Cronómetro de Récords entrevista a la pívot del Donosti Basket en la Copa de la Reina de Zaragoza
Toch Sarr, tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Zaragoza
Puede que el peor momento de su carrera, una lesión horrible, le haya dado un plus de vitalidad y presencia en la pista. Como hacen las buenos actores y las buenas actrices, Toch Sarr (Dakar, Senegal, 1984) llena el escenario y transmite al público. Sonríe sin parar. Todavía le caen goterones de sudor por la cara cuando atiende a Cronómetro de Récords. La pívot internacional se ha dejado el alma para defender en la zona y frustrar a jugadoras con mil recursos como Bea Sánchez y María Araújo. Ha sido un puntal para un
Donosti Basket, que tras vencer por 61-79 al Uni Ferrol, se enfrentará al Perfumerías Avenida en las semifinales de la Copa de la Reina de Zaragoza.
—Habéis estado inmensas en defensa: seis rebotes ofensivos en el tercer cuarto, cinco de ellos de Lyndra Weaver. Habéis capturado 15 rebotes más que Uni Ferrol.
Hemos trabajado el partido durante la semana y sólo podíamos ganar así. Lo hemos apostado todo en defensa y nos ha muy salido bien. Si defiendes bien, el ataque funciona. No hemos puesto todo atrás y nos salió muy bien.
—Habéis minado la confianza de Uni Ferrol. A María Aráujo y Bea Sánchez, sus líderes, les ha costado mucho anotar.
Es así. Parándolas a ellas y a Jamie Scott, que hace daño fuera y dentro, hemos reducido sus opciones.
—Te has puesto a bailar un poco con el público para celebrar la victoria.
Bueno... [Se ríe]. Así tenía ser. ¡Me gusta bailar! Ahora mismo vamos a estirar bien porque mañana nos espera un partido muy duro. Cuando lleguemos al hotel lo celebramos a lo grande.
—¿Te imaginabas un partido así?
No, sinceramente. Me lo esperaba más duro.
—Creo que estás jugando mejor que antes de lesionarte [rotura del ligamento cruzado anterior, del ligamento lateral interno y del menisco externo de la rodilla asociado a una severa contusión ósea en el cóndilo femoral externo].
Estoy de acuerdo. Si tú también piensas igual... ¡Pues muy bien! [Se ríe]. Fue una lesión bastante dura, muy fea, y me dejó fuera de las pistas mucho tiempo [casi siete meses]. Eché muchísimo de menos el baloncesto y sabía que para alcanzar este nivel tenía que trabajar muy duro. Creo que estoy en mi mejor momento.
—Abdoulaye, tu marido, me dijo el año pasado en el Gasca que recuperándote de ese percance le demostraste que eres todavía más fuerte de lo que creía. Le ayudaste a no darle la vuelta tanto a las cosas. ¿Pero no eres tú la lesión? ¿Cómo se consigue eso?
Llevo mucho tiempo jugando y he convivido con compañeras que se han lesionado y a quienes he tenido que cuidar. Son experiencias que te enseñan mucho. Estuve a punto de derrumbarme, pero sabía que tenía que ser muy fuerte mentalmente para salir adelante.
—En una entrevista en Diari de Girona te definías como una jugadora "de lo más normal y capacitada para adaptarme a cuanto te pida la entrenadora". ¿Sigues siendo así?
Igual. Azu [Muguruza] puede corroborarlo. Influye la educación que he recibido de mis padres. A los mayores hay que tenerles mucho respeto y eso también me ha servido en la pista. La entrenadora, aunque no tenga razón, siempre la tiene. Y siempre hay que hacerle caso.
—Si no tiene razón... ¿Puedes plantearle otra cosa?
Eso después del partido... [Nos reímos].
—En el partido lo aceptas todo.
Tal cual. Después del partido ya hablamos.
—¿Tus hijas juegan a baloncesto?
La mayor [Magett] sí, las mellizas [Dyarra y Jodya] todavía son pequeñas. Son las mascotas.
—Podrían jugar en el mini.
Seguro que pronto lo harán.
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