Hay deportistas que trascienden por encima de la disciplina que representan, que crean una religión propia. En MotoGP no hay otro como Valentino Rossi, tan querido e idolatrado en Italia como en el resto del mundo. Su número 46, herencia de su admiración por un piloto invitado al que vio haciendo equilibrios impagables en el circuito de Suzuka en Japón, ondea en las gradas, es el símbolo de un Dios humano. El que muchos señalan como mejor piloto de la historia se llama Valentino como homenaje de su padre Graziano a su mejor amigo, que murió ahogado en el mar. Il Dottore camina hacia las 100 victorias en su carrera y, con 30 años, muestra la misma ilusión que un debutante para intentar superar al único corredor que ha ganado más pruebas que él, Giacomo Agostini (122). La cifra aún le queda lejos a Rossi, que con su octavo triunfo en el GP de España disputado en Jerez suma 98 triunfos. A efectos prácticos al octacampeón la victoria le sirve para situarse cómodamente líder del Mundial con once puntos de ventaja sobre Casey Stoner, tercero en Jerez, y hasta 24 con Dani Pedrosa, segundo, y Jorge Lorenzo, que se cayó y no pudo concluir la carrera.
Dice Rossi que pilotar una moto de carreras es tan sumamente exigente como tocar el piano, pintar un cuadro o jugar al fútbol como lo hizo en su momento Ronaldo. Defiende que es un arte en el que “sientes una atracción irresistible y algo dentro”. Il Dottore aplica su hipótesis en carreras como las de Jerez, donde demuestra tener la sensibilidad y la convicción exactas para revertir situaciones relativamente adversas. Como la que le propuso Pedrosa escapándose en solitario (puntualmente con Stoner) y teniendo una ventaja de casi segundo y medio. Diferencia que poco a poco fue reduciendo –incluso logrando el récord del circuito en la cuarta vuelta– hasta superar con un interior perfecto a Pedrosa a falta de 10 vueltas. “No he podido seguir su ritmo. Sólo puedo felicitar a Valentino”, concedió Pedrosa, contento por estar “otra vez en el podio (fue tercero en Japón)” y crítico con su moto porque “seguimos teniendo muchos dificultades en el segunda parte de las pruebas”.
Caída de Lorenzo
Resuelta la victoria la gran emoción de la carrera era saber quién acompañaría a Rossi y Pedrosa en el podio. Lorenzo arriesgó lo indecible para conseguir subir al cajón. Giorgio corrió en tierra de nadie durante la carrera, cuarto, rodando lejos de Stoner y con una ventaja cómoda con respecto al quinto, primero Andrea Dovizioso y después de la caída del italiano, Randy de Puniet. Pero Lorenzo entiende su profesión como un riesgo continuo y no se conformó. Así que rebajó la diferencia de los dos segundos largos a nueve décimas, pero acabaría cayéndose por falta de grip y se fue a boxes diciendo que no con la cabeza.
El abandono de Lorenzo tranquilizó a Stoner, que lograría su primer podio en Jerez. El campeón de 2007 valoró la tercera posición como un “buen resultado, especialmente por los antecedentes aquí. Siempre había arrancado mal y esta vez no ha sido así”. Al lado tenía a Rossi, que volvió a repetir su celebración de irse directo al lavabo móvil tras acabar la carrera. Quizás un guiño para decir que es un Dios humano. O que otra vez más le sobró tiempo para ganar. Se echa en falta una carrera que se decida en la última vuelta. Como la del propio Rossi y Sete Gibernau en el mismo circuito en 2005 y que acabó con el catalán saliéndose de la pista.
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