencial y comenzaba a meterse en finales a cuatro y en algún campeonato de España. Entonces no era consciente, en absoluto, de que el club alcanzaría su dimensión actual en etapas de formación y en sénior. El proyecto del Bàsquet Femení Sant Adrià es extraordinario: por el modelo, por cómo ha crecido controlando los costes y apostando por jóvenes… Una entrenadora de la casa como Glòria Estopà dirigirá al equipo la próxima temporada.   

Volviendo al Segle XXI… ¿Qué sabías del proyecto antes de formar parte de él?
Como entrenador del Bàsquet Femení Cornellà ya me había enfrentado al Segle XXI, en la antigua Primera B, y recuerdo perfectamente que Marta Fernández nos cosía a triples. Desde fuera veía que había muchas jugadoras que llegaban a la selección, me daba cuenta de su crecimiento en la pista… De las jugadoras que yo había llevado a Cornellà el Segle XXI fichó a tres (Mónica Lázaro, Gaby Rodríguez y Elena Espiau). Un día a la semana me sentaba en la grada para seguir los entrenamientos del Segle XXI porque quería ver cómo trabajaban. Empecé a tener una mínima perspectiva del proyecto, pero hasta que no estuve dentro no fui consciente de las dinámicas, dificultades… Con el Segle XXI, a veces, se es un poco injusto.

¿Por qué?
Muchas veces nos quedamos con el presente y creo que es fundamental ver el recorrido de las jugadoras a medio y largo plazo. Además, todas no llegan a lo mismo. El Segle XXI lleva 31 temporadas y ha aportado 33 jugadoras a la selección absoluta. Creo que es un porcentaje bastante importante, y ya no hablo de las medallas en las categorías inferiores.  

El futuro…
Creo que en el Segle XXI hay jugadoras con una clara proyección de selección absoluta, pero son muy jóvenes. Tienes que ser muy prudente con los comentarios sobre ellas porque se puede generar una presión externa adicional que no sería buena. A veces juzgamos a las jugadoras solo cuando acaban de salir, pero les tenemos que conceder, como mínimo, cinco o seis años para ver dónde se colocan.   

En una sociedad que quiere resultados tan inmediatos, ¿cómo se enseña a las jugadoras en formación que lo importante es el aprendizaje?
Es difícil. Juzgar a los equipos por los resultados, y me refiero en este caso del Segle XXI, no es justo. La generación del 89 bajó de categoría y podrías decirme que fue un fracaso. Las pívots titulares eran Laura Nicholls y Georgina Bahí. ¿Cómo medimos el fracaso? ¿En función de las victorias o de las jugadoras que llegan? Está claro que de lo segundo.  

Esta temporada el Segle XXI descendió en la pista, pero se mantendrá en Liga Femenina 2 por la renuncia a la plaza de otros equipos. ¿Se ha sido injusto con el equipo?
No lo sé. Me fijo en la evolución de las jugadoras y del grupo: perdimos los diez primeros partidos y ganamos siete de los últimos 16. En Lugo, tras el último encuentro ante el Ensino, reuní al equipo en el vestuario. Muchas jugadoras lloraban. Les dije que guardasen la foto del grupo y que dentro de 10 años mirasen dónde estaba cada una. Solo entonces podremos decidir si la temporada fue o no un fracaso. Solo fracasa quien no lo intenta y el grupo se dejó siempre la piel.   

Pareces de aquellas personas que lo pone todo en perspectiva y que tranquiliza en las crisis.  
A veces, tenemos que ser capaces de reflexionar sobre la marcha y entender dónde estamos y cuáles son nuestras responsabilidades. En muchas ocasiones vamos un poco acelerados y eso no ayuda cuando tienes que enseñar. Hay que coger aire.  

¿Qué crees que tienes de Ramon Jordana? ¿Qué te enseñó? Fuiste su ayudante en el primer equipo del Segle XXI y después te cedió el testigo como director del proyecto.
Ha marcado una parte muy importante de mi formación deportiva. Es un maestro del juego conceptual. Me ha ayudado a ser mejor y perderé en todas las comparaciones con él, excepto en una: yo soy más alto. Nunca me planteé ser Ramon Jordana II. Cuando coges la responsabilidad de otro, tienes que hacerte tuya la idea. Hemos hecho muchas cosas suyas. No cómo él, porque no somos él, y hemos intentado implementar aspectos nuevos para intentar todavía mejorar el programa, como algunas dinámicas de trabajo y herramientas. Para saber si hemos acertado o no, tendrán que pasar tres o cuatro años, cuando lleguen más jugadoras al máximo nivel.  

Como director del Segle XXI tuviste que gestionar muchas carreras vitales, formativas y deportivas.
El Segle XXI tiene una vertiente muy formativa. Compartimos vivencias y experiencias con jugadoras que pasan de ser niñas a mujeres y a quienes tenemos que ayudar. No es necesario que estemos de acuerdo en todo, pero sí deben entender cuál es la línea del Segle XXI en cuanto a comportamiento, rendimiento en los estudios, buena imagen en la pista, esfuerzo… Lidiar con algunas situaciones forma parte de un cargo que he disfrutado mucho hasta el último día.

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