Cronómetro de Récords entrevista a la MVP de la Copa de la Reina de Girona
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Apenas ha podido levantar y besuquear la Copa de la Reina, el único título que le faltaba con el Perfumerías Avenida. Ha ido a la rueda de prensa y se ha pasado un buen rato en el control antidopaje. Cuando aparece por una de las salidas de Fontajau, Silvia Domínguez (Montgat, 1987) recibe el aliento de varios aficionados: "¡MVP! MVP!"; "¡vamos a montar una cola para hacernos fotos con ella!"; "Silvia, hemos pedido que te hagan un monumento en Salamanca". "Tengo a mi familia fuera, déjame un momento, por
favor", se disculpa a Cronómetro de Récords. Unos y otros posarán con ella para la foto tras una entrevista atípica. Con una réplica de la Copa, claro.
Toni Delgado / Girona
—En la rueda de prensa de la Copa de la Reina de Valencia 2011 rompiste a llorar. No te salían las palabras. Entonces todavía no habías ganado ningún título con el Perfumerías Avenida.
Me acuerdo perfectamente de ese momento. A veces para ganar tienes que pasar por esos desengaños, que hacen que la victoria sea todavía mucho más especial.
—¿La Copa era un trofeo que te daba un poco de rabia ya?
Sí... Lo dije hace poco. No es que fuese una obsesión, sino una necesidad.
—¿Recuerdas algún partido tuyo en el que hayas hecho tabién un 38 de valoración?
¡Qué va! Además, es mucho más difícil cuando mides 1,66 [1,67 le da la FEB]. Lo importante era ganar, aunque no hubiese anotado y acabase con un -10.
—Habéis hecho un parcial de 17-0 en el inicio del tercer cuarto.
No lo sabía. En el descanso hablamos que teníamos que apretar un poco más y que no nos podían condicionar las faltas. Hemos creído más en defensa y eso nos ha hecho ser mucho más valientes en ataque.
—Habéis conseguido contener a Coulibaly, que os estaba haciendo un estropicio en puntos y rebotes.
Sí, las segundas opciones de Girona nos estaban castigando mucho. Con sus rotaciones han perdido un poco la consistencia en el rebote. Eso nos ha permitido entrar en partido y poder darle la vuelta al marcador.
—Hay alguien que siempre pronostica que Perfumerías Avenida ganará la Copa de la Reina y tú serás MVP. LuisJa [Luis Javier Benito, uno de los fotógrafos con más recorrido del baloncesto femenino] no ha podido quedarse a ver la final por el cambio de horario. Tú le metiste en esto [se ríe]. Te hizo una pancarta en tu etapa en el Estudiantes: "De mayor quiero ser como la 6 del Estu".
Le doy las gracias por estar siempre, año tras año. A veces, si sigues creyendo, persistes y te superas, cumples tus sueños. Aunque, sinceramente, no me esperaba que fuese así.
—¿El antidóping te ha cortado un poco el rollo de la celebración?
¡Pues la verdad es que sí! [Nos reímos todos]. Porque para una vez que la gano y no poder disfrutarla al 100%... Pero también me ha pasado otras veces: en el oro con la selección absoluta, en la Final Four... Será una buena señal. Que me toquen más...
—Tienes aquí a casi toda tu familia...
Sin ellos nada sería posible y Silvia Domínguez no estaría jugando a baloncesto. Es increíble que hayan podido estar aquí y hayan podido verme ganar mi primera Copa de la Reina también es para ellos.
—¿En qué has evolucionado desde tu primera etapa en Salamanca hasta ahora?
He aprendido a tener diferentes roles. He vuelto con mucha más experiencia. Creo que puedo aportar muchas más cosas a mis compañeras y quizás ahora no soy ni la Silvia del Estu que era solo anotadora ni solo directora de juego. Puedo hacer las dos cosas. Quizás he encontrado el equilibrio en la pista.
—¿Cómo es Miguel Ángel Ortega?
Es un técnico diferente y muy intenso que te pide el 200% cada día. Hasta ahora no me había entrenado nadie así. Tenemos muy buena relación. Nos deja a las jugadoras que demos nuestra opinión, y eso genera que el grupo crea en su trabajo.
—Roberto Iñiguez [que la entrenó en el Ros Casares] me dijo que te encanta hablar con tus técnicos.
Me gusta tener buena comunicación con ellos. Cuando eres base, eres el entrenador en la pista, y cuanto mejor te entiendas con el entrenador, mejor se plasmarán esos aspectos en la pista.
—¿Te ves como entrenadora en el futuro?
No, para nada. Creo que no tengo suficiente paciencia.
—¿Gritarías mucho?
No sé, me desesperaría muchísimo.
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