martes, 12 de mayo de 2009

Juan Villoro: "El Barcelona de Guardiola cumple con todos los sueños del fútbol"

Villoro ganó el Premio de Internacional de Periodismo Manuel Vázquel Montalbán -EFE.



-->Hay quien sólo ve en el fútbol a veintidós jugadores en pantalón corto detrás de una pelota y a miles de seguidores pendientes, cerveza en mano y con un arsenal de cánticos y palabras malsonantes. Tan centrados y a la vez tan descompuestos como si les fuera la vida que el balón entre o no entre en la portería. Para Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) el fútbol es mucho más que eso, explica, desgrana la propia vida: la euforia, el fracaso, la sorpresa, el dolor. Un club de fútbol forma parte de las entrañas del apasionado, es un camino que toma y al que raramente, suceda lo que suceda, renuncie. En esta entrevista concedida a Cronómetro de Récords el escritor mexicano aporta su visión analítica, anecdótica y sociológica de este deporte como hizo con brillantez en Dios es redondo (Anagrama). Condecorado en 2007 con el Premio Internacional Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán en su apartado de periodismo deportivo, Villoro tiene la tremenda habilidad de enganchar al lector que no ve más allá de tres palos y una pelota. Porque, como decía Albert Camus, premio Nóbel de literatura y portero del Racing Universitario de Argel, los disparos pueden venir de cualquier parte.


¿Qué es el fútbol? ¿A qué evoca?
En el mejor de los casos es una recuperación de la infancia: un juego que se toma en serio. En sus peores momentos, es un espejo extremado de las sociedades, donde cristalizan sus peores vicios.

Condiciona muchas agendas sociales. ¿Hasta qué punto es importante en la sociedad?
El fútbol tiene una gran fuerza identitaria. Para conocer una época es importante saber qué apasionaba a los colectivos sociales, y en el planeta nada apasiona con mayor fuerza estadística que el fútbol. No cambia la vida de un país pero ofrece momentos de compensación muy grandes. Un taxista de Buenos Aires me dijo: “nadie me ha dado tantas satisfacciones como Maradona”. Quizá esto signifique que no tuvo mucha suerte con sus parientes y amigos, pero sin duda es sintomático de la forma en que el fútbol acompaña a mucha gente.

¿A qué sustituye? ¿Con qué se puede comparar un gol?
Uno delega ilusiones en el juego y se siente representado por un equipo. En ocasiones ahí se cumplen y desahogan revanchas, oportunidades perdidas, viejas ilusiones. Cuando Cristo dijo “no sólo de pan vive el hombre”, se refería a que no todas las gratificaciones son materiales. El fútbol pertenece, en su aspecto más noble, al rango de las gratificaciones inmateriales. Obviamente, puede ser manipulado, vendido, extorsionado, como sucede con el arte o el periodismo, por poner en la mesa otras dos profesiones nobles que pueden ser prostituidas.

¿El escudo es el elemento de fidelidad más sólido? Casi nunca nadie cambia de equipo…
Hay gente que lo hace, y creo que debe arrepentirse. Negar un equipo equivale a negar la infancia que tuviste, a decir: “ya no soy el niño que escogió esos colores”. A veces, la venta de franquicias o la corrupción de un club hacen que se antoje cambiar de escudo, pero creo que debe prevalecer el respeto al niño que nos convirtió en aficionados.

La actitud de los jugadores es muy diferente. Parece imposible que se repitan casos como los de Giggs, Raúl, Maldini o Puyol, jugadores fieles a un club. ¿El fútbol es cada vez más mundano? ¿Ha perdido su signo de distinción con respecto a la vida real?
Creo que el Barcelona de Guardiola cumple con todos los sueños del fútbol. Es un equipo de canteranos, jugadores que empezaron en el club a los 11 años, que se entienden como un colectivo y piensan como tal. Para ellos, el triunfo debe pasar por la belleza. Tal vez no consigan todo lo que merecen, pero no podemos dejar de admirarlos.


Guardiola dirige a un Barça que busca triunfos que "pasen por la belleza" -EFE.

El aficionado se siente traicionado constantemente, sobre todo cuando el ídolo se va al rival histórico. En Barcelona se odia tanto (o más) a Figo ahora que cuando se fue.
El caso de Figo revela lo mucho que se quiso a ese jugador, sin que él lo entendiera del todo. Al mismo tiempo, el dolor de la partida se expresó de manera muy neurótica. El Barça jugaba mal y el Madrid entró en la utopía de los galácticos. El aficionado culé estaba despechado y se cebó en Figo. Cuando odias más a tu ex novia de lo que quieres a tu novia significa que algo anda mal. La “noche del cochinillo” en el Camp Nou fue vergonzosa. Yo estuve ahí y la reproché a fondo, sin perder mi pasión barcelonista. La frustración de no tener equipo hizo que se responsabilizara en exceso al “traidor”.

¿Ése es el caso más extremo en la Liga española? Las circunstancias fueron retorcidas.
Figo prometió algo que no cumplió (quedarse en el Barça que supuestamente amaba) y habló con Florentino en secreto para pactar su paso al Madrid si él ganaba las elecciones como presidente. Actuó mal, pero se trata de un mercenario de alto nivel, que salió de Portugal para ir a Barcelona por las mismas razones por las que abandonó esa ciudad para mudarse a Madrid. Por las torpezas de Joan Gaspart, el Barça se tardó demasiado en recuperarse de la pérdida y esto dio pie al culebrón en el que todo se hacía depender de la marcha de Figo.

Tampoco se olvidan los errores. El caso más dramático fue el de Moacyr Barbosa…
¡Pobre Moacyr! Fue un gran portero que falló en la jugada decisiva [durante la famosa final del Mundial de 1950 que Uruguay ganó por 2-1 a Brasil en Maracaná y que se conoce como Maracanazo]. Es el caso de Arconada, a quien siempre le preguntan de su fallo en la Eurocopa. Forma parte de la condición de portero poder arruinarlo todo en una jugada. Son pocos los que, como Casillas, están por encima de los errores individuales. Cuando el Barça le metió 6 goles en el Bernabéu, Casillas dio un partidazo. En ningún momento dejó de demostrar que es un guardameta inmenso. Son pocos los que pueden mostrar tal soberanía en la derrota.


Para Villoro Casillas en el "jugador más rentable de Europa"
¿Qué le falta y qué le sobra al periodismo deportivo para ser más bien considerado?
En España ha mejorado muchísimo. Hay grandes cronistas en los diarios. Con frecuencia, los escritores se suman a la tarea. En Argentina y en Inglaterra, el periodismo de fútbol combina con enorme talento la información y la crónica. Tengo la impresión de que el fútbol es, en sí mismo, una actividad demasiado potente para que se le dé gran importancia social a sus cronistas. Un estadio con cien mil espectadores es un estadio con cien mil evangelistas, de modo que es difícil que alguien destaque de modo único, como Homero en la guerra de Troya.

El periodista deportivo es un bombero: tiene que reaccionar rápido y bien, y para hacerlo debe tener conocimientos y habilidad. ¿Por qué se utilizan tantos tópicos?
Todos los deportes tienen lenguajes codificados. Es parte de su riqueza y de su limitación. Una buena crónica debe explotar las particularidades del idioma que se habla en los estadios, su incomparable “sabor local”, pero también hacerla comprensible para los neófitos.

Abundan los términos militares. ¿El partido es una guerra simbólica?
Es una representación incruenta de la guerra. Hay que subrayar que los términos de nuevo cuño rara vez son militares. La cultura guerrera se ha desprestigiado.

¿Te has sentido desprestigiado entre tus compañeros por escribir sobre fútbol?
Cubrí mi primer Mundial en 1990. Entonces algunos lo vieron como un exotismo. Yo mismo me sorprendí de que me dieran el pasaje de avión y los boletos (me tuve que pagar el hospedaje y las comidas y no gané sueldo). Con el tiempo, esta extravagancia se volvió recurrente y un pequeño público se acostumbró a mis crónicas. A partir del Mundial de Francia 98 incluso comencé a ganar algo con esta afición. Una vez que me pude establecer como cronista, caí en peligro de ser visto como un autor “populachero” por mis colegas más “exquisitos”. Obviamente es algo que no debe importarme. Para mí es tan difícil escribir un cuento o un ensayo sobre Onetti que escribir una crónica de fútbol. Yo no hago divisiones de calidad por el tipo de tema que tratas. Quizá lo que me ha librado de una mayor discriminación es que el fútbol mexicano es muy malo. Por lo tanto, yo hablo, como diría Fitzgerald, con “la autoridad del fracaso”. Escribir de fútbol en un país perdedor es una extravagancia que se sobrelleva mejor, pues la gente piensa: “pobre tipo, con lo mal que está la selección y él sigue yendo al estadio”.

¿Cuándo y por qué empieza a interesarte por este deporte?
Mi padre nació en Barcelona y el primer regalo que me dio fue un llavero del Barça. Para él, el equipo blaugrana era el símbolo de la ciudad y la niñez perdidas. Me llevó al estadio a los 6 años, a ver al Valencia contra el Oro, campeón de México, y desde entonces me enamoré del juego.

¿Qué elementos debe tener una buena crónica? ¿El cronista puede ser didáctico?
Una buena crónica debe transmitir la pasión que se siente al ver un partido. La parte didáctica me interesa poco, pues no soy un técnico y sólo despistaría al lector. Lo importante, para mí es revivir lo ya ocurrido con un lenguaje que el espectador no tiene pero que le evoca lo que sintió.

¿Cuál sería el partido perfecto para el cronista?
La voltereta del Liverpool contra el Milán en la final de la Champions, cuando iba perdiendo 0-3. La final Alemania-Hungría en Suiza 54, cuando todo indicaba que ganarían los húngaros, pero llovió y ganaron los alemanes. El partido inicial de Corea y Japón 2002, cuando Senegal derrotó a Francia en forma inverosímil. La noche de 1962 en que mi equipo, el modestísimo Necaxa, derrotó al Santos con todo y Pelé. La lista es tan infinita como los caprichos de los hombres.



Gerrard y Benítez muestran la Champions de 2005, en la que los 'reds' empataron un 0-3 -EFE.

Has cubierto varios Mundiales. ¿Cómo desconectabas para escribir las contracrónicas?
En época de Mundial no desconectas. Vives en estado de futbolitis aguda. Lo que tienes entre las orejas no es un cráneo sino un balón. Curiosamente, ese estado de febril locura te permite ver de otro modo lo que pasa en bares, calles, vagones del metro, la cama de tu cuarto y otros sitios. Si vas con neumonía a un balneario observas cosas muy raras. Es lo que le pasa al enfermo de fútbol cada cuatro años.

¿Cómo debe adaptarse el periodista de prensa para (con)vivir con Internet?
Depende de cada quien. Yo tengo una muy buena relación primitiva con la tecnología: la uso poco y tratando de que me dé sorpresas.

¿Hasta qué punto cambiaron los textos con la democratización de la TV?
La TV se ha generalizado pero no democratizado. Unos cuantos consorcios controlan la mediósfera y la gente no puede decidir los contenidos de la información. La presencia omnipresente de la TV valoriza el carácter diferencial del texto. Puedes ver mil veces la misma jugada sin saber qué sucedió (el caso paradigmático es el gol fantasma de Wembley). Sin embargo, sólo la escritura te cuenta la vida privada de los goles. La cultura de la letra es distinta a la de las imágenes. La frase “una foto dice más que mil palabras” revela que eso sólo se puede decir con palabras. En una etapa donde el homo videns es el ser común, el hombre que escribe posee una diferencia que puede revelar cosas distintas.

El público tiene poder: dispone de espacios para expresarse. ¿Qué papel juegan los blogs?
Aún es confuso lo que pasa con los blogs. Hay algunos escritos con gran imaginación y rigor, otros son simples vertederos de obviedades o desahogos de irritaciones. No sé si esto implique poder porque no veo que se tomen muchas decisiones por lo que se dice en los blogs. En todo caso, esto ha servido para modificar los argumentos de algunas series de televisión en Estados Unidos. Lo que dicen los bloggers se interpreta como una encuesta. En este sentido, su impacto es demoscópico, no individualizado.

Sostienes que no hay grandes novelas sobre fútbol porque éste “contiene su propia épica, tragedia y comedia”. ¿Una historia paralela sería muy forzada?
Nunca se puede descartar que surja un Tolstoi de la cancha, pero eso parece poco probable. Los buenos novelistas desean inventar la realidad, no reflejarla, y el fútbol está tan codificado que resulta difícil inventarle un mundo propio además del mundo excesivo que ya tiene. El fútbol llega ya narrado, comentado y refutado. Por eso se presta tanto para la crónica –que cuenta la épica por segunda vez- y menos para la novela –que depende de la invención. Por supuesto, siempre habrá novelas agradables y discretas sobre el tema.

Defines el fútbol como “anfiteatro de la resurrección”. ¿Los futbolistas de ahora son más teatreros que los de antes?
Sí, mucho más teatreros y más altaneros. Basta ver a Marchena gritándole “hijo de puta” al árbitro durante todo el partido sin que haya la menor consecuencia. Es casi imposible que un jugador acepte una decisión arbritral. En ningún otro deporte se ve algo semejante. El fútbol sería mucho más aburrido si los árbitros no se equivocaran, pero los jugadores los instan a equivocarse demasiado. En este sentido (teatralidad de los jugadores y fallos arbitrales), la Liga española es una de las peores del planeta.

¿El fútbol ha perdido espontaneidad? Ya no hay jugadores como Juanma López, Tato Abadía o Xavi Aguado. Ahora son chicos anuncio con el corte de pelo a la moda.
La selección de España en la pasada Copa Europea de Naciones fue muy refrescante. Iniesta, Xavi, Villa y Puyol son tipos normales. Una selección de clase media, sin astros que vendan camisetas o anuncien Gilette (en todo caso, te los imaginas armando muebles de Ikea). Me parece un equipo envidiable y digno de la nueva España. Un equipo integrado por la comunidad de tu edificio.

¿Cómo ha cambiado el perfil de estrella? ¿Hay algún jugador actual que sea un mito?
Nunca faltan mitos. Zidane lo ha sido, incluyendo sus derrapes de héroe trágico. Messi va en camino a serlo.

¿Quién es el mejor futbolista en estos momentos? ¿Y el más interesante a nivel literario? ¿Dan más juego los genios incomprendidos como Riquelme o De la Peña?
Riquelme está en un nivel muy superior a De la Peña; no se pueden comparar. “Lo Pelat” es un rarillo con talento y, sin duda alguna, Riquelme es un genio que sólo se manifiesta cuando está a gusto. Lo extraño es que esto contraviene muchas de las nociones obvias del juego. Lo más extraño es que eso ayuda a que el Boca conquiste todos los trofeos de la Tierra. Respecto al toque literario, depende de cómo se mire. Un genio demasiado frecuente, como Iker Casillas, tiene un lado enigmático. Es el jugador más rentable de Europa, el que más puntos directos consigue, pero tiene la paradoja de que esos puntos son invisibles. Su logro es lo que no ocurrió. Esto hace que los periodistas prefieran a un talento vistoso pero cuestionable, como Cristiano Ronaldo, a la hora de escoger el Balón de Oro. Hay un tema literario en el portero que no llega a la meta.

O Gascoigne, el ejemplo de la fragilidad del futbolista…
Cierto tipo de futbolistas, como Gascoigne, tienen vida de boxeadores: juergas, amigos que se aprovechan de ellos, arrebatos sentimentales, tendencia autodestructiva. El caso operístico por excelencia es el de Maradona, insuperable como personaje.


Messi, durante un partido del Barça esta temporada -EFE.

¿La rivalidad entre rivales históricos es una actitud forzada entre generaciones?
En el fútbol, los fantasmas también juegan. Un derby convoca a los vivos pero también a los muertos. Es parte de la mística histórica del juego.
¿Los grandes equipos son más noticia cuando pierden?
La “normalidad” del Madrid es el triunfo y por eso se destaca mucho una derrota inesperada. De cualquier forma, la curiosidad está mal repartida en el periodismo porque depende del dinero. Los grandes equipos acaparan demasiados titulares. Un jugador tiene que ser en verdad genial para destacar en el Valladolid o el Mallorca. Hay periódicos dedicados a seguir a un solo equipo y programas televisivos que ni siquiera pasan los goles de equipos menores. El entorno está muy distorsionado. En los equipos grandes no sólo está el dinero sino la posibilidad de dejar de ser un genio secreto.
Hasta hace poco los jugadores de Valencia no cobraban y se ha publicado que el Madrid tiene una deuda inmensa. ¿Los clubes deben replantearse su gestión?
La burbuja inflacionaria del fútbol llegó a niveles imposibles. Jugadores de segundo nivel valen 20 millones de euros. Esto tendrá que bajar en el futuro, sobre todo porque el talonario no da títulos: puedes tener al Real Madrid de los galácticos y perder la Copa del Rey ante el Zaragoza.
Tampoco la prensa pasa por su mejor momento. ¿Sobrevivirá a la crisis e Internet?
Cada vez hay más lectores que usan Internet. La paradoja es que la publicidad de los periódicos se sigue generando en el formato papel. El futuro del periodismo escrito está en reconocer su fuerza y en no tratar de imitar a lo que ocurre en línea. Por temor al magnetismo de la red, los periódicos actuales se diseñan y conciben como páginas web. Su futuro está en hacer lo contrario, en publicar lo que no puede ofrecer la red: crónicas muy extensas, periodismo de investigación, narraciones que no dependen de imágenes.

A Maradona le aplaudieron cuando eliminó por penaltis a Italia en 1990. A Cristiano Ronaldo lo declararon persona non grata tras hacer lo mismo con Inglaterra en el Mundial de 2006, cuando ya era un referente de la Premier. ¿Crees que lo de Diego pasaría hoy?
Lo de Diego fue único: no lo aplaudió Italia, lo aplaudió Nápoles. Les había conseguido el scudetto después de casi 60 años. La gente lo adoraba y él aprovechó muy bien la circunstancia. Le recordó a los italianos que la gente pobre, la gente del sur, es la que se marchó a Argentina (bastaba ver los apellidos de los jugadores, comenzando con el propio Maradona). En Italia hay una división muy fuerte entre el norte y el sur y Diego la capitalizó. Argentina representaba la emigración dura e Italia el norte poderoso e industrial. Fue una ópera que sólo podía montar el dios de los pies pequeños.

3 comentarios :

F.D. dijo...

Te felicito Toni, no debe ser fácil conseguir la entrevista. En su línea Villoro, analizando el fútbol con amplitud de miras y en un medio plazo que le permite comprobar tendencias más allá de un resultado u otro.

Es por eso que es tan gran cronista.

un saludo desde cultura-de-futbol.blogspot.com

Toni Delgado dijo...

Muchas gracias por el comentario P.M.X. Como dices Villoro es un gran cronista y consigue llegar incluso a las personas que en teoría no están interesados en los deportes.

Un saludo,

Toni

PDD20 dijo...

Muy buen blog. Mucha suerte en los Premios!!