“El año pasado mi gran preocupación era demostrar a todo el mundo que no era medio segundo más lento que Fernando (Alonso) como algunos creían. Si me hubieran puesto a Michael Schumacher como compañero, también habría querido demostrar que no era el numero dos”, confesaba hace unos días Lewis Hamilton en el diario The Times. “Pero esta temporada quiero hacer las cosas usando mi cerebro. Mi único objetivo es ganar el título mundial”, añadía el británico. Era una declaración de intenciones: en Spa-Francorchamps no arriesgaría si la situación no lo requisiese. Pero o no se acordó de su discurso o realmente Hamilton aún no es tan frío como cree. Tenía garantizada la segunda posición y Felipe Massa, su principal (y casi único) rival, era tercero a una distancia insalvable. No precipitarse era lo más sensato porque adelantar en un trazado tan complejo como el del GP de Bélgica y bajo la lluvia era un despropósito para cualquiera que tuviese algo que perder.
Sin embargo, Hamilton decidió atacar a Kimi Raikkonen sin contemplaciones, quería volver a demostrar que es el mejor, y lo hizo protagonizando uno de los duelos más espectaculares (y absurdos) de los últimos años. El McLaren se acercó a centímetros del Ferrari de Raikkonen, se tocaron y Hamilton cortó la variante de entrada a meta. Reglamento en mano el ojo derecho de Ron Dennis tenía que dejar pasar al finlandés. Así lo hizo, pero tardó unos metros después, en la curva de
La remontada de Heidfeld
El segundo gran beneficiado de la jornada fue Nick Heidfeld, que tras comprobar cómo la lluvia volvía a aparecer en las últimas vueltas decidió cambiar los neumáticos dos giros antes del final. El planteamiento idóneo para protagonizar una espléndida remontada y concluir tercero, segundo finalmente tras la sanción a Hamilton. Cerca del podio se quedó Fernando Alonso, que remontó dos posiciones en la salida y cuando rodaba tercero en el último giro se fue al pit stop para poner los intermedios. Pasó a ser octavo, pero en los últimos metros remontó hasta la cuarta posición, tras superar a
“La decisión de entrar en boxes en ese momento fue conjunta, había que hacerlo como fuera, pero tendría que haber sido una vuelta antes, como hizo Heidfeld", explicó Alonso. "Decidimos parar porque si no lo hacíamos teníamos muchas posibilidades de acabar en el muro. Al final hubiese sido cuarto igual", valoró el bicampeón del mundo, que cree “imposible” repetir o mejorar este resultado en el próxima prueba, en Monza.
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