martes, 9 de agosto de 2011

Xavi Pascual o cómo conseguir que todos los jugadores se sientan importantes


Las redacciones que escribíamos en primaria estaban hechas a partir de una mirada limpia del mundo, elaboradas sin maldad ni madurez desde una diminuta realidad (nuestro mundo) y la imaginación. Repasarlas ahora nos haría pensar en lo ingenuos que éramos y en cómo fuimos percatándonos de que todo era muy diferente. De adultos continuamos descubriendo cosas, también en ese terreno tan volátil a veces, tan tierno o perjudicial otras, como las emociones. Así, un mismo hecho puede ser valorado de forma distinta dependiendo de quien sea el receptor. Xavi Pascual (Gavà, 1972) reconoce que durante un tiempo  fue anotando en una hoja de Excel el rendimiento de sus jugadores en la pista después de que les felicitara, reprochara o ignorase. Unos porcentajes que controlaba por jugador y posición y que le servían para valorar cómo se tenía que comportar con cada uno. Hasta que en un partido que su equipo -no especifica cuál ni cuándo- perdía por nueve a falta de tres minutos entendió que el invento no le no iba a solucionar nada. El plantel remontó. Pascual, ingeniero y técnico del Barça de baloncesto desde febrero de 2008, cuenta esta anécdota en Pensar en el equipo. Cómo entiendo el baloncesto (y la vida). Un relato sensato, sincero y directo en el que explica varias experiencias vitales, repasa su carrera en diferentes banquillos (antes entrenó en Gavà, Cornellà, Sant Feliu, Olesa y Aracena), y concluye con los artículos que publicó en La Vanguardia con motivo del Mundial de Turquía y la selección española como objeto de análisis. 

Pascual dedica un espacio a algo que le preguntan casi siempre en las pocas entrevistas que concede: su debut como primer entrenador azulgrana. Un estreno imprevisto, menos de seis horas después de que le comunicasen que iba a dirigir al equipo en el Top 16 de la Euroliga ante Unicaja, al que venció por un punto. Todo había empezado con unas declaraciones del entrenador Dusko Ivanovic diciendo que no podía hacer más con la plantilla que tenía. Una frase con la que el técnico montenegrino, que nunca cuajó en Barcelona, intentó justificar el que sería su último fracaso en el Barça: la eliminación ante el anfitrión, entonces iurbentia Bilbao Basket y dirigido por Marcelino Huertas, uno de los nuevos fichajes para el Barça 2011-2012. Un equipo que ha cambiado varios nombres, pero que no lo hará de filosofía: todos son útiles e importantes, jueguen más o menos. Pocos técnicos -si acaso Pepu Hernández en su etapa con España- han podido lograr que esta frase tan de anuncio sea real. El resultado es casi perfecto: nueve títulos de doce posibles en tres años y un tercio de temporada. Sólo se escaparon la Liga ACB en 2010 y dos Euroligas (2009 y 2011).  

¿Cómo se consigue fomentar la convivencia en un equipo con varias estrellas? En Pensar en el equipo su autor nos da algunas claves, algunas complicadas de llevar a cabo, como cortar cualquier amago de polémica, mal rollo o envidia entre los jugadores. El objetivo es que el asunto no vaya creciendo y acabe explotando. Para eso el técnico, defiende Pascual, debe recordar que los deportistas son personas con preocupaciones y vidas propias que no reaccionarán igual. El tono que a uno le motive quizás a otro sólo le genere rechazo. Así que hay que saber comunicarse con cada uno sabiendo que el interés del colectivo estará siempre por delante del de cada jugador y el sacrificio del grupo, por encima de la excelencia individual. El mensaje ha calado. Tan sólo cabe recordar el compromiso de Jordi Trias, ahora en Badalona, o de Jaka Lakovic, en el Galatasaray, siempre oportuno ante su oportunidad.

Es un técnico que fomenta el compañerismo y la unión. Pascual se desmarca del perfil de entrenador-ladrillo. Los jugadores, reitera, juegan para el resto de la plantilla, el club y la afición antes que para él. Eso sí, es muy crítico con la actitud. De hecho, dejó de jugar en su momento porque no soportaba la falta de compromiso de algunos de sus compañeros. Sabe que la falta de puntería es perdonable, pero que no lo es bajar los brazos y relajarse, ni tan siquiera en los partidos con tanteo muy claro. En un encuentro del curso pasado ante el Bizkaia Bilbao Basket en el Palau, el técnico estuvo a punto de arrancarse la corbata de rabia después de que los azulgrana perdiesen en la prórroga. Un error se había repetido una y otra vez: una defensa blanda al base Aaron Jackson, casi ausente semanas después en la final de la Liga. Se subsanó el error.

"Liderar", sostiene el técnico azulgrana, "es generar confianza" y dice que él es una "mezcla" de entrenador autoritario y líder, pero que intenta dirigir al grupo "emocionalmente". Se define, entre otras cosas, como "decidido" y poco "soñador". En la lista no aparece el de "agradecido", y lo es durante el libro con su tierra -Gavà, a la que dedica un par de párrafos dignos de una guía de viajes- y con las personas de las que más ha aprendido y más le han ayudado, desde su abuelo Frederic a la tía Pepi, dos de las personas que le ayudaron a iniciarse en el mundo del baloncesto, pasando por su ayudante en el Club de Bàsquet Sant Feliu, Joan Ponce -"tengo la sensación de que llegarás a lo más alto, Xavi", le dijo tiempo antes de morir- ; Noèlia, su pareja; Robert, su compañero de párvulos a la universidad.. Y se acuerda, claro, del director deportivo del Barça, Chichi Creus, que fue quien apostó por su continuidad tras la temporada 2008-2009. "Mirad, el entrenador ideal para el Barça lo tenemos en casa. Es Xavi", respondió cuando desde el club le preguntaron quién tenía que dirigir al equipo el próximo año. Pascual también le agradece a Ivanovic la oportunidad que le dio de ser su ayudante, y a Zoran Savic, por nombrarle sustituto del técnico montenegrino tras sus explosivas afirmaciones. Supo aprovechar su oportunidad y silenciar a sus detractores, que preferían a técnicos más experimentados como Ettore Messina. El italiano acabó fichando por el Madrid, del que se fue con misterio y sin títulos. Pascual es ahora un técnico distinguido y reconocido. Alguien capaz de conseguir que el equipo sea eso, un plantel donde todos se sientan importantes.  

Título: Pensar en el equipo. Cómo entiendo el baloncesto (y la vida). Autor: Xavi Pascual. Ed.: Plataforma Editorial. Páginas: 99. Valoración: 3.75 de 5.

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