Cronómetro de Récords entrevista a la exjugadora del Stadium Casablanca en el Máster Final de Barcelona del Herbalife 3x3 Series
Laia Flores en un descanso del Máster Final de Barcelona del Herbalife 3x3 Series. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Barcelona
Basta media frase para darse cuenta de que Laia Flores (Barcelona, 1996) es bromista y dicharachera. Alguien que la conoce muy bien me había advertido que es una estudiosa del baloncesto que se fija en el más mínimo detalle. Formada en la UE Mataró, la base catalana debutó la temporada pasada en Liga Día con el Stadium Casablanca. Jugó el Máster Final de Barcelona del Herbalife 3x3 Series con el Team G, el equipo de Irati Etxarri, María Barneda y Laura Quevedo.
—Se te ve muy cómoda en el 3x3.
Me encanta esta disciplina porque te exige inteligencia y ser muy rápida.
—No he leído dónde jugarás el curso que viene...
No se sabe todavía.
—Pero tú sí lo sabes, ¿no?
No. Desconozco dónde jugaré la próxima temporada.
—¿Qué puede hacerte decidir por un equipo u otro?
Muchos factores, como el tipo de juego, quién dirija al grupo, las compañeras, el país...
—Parece un poco arriesgado no tener equipo a estas alturas...
Si es así es porque no ha aparecido la opción perfecta.
—Quizás si el Bàsquet Femení Sant Adrià no hubiese bajado a Liga Femenina 2, habrías vuelto allí. Su entrenador, César Aneas, te dirigió en la UE Mataró y habla muy bien de ti...
El año pasado cuando regresé de Estados Unidos me daba igual jugar en España o en Europa. El Bàsquet Femení Sant Adrià contactó conmigo. Entonces César Aneas no era el entrenador. Si el equipo continuase en Liga Día y me hubiese querido, me habría planteado volver porque con César Aneas estuve cinco años en la UE Mataró y siempre digo que me ha enseñado casi todo lo que sé.
—César Aneas asegura que tú también le hiciste crecer, que le das 1.200 vueltas a las cosas y hasta que le proponías jugadas...
¡Exacto! Nos compenetrábamos muy bien. ¡Teníamos un equipazo! Pasamos muy buenos años. César es un entrenador exigente que saca lo mejor de las jugadoras.
—¿También su máximo potencial mental?
También. César Aneas potenció mi visión de juego, los cambios de ritmo, los fundamentos... Me dio una confianza absoluta. Jugaba casi todos los minutos.
—¿Cómo fue el cambio al Bàsquet Femení Sant Adrià?
Complicado. En Mataró tenía el pabellón a cinco minutos de casa y quedábamos subcampeonas de España cada año. Perdíamos contra el CB Islas Canarias. Cuando salí de la UE Mataró, me topé con la vida real. Ya no estaba protegida. Tiempo después me fui a Estados Unidos y allí, claro, no eres nadie... Cuando te haces mayor, tienes más presión por jugar. O maduras o no tienes nada que hacer...
—¿Te ves en un futuro como analista y/o entrenadora?
De momento, no me planteo nada más allá de jugar. El baloncesto me apasiona, pero no dispongo de paciencia para entrenar a un equipo.
—¿Lo has hecho alguna vez?
No. Tengo amigas entrenadoras que me han invitado a sus prácticas... Si dirijo, que me den a las niñas cuando sepan botar y hacer entradas. [Risas]. ¡Es broma! [Más risas]. Ahora digo esto y quizás dentro de unos años sí que sea entrenadora... Nunca se sabe.
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