Demostró capacidad de reacción y carácter, pero careció de muchas otras cosas. El Barça supo aparcar un pésimo inicio y remontarle 15 puntos a Unicaja, pero echó en falta la aportación de sus titulares (sólo 23 puntos) y de sus pívots (20). Unos números que resumen sus desméritos en el Martín Carpena, una de las pistas más complicadas de la Liga ACB. El conjunto azulgrana perdió 82-71 porque simplemente no supo contrarrestar las virtudes de su rival: la importancia del físico y una defensa asfixiante, señas de identidad de los equipos de Aíto. El ex seleccionador nacional no quiso modificar su manual en su partido 850 en el torneo y tuvo en Marcus Haislip, con 17 puntos y seis rebotes y que acabó lesionado, a su mejor jugador. El ala-pívot estadounidense hizo cuanto quiso ante Ersan Ilyasova, que se quedó sin anotar por primera vez este curso. Boniface Ndong y Jiri Welsch fueron los mejores complementos de Haislip con 35 puntos entre los dos. Juan Carlos Navarro, con 17, se convirtió en el máximo anotador azulgrana.
El Barça empezó el partido como un equipo timorato que a falta de elaborar jugadas prefería tirar fuese como fuese. Como si las formas no importasen y la puntería fuera más importante que la pizarra. Los problemas empezaban en su cerebro, Andre Barrett, que logra hacer cualquier cosa antes que cumplir con su presunto papel. El estadounidense contagia su falta de confianza a los demás y fomenta el caos. Es la antítesis de lo que debe ser un base.
Triple cambio
A los cinco minutos Xavi Pascual mandó al banquillo a Barrett, que ya no volvería a salir a la pista, así como a Lubos Barton y Daniel Santiago. Un triple cambio que resultó tan drástico como acertado y que activó al Barça, que había encajado un parcial inicial de 19-4 y que sufría por todos los sitios: bajo los aros con Haislip, desde fuera con Thomas Kelati y Welsch.
El primer recambio en la dirección fue Jaka Lakovic, ausente en los últimos tres partidos por lesión. El esloveno, que compartió el papel de base con Roger Grimau, tuvo una reaparición más que acertada aportando 12 puntos y repartiendo nueve asistencias. De hecho, cuatro tiros libres de Lakovic pusieron por delante al conjunto visitante por primera y única vez (26-28 a los 15’15’’). El parcial de 5-18 había sido posible gracias a la contribución de los jugadores que habían empezado en el banquillo. Especialmente acertado estaba David Andersen, que en minuto y medio anotó siete de sus 16 puntos.
Haislip frustra a Ilyasova
El guión había cambiado por completo: el Barça marcaba el ritmo del partido y Unicaja sólo sabía responder con imprecisiones. Los triples eran el reclamo del grupo de Aíto, que no acertó hasta el sexto, de Omar Cook, su oficioso base titular ante la baja de Carlos Cabezas. También metió el siguiente Haislip, que no tenía dificultades para anotar con facilidad bajo los aros: sabe sacar partido a su salto prodigioso y ridiculizar a buenos defensores como Ilyasova (0/5 en tiros de campo), al que se sacó la tercera personal en una jugada de canasta y tiro adicional (43-34 a los 22’25’’). El ala-pívot turco recordó al jugador confundido del primer tramo del curso pasado. A partir de entonces y hasta el final de tercer cuarto el encuentro pasó a ser prácticamente un mero intercambio de triples, con cuatro aciertos para cada equipo. Al acierto exterior el Barça sumó un eficaz contraataque, con Navarro y Gianluca Basile como protagonistas y que le permitieron reducir distancias (59-56, minuto 30).
Parecía que el encuentro se decidiría con una acción puntual a última hora, pero quedó resuelto en los primeros instantes del cuarto período. Ndong y Haislip –antes de retirarse lesionado, sufre una rotura fibrilar en su pierna izquierda y será baja hasta mediados de diciembre– se bastaron para conseguirlo. Se les unió Welsch, jugador de rachas que está en la buena. El alero checo casi igualó la máxima ventaja de su equipo con un triple (78-64 a 3’54’’ del final). “Estamos en el partido”, aseguraba Pascual a sus jugadores. Sólo Navarro se convenció del discurso. Los demás quisieron arreglar el desbarajuste por libre, y Andersen, visiblemente descentrado, abrió demasiado los codos y tumbó a Cook. La antideportiva del pívot australiano y una piedra (que pretendía ser un triple) de Lakovic fueron prácticamente las últimas acciones de un Barça que quedó retratado en Málaga y que el jueves jugará en otra cancha complicada, el Kaunas Sports Hall del Zalgiris.
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