Exjugador de baloncesto, el presentador de 'El Cazador' y 'The Dancer' fue el cronista de 'La Gaceta de Salamanca' del Halcón Viajes, actual Perfumerías Avenida
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Ion Aramendi en El Cazador. Foto: Mediacrest. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) #baloncesto #baloncestofemenino #periodismo
Ion Aramendi reconoce que no siempre sabía transmitir en papel lo que había visto en la pista ni se propuso ser el mejor: "A veces era muy filosófico y poético y otras, demasiado pragmático. Tampoco me preocupaba qué pensara quien leyera mis textos. Nunca me he tomado demasiado en serio porque el ego no te aporta nada. Ni me afecta la opinión del resto sobre mí porque no puedes cambiarla ni caerle bien a todo el mundo. Estoy aquí de paso, soy feliz con lo que me toca. Hasta las peores noticias me han hecho mejor".
Durante la conversación reconozco a ese presentador simpático y auténtico que baila y hace imitaciones, con tablas y sello propio. Hace poco más de un año que estrenó El Cazador, al que ha logrado hacer un hueco entre los concursos, que no tienen término medio: o duran muchos años o medio suspiro. Podría presentar cualquier formato televisivo. Fue jugador, entre otros, del Salamanca Norte, el CB Tormes, el CB Zamora o el CB Santurtzi.
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Un momento del popular concurso. Foto: Mediacrest. |
—¿Leer tan rápido las preguntas en la primera ronda y, sobre todo, en la caza final se parece a lanzar el último tiro de un partido con el marcador ajustado? –le pregunto.
—[Risas]. ¡Pues sí! Cuando me lanzo a leer, pienso: "Ion, es tu trabajo. Atrévete. Lo harás bien". Si no me temblaban las manos en el último lanzamiento no era porque creyera que lo iba a meter. Más bien porque no me importaba fallarlo. No quería que pasase ese mal rato alguien que no se lo tomara así. Confío mucho en mí –asegura el entrevistado.
Con una pelota en las manos Ion Aramendi aprendió a saber ganar y perder, a aceptar remontadas y caídas increíbles: "La vida es arriesgar y no pasa nada porque a veces queramos o no asumir un riesgo". Lo que más echa de menos son los vínculos que se establecen en un vestuario: "Con algunos compañeros mantengo la amistad. Todos tendremos un compañerismo eterno. Lo que vives en un equipo es muy difícil que lo experimentes en otro ámbito".
En El Cazador Ion Aramendi se siente el anfitrión, un camarero que recibe a concursantes.
—Bienvenidos/as a mi casa, ¿qué queréis tomar? ¿Nos conocemos un poco?
Le encanta escuchar y sacar lo mejor de las personas. Hacerlas brillar y descubrir su potencial: "Hay concursantes que vienen con muchas dudas. Saben más de lo que piensan y tienen más chispa de la que creen. ¡Si a mí me están divirtiendo! Reconozco que a veces les pico un poco, pero nunca para meterles más presión. Simplemente porque me gusta la diversión. Con los cazadores y cazadoras [los retadores y retadoras] hago lo mismo. Sirviendo en bares y restaurantes aprendí a tratar con personas muy diferentes y a detectar, por ejemplo, si quieren o no hablar contigo".
—Hace años Quique González me dijo que todo el mundo tendría que ser camarero o camarera en algún momento de su vida para conectar mejor con el resto –le comento. —Es una reflexión maravillosa de un genio musical como Quique González... Lo he hablado muchas veces con mi mujer, que también ha sido camarera de noche. Soy bastante tímido y al principio puedo parecer seco, y ser camarero me exigió expresarme más, intentar conocer mejor a la gente y olvidarme de los prejuicios. Me abrió el mundo. Es un oficio increíble y no permito que nadie lo desprecie delante mío.
—Ion, nunca lo había pensado, pero quien sirve es el o la base del bar.
—¡Sí, tío! [Risas]. Los camareros y camareras también tienen mucha cabeza, analizan las necesidades, marcan el tempo... Fui base hasta los 18 o 19 años, cuando coincidí con mi hermano Jose Mari, que era mucho mejor director que yo. Servidor era más chupón. Me pusieron de escolta.
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El dibujo de Janire, una profesora de Bilbao, que le regaló a Ion Aramendi cuando pasó por El Cazador. Aparecen los entonces cuatro cazadores y cazadores (ahora son cinco) y el presentador. Detallazo. Foto: RTVE. |
La historia de los Aramendi (un base y tres jugadores exteriores) llamó la atención de la revista Gigantes del Basket porque los cuatro hermanos (Jose Mari, Íñigo, Ion y Santi) coincidieron en el CB Tormes. "En algún partido estuvimos juntos en la pista. Algo inolvidable. Éramos un equipo súper competitivo con otra saga familiar, los Núñez, Óscar, Carlos y Javier", recuerda. Carlos falleció en un accidente de tráfico: "Éramos muy, muy amigos. Ha sido uno de los peores momentos de mi vida".
—Aunque no me gustan las comparaciones, reconozco que me recuerdas a Roberto Leal. Sois muy naturales –le comento.
—¡Acabas de descubrir nuestro secreto! [Risas]. Por eso nos va tan bien a los dos. No nos conocemos en persona, pero te aseguro que Roberto Leal es un gran compañero y presentador que no esconde nada. ¡En la televisión tienes que ser tú! Si no eres tú... ¡La tele te come! A mí tampoco me gustan las comparaciones, pero es un orgullo que te recuerde a Roberto Leal. Ambos hemos sido reporteros, hemos hecho muchos kilómetros y acumulado horas de espera en la calle, y ahora, en un plató y con equipazos, seguimos siendo felices. Toni, ¿sabes cuál es mi única aspiración?
—No, Ion.
—Que quien me siga desde su casa se lo pase bien y se ría. Me da igual si le caigo bien o no.
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Las piezas visibles de El Cazador: Erundino Alonso, Lilit Manukyan, Paz Herrera, David Leo García y Ruth de Andrés. Foto: Mediacrest. |
Desde el sofá las preguntas parecen más sencillas y sólo se ve el lado divertido de presentar un concurso como El Cazador. Lo cierto es que los nervios juegan una mala pasada y que se graban varios programas por día, hasta cuatro durante la primera y segunda temporadas. "Tu energía tiene que ser más o menos constante para seguir leyendo a esa velocidad, continuar concentrado en todo lo que está pasando, sacarle punta a cualquier réplica o comentario. Los y las concursantes se merecen que des lo máximo de ti estés tanto si estás a tope como si no puedes más", advierte. Acaba las grabaciones "agotado", pero con la conciencia muy tranquila.
Desde casa también parece sencilla la aportación de los cazadores y cazadoras (David Leo García, Erundino Alonso, Lilit Manukyan, Paz Herrera y Ruth de Andrés). Son enciclopedias humanas que, en general, aciertan casi todas las respuestas y cuyo objetivo es cazar concursantes, eliminarlos: "También se juegan su reputación y necesitan máxima concentración y descansar. Hasta ahora, cada cazador o cazadora grababa, como máximo, dos programas seguidos. Pues bien... En La noche de los cazadores, que estrenaremos en breve, están los cinco siempre. ¡Forman un quinteto brutal!".
Pronto empezará también The Dancer, que Ion Aramendi presentará junto a Sandra Cervera y tendrá a Miguel Ángel Muñoz, Lola Índigo y Rafa Méndez como capitanes. Será una plataforma para la danza y el baile en tiempos muy difíciles: "Muchos espectáculos han tenido que cerrar sus puertas y muchas escuelas de danza no pueden abrir por la pandemia. El baile es emoción y salud, y en The Dancer disfrutaremos de grandes actuaciones e historias en un excelente escenario. Desprende amor al baile, fomenta el espíritu de lucha y de superación, y visibiliza el talento".
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Sandra Cervera e Ion Aramendi en la rueda de presentación de The Dancer. Foto: Raúl Tejedor / RTVE. |
Ion Aramendi nació txuri urdin, es de la Real Sociedad hasta la médula, y en su infancia disfrutó del equipo de Alberto Ormaetxea, bicampeón de Liga con Jesús María Satrústegui, Luis Arconada, Alberto Górriz, López Ufarte... "La Real Sociedad es un equipo de corazón. Diría que hay poca gente nacida en Donosti que no sea de la Real", reflexiona Ion Aramendi, que desea con todas fuerzas que su equipo levante la Copa del Rey el 3 de abril en Sevilla ante el Athletic: "Me da igual el resultado, un 1-0, un 0-0 y penaltis... ¡Quiero ganar!".
De chaval admiró a López Ufarte, un prodigio de técnica en una época "de garra y fuerza". Después, a Jose Mari Bakero; Txiki Begiristain; Meho Kodro; Javi de Pedro, que "la ponía donde quería"; Darko Kovacevic... Y ahora, a Mikel Oyarzabal, "que es de otra galaxia"; Portu, "pura garra y fuerza"; o Alexander Isak, "una maravilla".
—¡No quiero olvidarme de Valery Karpin! Fue increíble que José Luis Rayo y yo nos lo encontráramos en un bar lanzando dardos. ¡Echamos unas partidas con Karpin! –añade Ion Aramendi.
—¿Y quién ganó? –le pregunto.
—¡Él! [Risas]. Mi amigo jugaba bien y yo soy muy normalito. De vez en cuando era bueno en el baloncesto y siempre un desastre en los videojuegos, el billar o el futbolín.
Es el momento de hablar de su ciudad.
—Ion, noto que Donosti me abraza hasta que me voy. Los y las donostiarras me transmitís autenticidad. —Me siento orgulloso de tus palabras, Toni. Donosti es muy auténtica, igual que su gente. Ha influido en cómo soy, en esa naturalidad que dices que tengo. Estoy encantado de haber vuelto tras muchos años viviendo fuera y ojalá lo hagan mis padres, que llevan 24 en Salamanca.
De Santiago y Coro lo aprendió todo: a creer en sí mismo, ser educado, puntual y buena persona, dejarse el alma en lo que hace, querer a quien le quiere... "Y, por supuesto", a ser agradecido. Valores que transmite ahora a sus hijos, Ion y Lucas. "¡Mi aita y mi ama son los mejores!", se despide Ion Aramendi después de regalarme 22 minutos más de los pactados. Le espera una reunión con Mediacrest, su productora.
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