‘Cronómetro de Récords’ entrevista a una socia singular del CD Ibaeta: tiene 88 años y nació al inicio de la Guerra Civil
Marta Funes, socia del CD Ibaeta —IDK Euskotren—, tocando el tambor. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado @ToniDelgadoG / San Sebastián-Donostia
Siempre que había
ido al Jose Antonio Gasca en partido de Liga Femenina, y también
durante las retransmisiones de televisión, me llamaba la atención
una mujer sentada en un banco de madera, ubicado detrás del
banquillo local. Tenía ganas de conversar con esta aficionada
singular del CD Ibaeta —IDK Euskotren—. Se llama Marta Funes (Huesca, 1936) y nació
el undécimo día de la Guerra Civil, en “zona roja”. “‘Aquí
no caerá ninguna bomba porque hay un angelico’, aseguraba mi
madre. Y acertó. El angelico tiene ya 88 años. ¡Son muchos, eh!”,
se presenta, enérgica, Funes.
Desde el principio
se nota que fue y será siempre maestra: continuamente me regala
información sobre las jugadoras o el equipo, y se interesa por mí.
Es socia del club desde hace más de 30 años y una continua caja de
sorpresas.
—¿Qué es para ti
el baloncesto?
El baloncesto es un
tesoro, lo mejor de mi vida, y me ha encantado desde muy cría. Jugué
en la sección femenina de entonces y competíamos en Lleida, Girona,
Barbastro… También entrené a equipos de niñas. Recuerdo que en
un grupo había una jugadora muy salada.
—¿Por qué era
muy salada?
La peque estaba sola
en el banquillo, era la única reserva, y yo le insistía: “¡Aplaude!
¡Aplaude!”. Y ella me respondía: “¿Qué quieres, que haga la
ola yo sola?”. Era una enana. El equipo era de Getaria, un pueblo
de aquí de Gipuzkoa. ¿Te suena?
—La verdad es que
no...
¡Oh! ¡Oh!
—Es muy bonito,
¿no?
¡El mejor del
mundo! Getaria, apúntatelo, y si puedes visitarlo, hazlo. No te
arrepentirás. Es una maravilla. Pues en Getaria fue donde jugué y
dirigí equipos.
—¿Cómo crees que
eras como entrenadora?
¡Las jugadoras
hacían conmigo lo que querían!
—¿No te hacían
caso?
¡Ninguno!
—¿Por qué crees
que no te imponías?
Porque he sido y soy
muy buena gente. Nunca he tenido mal genio... ¿Y sabes por qué
ganábamos? Por el regaño de las jugadoras. Eran geniales. Fíjate
en Azu —Muguruza, entrenadora del CD Ibaeta—... Cuando sufre, se
hace trencitas en el pelo, y ahora está sufriendo. El Perfumerías
Avenida es un rival muy difícil.
—¿Y cuánto hace
que vives en Euskadi?
Desde 1964, vine con
28 años. Mis tres hijos, Fernando, Iñigo y Marta, a quien llamamos
Marti, nacieron en Getaria. ¡Eh, Carmen! ¡Que me están haciendo
una entrevista! [La presidenta del CD Ibaeta nos saluda con una
sonrisa].
—Marta, ¿cómo
animas al equipo?
No lo hago porque mi
hija no me deja.
—¿Marti no te
deja animar?
“Ama —mamá en
euskera—, que ya tienes una edad…”, me repite.
—¿Te permite
aplaudir?
Eso sí. [Risas]. Mi
hija Marti es aquella que tenemos enfrente, la de blanco. Jugó con
Azu. Las dos eran bases.
—¿Sufres mucho
durante los partidos?
Sobre todo cuando
podemos ganar y no lo hacemos. A veces, en finales ajustados, les
sugiero que jueguen a las cuatro esquinas: pam, pam, pam y pam.
—Sí que echas de
menos ser entrenadora...
Como espectadora ya
estoy bien. Además, para mí el CD Ibaeta es el mejor equipo del
mundo. No puedo pedir nada más.
—¿Y por qué no
te has traído la bufanda del equipo? Te la ha tenido que prestar
Josemari Sierra…
Bueno, es que esta
abriga más... Hoy hace mucho frío en Donostia...
—Pero podrías
llevar las dos bufandas...
Pues tienes razón:
una encima de la otra. Eso sí, esta también es especial: pone
“Gipuzkoa”. Yo ya me considero vasca.
La aragonesa con la bufanda de su equipo favorito, el CD Ibaeta. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—¿Cómo eras como
maestra?
Buena. Era maestra
de preescolar en Getaria, pueblo de marineros, y allí las parejas
tienen mucha descendencia. Así que daba clase a 90 niños y niñas
de 6 años. Les enseñábamos a leer con unas cartillas de Rubio.
Cuando lo hacían bien, podían pasar a la siguiente página, que
tenían que prepararse.
—¿Pero cómo se
gestiona una clase con 90 alumnos?
Bien, ¡me peinaban
y todo!
—Me transmites que
siempre te has preocupado de que las personas de tu alrededor fueran
felices.
Es así. Chico, hay
que dar amor. ¿Para qué vas a reñir con alguien? Ah, y soy la
presidenta del Club de Jubilados Jatorra.
—¿Y qué
actividades hacéis?
[Sonríe]. ¡De
todo! Jugamos al bingo, una cierra la puerta, la otra la abre, una
repite “¡ese es mi sitio!”, la otra añade “¡tengo frío!”…
Les pido que se tranquilicen y… ¡Me mandan callar! Y eso que soy
la presidenta… Hacemos taichí, talleres de memoria, clases de
euskera… Y somos el único hogar de jubilados que salimos en la
Tamborrada, el 20 de enero. ¡Mira, mira! ¡Qué maja es Delicia
Washington! Siempre me saluda y se despide de mí. Es una gran jugadora.
—[Josemari toca el
bombo para animar al equipo]. ¿Le has dado al bombo alguna vez en el
pabellón?
No.
—¿No te gusta?
En la tele, en La 1,
veo a ese chico del bombo...
—David Broncano,
de La Revuelta.
Ese. Me gusta.
—Podrías ir al
programa…
No, no... ¿Has
visto qué bien toca el bombo David Broncano? Jo, ya nos han metido
la primera canasta…
—¿Crees que
contagias tu alegría a los demás?
Sí. Me encanta
transmitir energía positiva al resto. ¡Ay, ama! ¡Ay! ¡Tira, tira,
tiiiiiraaaaa…! Buena… Bueno… Pues nada… Ahora va a salir Lara
González. Es de Donostia y tiene un carácter y un liderazgo…
—Marta, solo nos
falta la sesión de fotos. Le voy a pedir el bombo un momento a
Josemari…
¡Qué vergüenza!
—Tócalo un
momento, por favor… —Me hace caso—. ¡Pero si tocas el bombo de
maravilla!
Bueno, es que mi
marido fue músico...
La entrevistada es muy feliz. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
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