domingo, 3 de mayo de 2009

Obradovic y su Panathinaikos ganan la Euroliga en una final extraordinaria

Los jugadores del conjunto de Obradovic levantan el trofeo europeo -EFE.

Es un espectáculo verle gesticular y desgañitarse en la banda, vivir los partidos al límite, como si la perfección fuese algo alcanzable y el único camino hacia el éxito. Zelimir ‘Zeljko’ Obradovic (Cacak, Serbia, 1960) se puede permitir ese show: le avalan siete Euroligas, la última, como en 2007, dirigiendo a Panathinaikos y ante el CSKA de Moscú de Ettore Messina (73-71). Una final extraordinaria que parecía sentenciada al inicio de la segunda parte, cuando los griegos dominaban por 23 puntos, pero los griegos llegaron a acercarse a tan sólo un punto y en la última jugada Ramunas Siskauskas falló el triple que les habría dado el triunfo a los rusos.

Si la final estuvo a punto de cerrarse en la primera parte –triples al margen, ¡siete de Panathinaikos en el segundo cuarto!– fue gracias a Vassilis Spanoulis, un jugador alejado de los elogios y reconocimientos que por trayectoria merece. Casi siempre en un segundo plano, el ex jugador de Houston Rockets es uno de los cinco escogidos del quinteto suplente de la Euroliga como en 2006. La gran diferencia es que ahora puede presumir de ser el MVP de la Final Four. Fundamental en semifinales ante Olympiacos con 18 puntos, Spanoulis anotó 13 contra el CSKA, siete de los primeros nueve de Panathinaikos, que había empezado cediendo por 4-10 (3m30s). El conjunto de Obradovic lograría un parcial de 15-6 para el que Messina no supo dar la réplica adecuada, desconectados Siskauskas, Trajac Langdon, Matjaz Smodis –desesperado se ganó una técnica–… Todos menos JR Holden, el improvisado líder del campeón de 2008.


Siete triples en el segundo cuarto


Panathinaikos no desaprovechó el agarrotamiento del CSKA y realizó un segundo cuarto para enmarcar. Convirtió cualquier tiro mal seleccionado por su rival en el primer paso hacia un contraataque perfecto. Perfecto porque metió siete triples en dicho período, dos de Dimitris Diamantidis, MVP de la Final Four de 2007, y uno de Spanoulis o Sarunas Jasikevicius. “Fue algo extraordinario”, como diría después Obradovic, que aún no estaba satisfecho con el 48-28 al descanso ni con el 51-28 en la reanudación con otro triple de Jasikevicius. El espléndido base lituano se convirtió en el primer jugador en ganar la Euroliga con tres equipos diferentes. En 2003 la ganó con el Barça y en 2004 y 2005, con el Maccabi Tel Aviv. “Los culés están contentos de que un soci haya ganado la Euroliga”, dijo, divertido, Jasikevicius, que confesó que “no sé si estoy más feliz por la cuarta Euroliga o por el 2-6 del Barça con el Madrid...”.


Messina arengó a sus jugadores y les recordó la máxima que define a los equipos que entrena: “Puedes irte a casa o ponerlo todo, poner encima tu prestigio para luchar hasta el limite”. El CSKA reaccionó, a pesar de que al principio siguiese con las mismas dificultades para anotar y sólo lo hiciese desde la línea de personal. Así fue hasta que por fin surgieron Siskauskas y Langdon, que sólo llevaban cuatro puntos entre ambos. Seis tantos casi consecutivos del Asesino de Alaska redujeron la diferencia a sólo 13 (56-43), mientras que Victor Khryapa pondría el increíble (56-46, minuto 30). El grupo de Messina, mejor defensor de la Euroliga, demostró su condición y dejó a Panathinaikos en sólo ocho puntos en el tercer cuarto. Obradovic vio más razones: “Pasaron algunas cosas raras. No quiero hablar de eso porque no estoy seguro, pero volveré a ver el partido para asegurarme”.


Zoran Planinic, importante en el Tau y simple complemento en el CSKA, fue el director sobre el que el conjunto ruso continuó recortando diferencias (56-50 a falta de 8m12s). La apuesta de Obradovic para cambiar la situación fue dar entrada a Stratos Perperoglou por Spanoulis. El recambio no pudo salirle mejor: seis puntos seguidos del alero griego reactivaron a Panathinaikos (65-52 a 5m40s). Surgió entonces Siskauskas, en un intento de repetir su gran actuación ante el Barça en semifinales, cuando anotó 18 puntos en el último cuarto. Esta vez anotó la mitad en dicho período, pero pudo ser igual de decisivo. A 26s la estrella del CSKA anotó un triple (70-69) y después metería un par de tiros libres, que dejaban el marcador 72-71 a falta de 8s. Jasikevicius erró un tiro libre y Siskauskas tendría la última opción. Pero esta vez su triple no entraría y el título y el MVP serían para Panathinaikos y Spanoulis. “En los últimos diez segundos decidí decirle al equipo que evitáramos las faltas. Si Siskauskas hubiera anotado todos me estarían criticando, pero ahora creo que fue una buena decisión”, resolvió, sincero como siempre, Obradovic, el rey de la Euroliga.


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