Stoner acaricia el mundial tras su triunfo en San Marino y el abandono de Rossi

Stoner celebra con un caballito su octava victoria de la temporada. -EFE

Se ha obsesionado con ganar siempre. Con superar a sus rivales incluso en las pruebas secundarias. Por eso, antes de la salida del GP de San Marino, Casey Stoner (Southport, Australia, 1985) movía la cabeza decepcionado. Estaba frustrado el piloto de Ducati porque no había logrado el mejor tiempo en el warm up, y poco o nada le consolaba salir primero tras lograr ayer la cuarta pole del curso. Tampoco estaba especialmente emocionado tres cuartos de hora después. A pesar de haber conseguido su octavo triunfo en 13 carreras y ser líder con 85 puntos sobre Valentino Rossi, que abandonó en casa por problemas en el motor. Stoner acaricia su primer título mundial a falta de cinco pruebas y no se inmuta.

En Estoril, dentro de 15 días, el piloto australiano podría ser campeón. Coronarse en el escenario en el que Il Dottore empezó a perder el título en 2006. Entonces le superó Toni Elias por dos milésimas y sentenció la foto finish. Ahora el heptacampeón necesitará un triunfo en Portugal y que Stoner no puntúe o sume poco para seguir soñando por algo que la gran mayoría de sus aficionados creen. Ni tan siquiera aquellos que el sábado salieron a las cinco y media de la mañana de Tavulia, el pueblo del número 46, y llegaron al Autódromo Santa Mónica-Missano Adriático. Llegaron ondeando sus banderas amarillas y las aparcaron en la cuarta vuelta de la carrera.

Otro desastre de Il Dottore

Su ídolo, casi su dios, se dirigía a boxes, se bajaba de la moto, más cabizbajo y agachado que nunca. Rossi asumía el desastre. Otro más. Una contrariedad de la que no tenía culpa. Esta vez no eran los neumáticos, sino el nuevo motor de válvulas neumáticas. El estreno no puedo ser peor.

Mientras Rossi resoplaba, Stoner dominaba la carrera con facilidad. Apenas le inquietaron. Como casi siempre -"sólo he tenido que ir al límite al principio de la temporada (Qatar, Catalunya e Italia)"- Sólo Chris Vermeulen siguió, como pudo, su ritmo, aunque acabó cediendo 4'8 segundos en la línea de meta. Ya a 16 segundos se quedó John Hopkins. Suzuki hizo historia: nunca dos de sus pilotos habían subido al mismo podio.

"No me importan los demás"

Habla Stoner con la confianza de alguien que llevase toda su vida acumulando reconocimientos. Con la frialdad de un veterano: "No me importan los demás. Si tengo pilotos por delante voy igual de concentrado que si yo voy encabezando el grupo". Y sorprende que su discurso sea éste, cuando tan sólo tiene 21 años y sólo una vez ha peleado por un mundial, en 250 cc con Dani Pedrosa en 2005.

Esta temporada el piloto español no ha conseguido ser el gran rival de Stoner. "El abandono en Turquía le hizo mucho daño", analiza el líder. Entonces Pedrosa se fue al suelo tras ser tirado por Olivier Jacque. En Misano sólo rodó una curva, se cayó en la segunda, tras ser envestido por Randy de Puniet, y tuvo que abandonar. Mejor suerte tuvo su compañero Nicky Hayden, que tuvo que cambiar su trayectoria para no caerse y pudo incorporarse a la carrera, aunque sólo puso finalizar 13º. Su semana ha sido poco afortunada, ya que hace días se publicó que D-Block, una organización dedicada al tráfico de drogas, usó clandestinamente coches de su padre, que tiene un negocio de compra venta en Owensboro, donde la familia tiene su rancho.

Con Stoner el nivel de Moto GP ha subido. No será campeón por los fallos de los demás y estar siempre en las primeras posiciones como Hayden el año pasado. Sus números así lo demuestran. A falta de cinco carreras, lleva más puntos (271) que los que le sirvieron al estadounidense para ganar el mundial de la máxima categoría (252). De cada 25 puntos, el piloto australiano suma casi 21.

"No digo que sea el mejor, pero merezco un resto. Muchos otros pilotos con la misma moto o los mismos compuestos no lo están haciendo tan bien", denuncia Stoner en una entrevista en el diario Marca. No se siente valorado en un mundial en el que se está hablando mucho de los neumáticos y de la poca competitividad de las Yamaha y Honda. Pero va camino de convertirse en el nuevo icono del motociclismo. Ganar en un circuito en el que no había corrido nunca no está al alcance de muchos.