Siempre tuvo la necesidad de ser diferente al resto. Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) nunca se sintió como uno más y tenía cierta obsesión por demostrarlo. Por eso se hizo seguidor del Ajax, para distinguirse de sus compañeros de clase, que en general eran del Barça o del Madrid. También por eso llevaba la cabeza casi rapada. Sus únicos pelos se concentraban en una cresta mohicana y dos estrellas a los lados. Con diez años le llamaban Giorgio o El de las dos estrellas y se lucía en una pista de karts de un parque acuático cuando estaba vacía. La gente aplaudía con entusiasmo las piruetas del niño del peinado peculiar, que apoyaba a Max Biaggi para llevarle la contraria a su padre. Hace un tiempo Lorenzo rectificó y proclamó que el mejor era Valentino Rossi. La reacción del octacampeón cuando se lo dijeron fue de cierta suficiencia: “Hombre, por fin lo ha reconocido, pero le ha costado”. Ahora Il Dottore debe asumir que en el camino hacia su noveno título tiene un rival con el que no contaba especialmente. Lorenzo se lo dejó claro en el GP de Japón con un adelantamiento en la frenada de los salientes, rodilla con rodilla, una mezcla de locura y talento. Una acción que le valió al mallorquín para acabar ganando el GP de Japón y colocarse líder del Mundial de MotoGP por segunda vez. Como el año pasado, también en la segunda carrera. En 2008, en su debut en la categoría reina, se impuso en Estoril (Portugal) y compartió el liderato con Dani Pedrosa, tercero esta vez en el circuito de Motegi tras Lorenzo y Rossi. Casey Stoner, por su parte, acabó cuarto.
“¿Soy líder? Pues no lo sabía… Es una sensación muy bonita, pero es un dato anecdótico”, dijo Lorenzo, que admitió que Rossi no se lo había puesto nada fácil: “El tío no me dejaba ir del todo después de adelantarle. Ha sido una victoria muy trabajada. Es de todos”. El mallorquín nunca había ganado en Japón y seguramente no se había planteado que Rossi, su ídolo y compañero en Yamaha, se conformarse con ser segundo y estar a “sólo un punto del liderato (41 puntos tiene Lorenzo por 40 del italiano y 38 de Stoner)”. El resultado fue un mal menor para Il Dottore, que protagonizó uno de sus mejores (y únicos) enfrentamientos directos con Pedrosa. En dos giros se pasaron seis veces, tres cada uno. Al catalán se le hacía larga la trazada y el octacampeón no podía contener a su rival le superaba en las apuradas de frenada. La maniobra decisiva de Rossi fue un interior arriesgado en el que ambos casi se tocan. En ese momento, a seis vueltas para el final, Lorenzo rodaba a dos segundos y la diferencia no bajaría del segundo largo. La 23ª victoria de la carrera de Giorgio era una realidad. La bandera de Lorenzo’s land ya ondea en el circuito de Motegi.
La carrera de Pedrosa, que ya puede girar más la rodilla tras su operación, fue ejemplar. Por una vez se olvidó de las deficiencias de su moto (y de proclamarlas) y se concentró en pilotar. “No podía creérmelo, pensaba que me iba a descolgar en una o dos vueltas. Cuando vi que estábamos en la quinta y la sexta y seguía arriba pensaba: 'esto es increíble'”, dijo el piloto de Honda. No lo pudo hacer mejor en la salida: ganó diez posiciones para colocarse segundo. Posición que perdería en la segunda vuelta a favor de Lorenzo, justo cuando su ex compañero Nicky Hayden se caía tras un incidente con Yuki Takahashi. El campeón de 2006 sólo suma cuatro puntos, mientras que el de 2007, Stoner, no pudo hacer otra exhibición como en Qatar y, con problemas de frenos (en la tercera vuelta estaba ya a cuatro segundos de Rossi), sólo pudo acabar cuarto tras superar a Andrea Dovizioso.
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