William McCrum estaba harto de presenciar trampas. De ver cómo los jugadores paraban el balón con las manos cerca de la portería y el árbitro sólo señalaba falta. Por eso propuso una solución, aunque pudiera perjudicarle. Porque, además de directivo de la Federación irlandesa, McCrum era guardameta del Milford Everton. Promovió la idea de sancionar las infracciones en el área con un tiro desde 11 metros. Nacía así el penalti.
La idea no gustó a los inventores del fútbol, a los ingleses, que la rechazaron. Hasta que una acción puntual les hizo reflexionar. Ocurrió en un partido de cuartos de final de la FA Cup entre el Stoke City y el Notts Country. Un defensor del Notts paró el balón con las manos en la línea de gol, con 1-0 a favor de su equipo. El árbitro señaló falta. El portero despejó la pelota y el Stoke perdió. Al día siguiente la prensa habla de "injusticia". Finalmente, el 2 de junio de 1891 en el International Board, lujoso hotel de Glasgow, se aprueba el penalti.
Dudas sobre el primer penalti
No está claro quién anotó el primer tiro de la muerte de la historia. Algunos señalan a John Heath, jugador del Wolverhmapton Wanderers, como precursor. Lo marcó el 14 de septiembre de 1891 ante el Accrington Stanley. Pero otros afirman que días antes, el 22 de agosto, Alexander McColl habría transformado una pena máxima en un partido de la Liga escocesa entre el Renton y el Leith.
Durante las dos primeras temporadas de aplicación, la nueva regla estaba llena de lagunas. Por ejemplo, el penalti sólo se podía lanzar en el tiempo reglamentario. Por eso un portero del Aston Villa tiró el balón a la grada cuando el árbitro pitó pena máxima en el minuto 90. Cuando el esférico volvió al campo, ya había pasado el tiempo. Su equipo ganaba 1-0 al Stoke, curiosamente, otra vez víctima de una injusticia. En 1893 se añade que el partido debe continuar hasta que se lance el penalti. Y ya en 1929 se restringuirá la acción del guardameta, que tendrá que estar en la línea de la portería -hasta entonces podía avanzar 5'5 metros-.
La primera tanda
Hasta 1962 los partidos empatados se resolvieron, literalmente, al azar. Tirando una moneda, eligiendo dos papeles ('ganador' y 'perdedor') o echándolo a suerte. Hasta que Rafael Ballester, directivo del Cadiz, propuso que cada equipo lanzara cinco penaltis para desempatar en el Trofeo Ramón de Carranza. Y en esa misma edición, el Barça se convirtió en el triunfador de la primera tanda de la historia. Superó al Zaragoza de Magníficos en la final.
Desde su invención, se han lanzado incontables tandas, pero una sigue siendo la más larga. En la Copa de Namibia de 2005 el KK Palace se impuso 17-16 al Civics. ¡Tras lanzarse 48 penaltis! Ese año también se tiró la pena máxima más larga del mundo. Willy, delantero del Trujillo, de Regional Preferente, anotó uno ante el Alagón dos meses y un día después de que el árbitro lo señalara en el minuto 90, antes de que suspendiera el encuentro.
Shearer y el lanzamiento perfecto
Existe el penalti perfecto. El lanzamiento imparable. Lo logró el excelente ex delantero inglés Alan Shearer el 30 de junio de 1998, y no sirvió para nada. Su selección fue eliminada por Argentina en los octavos de final del Mundial de Francia. Según un estudio de la Universidad de Liverpool John Moores y publicado por el diario The Times, si el portero reacciona entre 0.31 y 0.41 tras el lanzamiento tiene muchas opciones de pararlo. Correr más metros es menos efectivo, lo ideal es dar entre cuatro y seis pasos. Y el tiempo perfecto entre observar la pelota y tirar son tres segundos. Complejo, mucho, aunque parezca muy sencillo...
Que se lo pregunten a Martín Palermo, delantero de Boca Juniors y ex jugador del Villarreal. En la Copa América de 1999 falló hasta tres penaltis ante Colombia, en un partido en el que su selección, Argentina, perdió 0-3. Sólo era la primera fase del torneo. Ambas selecciones pasaron.
Más importante fue la pifia de Roberto Baggio en la final del Mundial de EE UU de 1994. Es quizás el error más recordado de la historia, sobre todo, porque se suele rememorar como el decisivo. Pero no es así. En el caso de que Il Codino hubiese superado a Taffarel, Brasil hubiera tenido la opción de marcar un último penalti para ganar el partido.
Era la segunda vez que los penaltis robaban la gloria a Baggio. En su debut en un Mundial, en Italia 90, sí anotó el segundo lanzamiento de la tanda, en la que su selección perdió en semifinales. Tampoco falló en el Mundial de Francia de 1998 (ver enlace), cuatro años después de su tragedia en Los Ángeles. Aunque tampoco sirvió para que su selección eliminara a la anfitriona en los cuartos.
En España hablar de penaltis errados es hacerlo de Miroslav Djukic, el ex defensa serbio que tuvo en sus botas la primera Liga del Deportivo en el último minuto del último partido ante el Valencia. En 1994. Falló y el Dream Team de Cruyff ganó su cuarto trofeo consecutivo. Los aficionados del Villarreal nunca podrán olvidar el fallo de Riquelme en las sefiminales de la Champions de 2006 ante el Arsenal. Y los del Valencia, del fallo de Pellegrino ante Kahn en la edición de 2001. También se recuerda el error de Joaquín en cuartos de final del Mundial de 2002, ante Corea del Sur, o el de Eloy, en la misma eliminatoria en el Campeonato del Mundo de México de 1986. O los de Nadal y Hierro en la Eurocopa de 1996 ante el país organizador, Inglaterra.
La importancia del portero
Uno de los grandes especialistas en parar penaltis es el portero del Sevilla Palop. El gran héroe en la victoria de su equipo en la final de la Copa de la UEFA ante el Espanyol. "Consigue que la posibilidad de que la pelota vaya a la derecha sea de un 70% y de un 30% de que vaya a la izquierda", analiza Pep Martí, psicólogo deportivo, en El Periódico de Catalunya. "Pero no podemos olvidarnos de la técnica de cada jugador. Quizás aquel futbolista más limitado solamente sepa lanzar por la derecha -continúa- en cambio, aquel otro más completo está en condiciones de chutar en aquella dirección. El dominio técnico queda matizado por la presión".
El nuevo fichaje del Barça, Tity Henry, participó en uno de los penaltis más controvertidos. Posiblemente en el más absurdo. Era el 22 de octubre de 2005, y el Arsenal ganaba en Highbury al Manchester City por 1-0. Dennis Bergkamp fue derribado en el área: penalti. Decidido, Robert Pires asumió la responsabilidad. Pero cuando el colegiado pitó, no lanzó, intentó pasarle el balón a Henry: sólo lo rozó y un defensa lo despejó. El árbitro señaló falta porque la pelota no había rodado. Pires acababa de fallar su intento de repetir el penalti de Johan Cruyff. El 5 de diciembre de 1982, en un partido con el Ajax ante el Helmond Sport, el 14 holandés innovó, sorprendió a todos: en vez de chutar, asistió a su compañero Jesper Olsen, que se la devolvió para que anotase.
Pero el penalti más famoso de la historia -o por lo menos el más original- es el de Antonin Panenka. Ese discreto jugador chescoslovaco, un mediapunta poco hábil, se convirtió en el inesperado héroe de la final de la Eurocopa de 1976 ante la Alemania de Franz Beckenbauer y Gerard Müller. Lanzó la última pena máxima de la tanda Panenka: tomó poca carrerrilla, apuró hasta que Maier -para muchos el mejor portero de la historia- se lanzó para concetar una parábola medio picada, un toque sutil al centro. Gol. Golazo. Nacía así el penalti al estilo Panenka, tan repetido y con suertes diversas. La mejor evolución del revolucionario invento de un portero.
La idea no gustó a los inventores del fútbol, a los ingleses, que la rechazaron. Hasta que una acción puntual les hizo reflexionar. Ocurrió en un partido de cuartos de final de la FA Cup entre el Stoke City y el Notts Country. Un defensor del Notts paró el balón con las manos en la línea de gol, con 1-0 a favor de su equipo. El árbitro señaló falta. El portero despejó la pelota y el Stoke perdió. Al día siguiente la prensa habla de "injusticia". Finalmente, el 2 de junio de 1891 en el International Board, lujoso hotel de Glasgow, se aprueba el penalti.
Dudas sobre el primer penalti
No está claro quién anotó el primer tiro de la muerte de la historia. Algunos señalan a John Heath, jugador del Wolverhmapton Wanderers, como precursor. Lo marcó el 14 de septiembre de 1891 ante el Accrington Stanley. Pero otros afirman que días antes, el 22 de agosto, Alexander McColl habría transformado una pena máxima en un partido de la Liga escocesa entre el Renton y el Leith.
Durante las dos primeras temporadas de aplicación, la nueva regla estaba llena de lagunas. Por ejemplo, el penalti sólo se podía lanzar en el tiempo reglamentario. Por eso un portero del Aston Villa tiró el balón a la grada cuando el árbitro pitó pena máxima en el minuto 90. Cuando el esférico volvió al campo, ya había pasado el tiempo. Su equipo ganaba 1-0 al Stoke, curiosamente, otra vez víctima de una injusticia. En 1893 se añade que el partido debe continuar hasta que se lance el penalti. Y ya en 1929 se restringuirá la acción del guardameta, que tendrá que estar en la línea de la portería -hasta entonces podía avanzar 5'5 metros-.
La primera tanda
Hasta 1962 los partidos empatados se resolvieron, literalmente, al azar. Tirando una moneda, eligiendo dos papeles ('ganador' y 'perdedor') o echándolo a suerte. Hasta que Rafael Ballester, directivo del Cadiz, propuso que cada equipo lanzara cinco penaltis para desempatar en el Trofeo Ramón de Carranza. Y en esa misma edición, el Barça se convirtió en el triunfador de la primera tanda de la historia. Superó al Zaragoza de Magníficos en la final.
Pero quien realmente se ha llevado la fama internacional de ser el propulsor de la tanda de penaltis es Karl Wald, un ex árbitro alemán que en 1970 convenció a la Federación de Fútbol Bávara para que lo introdujera. Ese mismo año, en la semifinal de la Watney Mann Invitational Cup, Denis Law se convirtió en el primer jugador en fallar -fuera de España- un tiro de la muerte. Aunque su equipo, el Manchester United, ganó 4-3 al Iowly Hull City. Y no sería hasta 1976 no llegaría la tanda a la Eurocopa. Y hasta 1982, al Mundial, en España. Fue en las semifinales, en las que Alemania ganó a la Francia de Platini.
Desde su invención, se han lanzado incontables tandas, pero una sigue siendo la más larga. En la Copa de Namibia de 2005 el KK Palace se impuso 17-16 al Civics. ¡Tras lanzarse 48 penaltis! Ese año también se tiró la pena máxima más larga del mundo. Willy, delantero del Trujillo, de Regional Preferente, anotó uno ante el Alagón dos meses y un día después de que el árbitro lo señalara en el minuto 90, antes de que suspendiera el encuentro.
Shearer y el lanzamiento perfecto
Existe el penalti perfecto. El lanzamiento imparable. Lo logró el excelente ex delantero inglés Alan Shearer el 30 de junio de 1998, y no sirvió para nada. Su selección fue eliminada por Argentina en los octavos de final del Mundial de Francia. Según un estudio de la Universidad de Liverpool John Moores y publicado por el diario The Times, si el portero reacciona entre 0.31 y 0.41 tras el lanzamiento tiene muchas opciones de pararlo. Correr más metros es menos efectivo, lo ideal es dar entre cuatro y seis pasos. Y el tiempo perfecto entre observar la pelota y tirar son tres segundos. Complejo, mucho, aunque parezca muy sencillo...
Que se lo pregunten a Martín Palermo, delantero de Boca Juniors y ex jugador del Villarreal. En la Copa América de 1999 falló hasta tres penaltis ante Colombia, en un partido en el que su selección, Argentina, perdió 0-3. Sólo era la primera fase del torneo. Ambas selecciones pasaron.
Más importante fue la pifia de Roberto Baggio en la final del Mundial de EE UU de 1994. Es quizás el error más recordado de la historia, sobre todo, porque se suele rememorar como el decisivo. Pero no es así. En el caso de que Il Codino hubiese superado a Taffarel, Brasil hubiera tenido la opción de marcar un último penalti para ganar el partido.
Era la segunda vez que los penaltis robaban la gloria a Baggio. En su debut en un Mundial, en Italia 90, sí anotó el segundo lanzamiento de la tanda, en la que su selección perdió en semifinales. Tampoco falló en el Mundial de Francia de 1998 (ver enlace), cuatro años después de su tragedia en Los Ángeles. Aunque tampoco sirvió para que su selección eliminara a la anfitriona en los cuartos.
En España hablar de penaltis errados es hacerlo de Miroslav Djukic, el ex defensa serbio que tuvo en sus botas la primera Liga del Deportivo en el último minuto del último partido ante el Valencia. En 1994. Falló y el Dream Team de Cruyff ganó su cuarto trofeo consecutivo. Los aficionados del Villarreal nunca podrán olvidar el fallo de Riquelme en las sefiminales de la Champions de 2006 ante el Arsenal. Y los del Valencia, del fallo de Pellegrino ante Kahn en la edición de 2001. También se recuerda el error de Joaquín en cuartos de final del Mundial de 2002, ante Corea del Sur, o el de Eloy, en la misma eliminatoria en el Campeonato del Mundo de México de 1986. O los de Nadal y Hierro en la Eurocopa de 1996 ante el país organizador, Inglaterra.
La importancia del portero
Uno de los grandes especialistas en parar penaltis es el portero del Sevilla Palop. El gran héroe en la victoria de su equipo en la final de la Copa de la UEFA ante el Espanyol. "Consigue que la posibilidad de que la pelota vaya a la derecha sea de un 70% y de un 30% de que vaya a la izquierda", analiza Pep Martí, psicólogo deportivo, en El Periódico de Catalunya. "Pero no podemos olvidarnos de la técnica de cada jugador. Quizás aquel futbolista más limitado solamente sepa lanzar por la derecha -continúa- en cambio, aquel otro más completo está en condiciones de chutar en aquella dirección. El dominio técnico queda matizado por la presión".
El nuevo fichaje del Barça, Tity Henry, participó en uno de los penaltis más controvertidos. Posiblemente en el más absurdo. Era el 22 de octubre de 2005, y el Arsenal ganaba en Highbury al Manchester City por 1-0. Dennis Bergkamp fue derribado en el área: penalti. Decidido, Robert Pires asumió la responsabilidad. Pero cuando el colegiado pitó, no lanzó, intentó pasarle el balón a Henry: sólo lo rozó y un defensa lo despejó. El árbitro señaló falta porque la pelota no había rodado. Pires acababa de fallar su intento de repetir el penalti de Johan Cruyff. El 5 de diciembre de 1982, en un partido con el Ajax ante el Helmond Sport, el 14 holandés innovó, sorprendió a todos: en vez de chutar, asistió a su compañero Jesper Olsen, que se la devolvió para que anotase.
Pero el penalti más famoso de la historia -o por lo menos el más original- es el de Antonin Panenka. Ese discreto jugador chescoslovaco, un mediapunta poco hábil, se convirtió en el inesperado héroe de la final de la Eurocopa de 1976 ante la Alemania de Franz Beckenbauer y Gerard Müller. Lanzó la última pena máxima de la tanda Panenka: tomó poca carrerrilla, apuró hasta que Maier -para muchos el mejor portero de la historia- se lanzó para concetar una parábola medio picada, un toque sutil al centro. Gol. Golazo. Nacía así el penalti al estilo Panenka, tan repetido y con suertes diversas. La mejor evolución del revolucionario invento de un portero.
3 comentarios :
Acabo de encontrar este enlace sobre porteros que han destacado por parar penaltis. Os lo dejo aquí:
http://entrenadordeporteros.blogspot.com/2007/05/los-parapenalties.html
Un saludo y a disfrutarlo;
Toni
Conocia la historia de la tanda de Penaltis en el trofeo Carranza. Enhorabuena, muy bien documentado
Sin duda alguna el mejor parapenaltis de la historia es Andrés Palop. Me gustría saber sus estadísticas pero le ha parado penaltis a todo dios...
A Ronaldiño en el Barsa...
A Kaka en la final de la Supercopa...
Paró 3 de 4 penaltis en la final de la UEFA...
Y así un largo etc..
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