Sentencia Yelena Isinbayeva (Volgogrado, Rusia, 1982) que nunca idolatró a nadie, que jamás sintió predilección por ningún deportista. Desde siempre su única fijación fue ser la mejor, convertirse en una estrella mundial. Lo tuvo claro desde pequeña, cuando se inició en la gimnasia y no abandonó su ambicioso anhelo cuando tuvo que pasarse al atletismo por ser demasiado alta (mide 1’75 metros). En 1997, con 15 años, empezó a saltar con la pértiga. Entonces no sabía ni tan siquiera quién era Serguéi Bubka, el icono de este deporte. Ahora dice que le hace gracia que le comparen con él, sobre todo porque ella ha sido dos veces campeona olímpica y Bubka no lo logró nunca.
Isinbayeva tiene un cuerpo escultural, una mirada exuberante y sonríe con la elegancia y la seguridad de una modelo consagrada. Sabe que sus rivales están lejos de sus marcas, por mucho que durante la primavera pasada sufriera un par de derrotas y que Jennifer Stuczynski se postule como su relevo a largo plazo. La atleta rusa simplemente va a lo suyo, que no es otra cosa que batir sus propias marcas. En Pekín logró el 24º récord del mundo de su carrera (el 14º al aire libre) y consiguió la mayor diferencia en una final de la historia, 5’05 metros por tan sólo 4’80 de la propia Stuczynski. Un dato lo resume todo: en Atenas 2004 ganó saltando 4,91 metros , 14 centímetros menos que su marca en China. Su mejor marca bajo techo son los 4’95 que salto en Donetsk (Ucrania) en febrero de este año.
“Me gusta hacer”
“Me encanta sentirme sola en la cumbre A mí no me hablar. Me gusta hacer”, valoró Isinbayeva. Era su respuesta a Stuczynski, que días antes había asegurado que patearía “un culo ruso” y que la medalla de oro sería suya. La estadounidense, tras la exhibición de su rival, sólo pudo rectificar: “Yelena me lleva una década de preparación. Es la mejor”.
La competición se convierte para Isinbayeva en una oportunidad de superar sus propias y de acercarse a su objetivo final, que no es otro que alcanzar la cifra de 36 récords mundiales (uno más que Bubka) y superar el listón de 5’15 metros, casi un metro menos que el ucraniano (6’14). No hace mucho Bubka aseguraba que no le prestaría atención a la pértiga femenina hasta que alguna atleta lograse volar por encima de los 5 metros . Ahora es amigo de Isinbayeva: “Me desea suerte cada vez que me ve, y saber que está viéndome en directo, entre los espectadores, me sirve para motivarme”.
Habla con su pértiga
El ritual de la número uno antes de saltar suele ser siempre bastante parecido: mira al cielo, habla con su pértiga –“no pienso explicar qué le digo, es algo muy personal”– y piensa en cualquier cosa menos en que tiene que luchar contra sí misma otra vez. “Me acuerdo del libro que estoy leyendo esos días o en otras historias. Me dejo llevar”, confiesa Isinbayeva, que tiene la manía de competir con su mano izquierda llena de anillos. Cuando gana da una voltereta en el aire, pega unos gritos y se va directa a la grada para que alguien le de una bandera de Rusia.
La organización, el método y el descanso son algunos de los secretos del rendimiento de Isinbayeva, que duerme nueve horas por la noche y otras dos de siesta. Es su fórmula para recuperarse de los entrenamientos exigentes de Vitaly Petrov, que fue técnico del propio Bubka y al que le gusta cambiar muchas cosas de los atletas que entrena. Así lo ha explicado la pertiguista española Naroa Aguirre, que el pasado invierno estuvo un mes preparándose con el grupo que dirige Petrov.
“Lucha aunque estés herida” es el lema de Isinbayeva, que ahora vive lejos de la fría Volgogrado y se corea entre el glamour (bien y mal entendido) de Montecarlo (Italia). Su cambio de residencia no han variado sus horarios: no suele salir de fiesta y se concentra en prepararse, comer, dormir y leer. No le queda tiempo para mucho más. Es el sacrificio que tiene que hacer para poder llegar a los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 en óptimas condiciones y optar a ganar su tercera medalla de oro olímpica. ¿Qué hará después? “Probablemente me retire al año siguiente”, explica. De momento, está pensando en crear su propia línea de ropa deportiva y su perfume, que “será para mujeres fuertes de espíritu, para aquéllas que saben exactamente lo que quieren y siguen adelante hasta alcanzar su objetivo”.
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