domingo, 19 de abril de 2009

Nadal desquicia a Djokovic en su quinto triunfo consecutivo en Montecarlo

Nadal, serio, levanta el trofeo de Montecarlo -EFE.



A veces la diferencia entre una victoria y una derrota en una final es una cuestión puramente de matices, de pequeños detalles que acaban por definir quién acaba fotografiándose con el trofeo y quién se mira la escena con la mirada perdida. Pero hay quien va más allá y acaba gestionando a su favor cualquiera de las circunstancias que se le presenten, como Rafa Nadal (Manacor, Mallorca, 1986), que en tierra batida tiene fiabilidad extraordinaria y es capaz de transformar un mal día en otro ejercicio brillante de golpes extremos y fe incalculable. “Cuando paso por situaciones difíciles sé que si estoy ahí todo el tiempo, siempre tendré posibilidades”, reflexionó en voz alta el número mundial tras ganar su quinto título en Montecarlo consecutivo ante Novak Djokovic (6-3, 2-6 y 6-1). Nadal estaba contento con su actitud, pero no excesivamente por el juego. No le convenció su servicio –“no he sacado demasiado bien, sobre todo el segundo saque, que a veces fue un desastre, a 120 kilómetros por hora” (concedió once break en contra)–. Su diferencia con el resto quedó bien resumida en el primer juego del primer set, que resolvió tras 14 minutos y salvar varias pelotas de break con golpes imposibles, incluido un passing magistral que hizo que Djokovic se quedase arrodillado en la arcilla –el serbio diría después la frase adecuada para completar la instantánea: “Rafa, eres increíble”–. Y el propio elogiado reconocería después las dificultades: “Novak estaba jugando muy bien, bastante mejor, pero he salvado pelotas con fortuna”.


No hay nadie como Nadal sobre tierra batida, donde acumula 21 partidos seguidos ganando (cedió el curso pasado en Roma ante Juan Carlos) y ha vencido en 23 de las 24 finales que ha disputado. Sólo Roger Federer pudo superarle en su superficie predilecta: fue en la final de Hamburgo de 2007 y significó el fin de una racha casi inalcanzable, la de 81 victorias consecutivas. Con su triunfo en Montecarlo Nadal iguala una cifra del suizo: ambos tienen 14 Masters. De hecho, al tenista manacorense sólo le faltan dos, Miami y Cincinnati, el único en el que todavía no ha sido finalista.


Inicio atípico


El inicio de la final fue completamente atípico, con dos jugadores empeñados en perder con su servicio lo que ganaban al resto. En los siete primeros juegos ambos ganaron un único punto con el saque a favor. Nadal ganaría el siguiente con su servicio y dejando a Djokovic en blanco. Dominaba el manacorense desde el fondo de la pista, controlaba y deshacía los detalles ante un rival superado que cometería hasta 17 errores no forzados (47 en total) en el primer set. Un mundo aparte en comparación con el segundo, monopolizado casi por completo por Djokovic, que celebraba efusivamente cualquier punto, consciente de que todo lo bueno le acercaba a forzar el tercer y definitivo set. El número tres era un auténtico portento: nadie recordaba ya que minutos antes hubiese necesitado friegas en la espalda del fisioterapeuta y que hubiera puesto caras de dolor. Pero incluso en dichas circunstancias se quedó patidifuso ante Nadal, que le respondió con piernas y un golpe impagable. El juego y el set acabarían siendo para Djokovic. El balance (2-6) pasaba a la historia: Nadal no perdía un set en Montecarlo desde la final de 2006, su segundo título allí, el primero en el torneo ante Federer, al que había ganado también en 2007 y 2008.


En la manga final Nadal mostró su mejor virtud: el encontrar en el sufrimiento el perfecto estímulo para reponerse. Se llevó el intento primer juego y a pesar de ceder en el tercero (salvando tres pelotas de break) acabó resolviendo con facilidad un partido tremendamente exigente de casi tres horas de duración.


“Me encanta jugar aquí y haber ganado cinco veces es un sueño”, diría Nadal, cubierto de una chaqueta fina amarilla. Debajo llevaba la camiseta totalmente rebozada de arcilla. Una vez más se había tirado al suelo para festejar la victoria. Y una vez más continuó con su discurso escéptico de siempre. “¿Ganar en Barcelona? Primero tendré que pensar en superar la primera ronda, que no será fácil”, dijo el número uno, que ha vencido en las cuatro últimas ediciones del Godó.


1 comentario :

pro_magicalonso dijo...

Rafa es un crack y lo está demostrando día a día. Saludos