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Toni Delgado / Zaragoza
Bea Sánchez (Rota, Cádiz, 1989) es de esas personas que dejan huella, de las que te puedes fiar porque ni traicionan al resto ni a ellas mismas. Desde que se hizo una fisura en la nariz, juega con una máscara protectora. Tras la derrota en cuartos de final de la Copa de la Reina de Zaragoza, la pívot del Uni Ferrol tiene los ojos rodeados de marcas rosas. Le pregunto si la máscara le limita a la hora de jugar. ¿Pierde visión? Sonríe. "A mí las excusas no me gustan nada. Está claro que los primeros días es incómoda, pero
llevo un mes con ella. No me puedo quejar ya".
—No habéis sido vosotras.
No... No hemos estado nada bien en defensa, nos han dominado el rebote. Siempre que no estamos bien atrás, no estamos bien delante. Ésa ha sido la clave del partido.
—Al principio del tercer cuarto lo habéis fiado casi todo a Alexis Prince.
A veces en la Liga jugamos así, pero la metemos y da un poco igual. Tenemos que jugar como equipo y buscar siempre las mejores opciones. Nuestra trayectoria es buena y este partido no nos tiene que desviar del camino.
—Os han cogido seis rebotes ofensivos en el tercer cuarto. Weaver o Toch Sarr han defendido a muerte.
Las pívots nos han hecho mucho daño, sobre todo en la primera parte, cuando tuvimos una defensa de trap que no nos ha salido. No hemos estado concentradas. Han sido superiores y en situaciones así no te queda otra que felicitar al rival. El Donosti Basket es un justísimo ganador.
—¿Qué has pensado cuando se ha acabado el partido?
Que ojalá pudiésemos volver atrás. Con la buena temporada que llevamos... Es difícil verse ahora en esta situación. Estoy jodida, no sólo por mí, sino por mis compañeras, el club, Ferrol que seguro que ha estado apoyándonos... Esto nos servirá para aprender.
—Eres la capitana. ¿Qué les has dicho?
No he tenido tiempo de hablar con ellas. Ahora las animaré y les diré que hay que seguir así. La Copa ya ha pasado y nos queda la Liga. Queremos intentar disputar las eliminatorias por el título.
—Tienes un poco de acento gallego.
Se me ha pegado mucho.
—¡Ahora! ¡Eso suena gallego!
¡Sí! O me oyes hablar con alguien del sur, o soy gallega.
—En el Uni Ferrol te has asentado como jugadora y has ido creciendo poco a poco.
Es así. Fue de Liga Femenina a Liga 2 en busca de minutos. Creo que aquí, como dices, encontré mi sitio, apostaron por mí. Aquí estoy cómoda, tengo la confianza del entrenador y creo que eso es lo más importante para seguir en buena línea de trabajo y crecer.
—¿El grupo humano del Uni se parece al de la selección absoluta?
El Uni Ferrol es una familia. Cuando llegué a la selección, estaba a la expectativa de a ver qué me encontraba. Me sorprendió muy gratamente. Es muy similar. Estoy deseando que llegue febrero para volver a reunirme con ellas y empezar a trabajar con ellas.
—¿Cómo le hiciste de cicerone a tu compañera María Araújo? ¿Le ahorraste alguna novatada?
Bueno... Llegará. Sólo le tocó traer unos donuts. Es fácil. María es una jugadora que tiene mucho talento, es joven y llegará a donde quiera ella y más. Muy contenta por ella también. Somos compañeras de habitación. Somos el Dúo Dinámico. Siempre estamos juntas.
—¿Qué es para ti ser capitana de este equipo? Ferrol es una ciudad con poco visibilidad y arrastra tópicos.
Es un orgullo, también responsabilidad. Tienes que hacer las cosas bien e intentar tirar del grupo. Hoy leí una entrevista de Anicet Lavodrama [exjugador en Liga ACB del OAR] en la que comentaba que Ferrol volvía a sentir baloncesto gracias al Uni Ferrol. Es la mejor victoria que podíamos tener. La gente está deseando que llegue el sábado para ir al Esteiro para animarnos. Para mí es un orgullo ver el pabellón a rebosar, que los niños y niñas vayas a echarnos una mano.
—Has crecido con el club y no siempre pasa.
He tenido la suerte de llegar al Uni Ferrol en Liga Femenina 2, ascender, jugar dos Copas de la Reina, los playoffs el año pasado... Ha sido un crecimiento recíproco. El club ha crecido y yo he crecido con él. Es algo muy bonito.
—Entrenas en la Escuela del Uni Ferrol.
Me gustan mucho los niños y niñas, inculcarles los valores del deporte. Cada vez tenemos más pequeños y pequeñas en los partido y eso me llena de orgullo.
—Nunca te ha gustado perder a nada. ¿De pequeña te pinchaban mucho?
Es cierto. No me gusta perder ni a las canicas. Cuando me pitan faltas que no lo son en los entrenamientos, me empiezo a cabrear. Álex [De la Vega, el preparador físico] y Lino [López, el entrenador] ya me conocen. Es un poco mi filosofía. Intentarlo siempre y no desistir es lo importante que tenemos que tener.
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