Su entrada en la elitista NBA fue discreta. Casi silenciosa. El 27 de junio de 2001, Tony Parker (Brujas, Bélgica, 1982) era elegido por San Antonio Spurs en la posición 28º del draft, la última de la primera ronda. Pocos repararon en aquel joven europeo introvertido con la cabeza rapada. Era uno más. Un simple número. Ahora, seis años después, el base, nacionalizado francés, es una estrella de la Liga americana. Ha sido el jugador más decisivo de la última eliminatoria, el MVP de la final ante Cleveland Cavaliers (4-0). Ha ganado su tercer anillo y ha liderado a su equipo hacia el cuarto.
No es Parker un icono de la NBA convencional. Es capaz de abstraerse de la farándula que rodea a su profesión. De conservar la humildad -"MVP de una final es Magic Johnson, es Michael Jordan o Tim Duncan, pero... ¿yo?"-. De asumir que aún le queda mucho por aprender -"el día que esté satisfecho conmigo, lo dejaré"-. De preparar un disco serio y con diez temas suyos. TP, con ritmos de rap y hip hop, salió a finales de marzo de este año y en Francia el primer single, Clip Balance Toi, llegó a ser número 1.
Pero quizás lo que más sorprende es la capacidad de Parker de convivir en dos mundos bastante incompatibles. La cancha y el envoltorio de las estrellas de Hollywood, con sus fiestas, su parafernalia. Lo hace por amor. Para estar con su novia, la actriz Eva Longoria, a la que conoció en un descanso de un partido en 2004. Aquella noche ya quedaron para cenar. El 7 de julio se casarán en París.
"Tony es el más tímido de la tierra", dice Longoria. En una pista de baloncesto Parker se transforma. Es rápido, tanto para correr como para actuar, y su tiro desde cerca o media distancia ronda el 50%. Le sobre autoconfianza -"soy un líder, un puesto clave porque te ocupas de todo. La victoria y la derrota dependen de tus decisiones"-. Tampoco empequeñece nunca -"me gusta la presión, incluso la de los medios de comunicación".
Números mejores
Excelente estuvo el base francés ante los Cavaliers. Mejoró su anotación (de 18'80 a 24'50) y su contundencia en el rebote (de 3'15 a 5). Sus números, su golpe de autoridad, incluso restaron importancia a dos cracks como Tim Duncan y Manu Ginóbili. Otros dos extranjeros. Otras dos elecciones del draft. Así ha nacido la leyenda de los Spurs.
Duncan, el ala-pívot infranqueable, MVP de tres finales, fue elegido el número 1 el 1997 -suerte, porque al conjunto texano le benefició su mala clasificación de la temporada anterior-. Ginóbili tardó más en llegar: fue escogido el ¡57! en segunda ronda en 1999, pero no jugaría en el conjunto texano hasta 2002. En ese tiempo triunfó en Italia y ganó, con la Kinder de Bolonia, una Euroliga (2001), en la que fue MVP.
Su padrino
Si alguien tiene culpa de que Parker lleve una camiseta sin mangas y meta canastas ése es su padre, Tony, ex jugador de la Liga holandesa, belga y francesa. Él condicionó su vida (viajes constantes) y le hizo amar el baloncesto. Tanto como su padrino, Jean-Pierre Staelens. Cien veces internacional con Francia, Staelens siguió los progresos de aquel prodigio descaro, hasta que el 31 de diciembre de 1999 murió de una parada cardíaca. Fue un duro golpe para Parker, que siempre tiene presente a su mentor.
Tampoco olvida su primera experiencia en Estados Unidos. En 2000 fue seleccionado para participar en el Nike Hoop Summit. Era un duelo entre un combinado mundial y un grupo de grandes jugadores nortemericanos menos de 20 años. "Lo hice demasido bien. Anoté 20 puntos, capturé 4 rebotes y repartí 7 asistencias", recuerda Parker, al que intentaron entonces seducir todas la universidades.
Cuando el joven base francés ya tenía destino (George Tech, NCAA), Ron Azafata, el nuevo entrenador de su equipo de entonces, el Racing de París, le transmitió una oferta irreemplazable. La aceptó, pero no logró sobresalir en Francia. Meses después llegaría su elección en el draft. Y, en 2003, su primer anillo, tras ningunear en la final ante los Nets a un tal Jason Kidd. Empezaba a ser un icono, la estrella poco convencional que es hoy en día.
No es Parker un icono de la NBA convencional. Es capaz de abstraerse de la farándula que rodea a su profesión. De conservar la humildad -"MVP de una final es Magic Johnson, es Michael Jordan o Tim Duncan, pero... ¿yo?"-. De asumir que aún le queda mucho por aprender -"el día que esté satisfecho conmigo, lo dejaré"-. De preparar un disco serio y con diez temas suyos. TP, con ritmos de rap y hip hop, salió a finales de marzo de este año y en Francia el primer single, Clip Balance Toi, llegó a ser número 1.
Pero quizás lo que más sorprende es la capacidad de Parker de convivir en dos mundos bastante incompatibles. La cancha y el envoltorio de las estrellas de Hollywood, con sus fiestas, su parafernalia. Lo hace por amor. Para estar con su novia, la actriz Eva Longoria, a la que conoció en un descanso de un partido en 2004. Aquella noche ya quedaron para cenar. El 7 de julio se casarán en París.
"Tony es el más tímido de la tierra", dice Longoria. En una pista de baloncesto Parker se transforma. Es rápido, tanto para correr como para actuar, y su tiro desde cerca o media distancia ronda el 50%. Le sobre autoconfianza -"soy un líder, un puesto clave porque te ocupas de todo. La victoria y la derrota dependen de tus decisiones"-. Tampoco empequeñece nunca -"me gusta la presión, incluso la de los medios de comunicación".
Números mejores
Excelente estuvo el base francés ante los Cavaliers. Mejoró su anotación (de 18'80 a 24'50) y su contundencia en el rebote (de 3'15 a 5). Sus números, su golpe de autoridad, incluso restaron importancia a dos cracks como Tim Duncan y Manu Ginóbili. Otros dos extranjeros. Otras dos elecciones del draft. Así ha nacido la leyenda de los Spurs.
Duncan, el ala-pívot infranqueable, MVP de tres finales, fue elegido el número 1 el 1997 -suerte, porque al conjunto texano le benefició su mala clasificación de la temporada anterior-. Ginóbili tardó más en llegar: fue escogido el ¡57! en segunda ronda en 1999, pero no jugaría en el conjunto texano hasta 2002. En ese tiempo triunfó en Italia y ganó, con la Kinder de Bolonia, una Euroliga (2001), en la que fue MVP.
Su padrino
Si alguien tiene culpa de que Parker lleve una camiseta sin mangas y meta canastas ése es su padre, Tony, ex jugador de la Liga holandesa, belga y francesa. Él condicionó su vida (viajes constantes) y le hizo amar el baloncesto. Tanto como su padrino, Jean-Pierre Staelens. Cien veces internacional con Francia, Staelens siguió los progresos de aquel prodigio descaro, hasta que el 31 de diciembre de 1999 murió de una parada cardíaca. Fue un duro golpe para Parker, que siempre tiene presente a su mentor.
Tampoco olvida su primera experiencia en Estados Unidos. En 2000 fue seleccionado para participar en el Nike Hoop Summit. Era un duelo entre un combinado mundial y un grupo de grandes jugadores nortemericanos menos de 20 años. "Lo hice demasido bien. Anoté 20 puntos, capturé 4 rebotes y repartí 7 asistencias", recuerda Parker, al que intentaron entonces seducir todas la universidades.
Cuando el joven base francés ya tenía destino (George Tech, NCAA), Ron Azafata, el nuevo entrenador de su equipo de entonces, el Racing de París, le transmitió una oferta irreemplazable. La aceptó, pero no logró sobresalir en Francia. Meses después llegaría su elección en el draft. Y, en 2003, su primer anillo, tras ningunear en la final ante los Nets a un tal Jason Kidd. Empezaba a ser un icono, la estrella poco convencional que es hoy en día.
1 comentario :
No sabía que Parker tuviese un disco!!! Felicidades por el blog.
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