Dice Valentino Rossi que todos los pilotos son valientes y que lo que les distingue del éxito (máquina aparte) es su sentido del límite, la capacidad para evaluar el peligro y gestionar el azar. Il Dottore añade que gana quien logra adaptarse mejor a las condiciones de la pista, que pueden cambiar. El análisis describe con acierto la carrera de su compañero Jorge Lorenzo en Mugello, declarada en mojado al principio y que obligó después, cuando la pista se secó, a cambiar la moto. “He tenido el corazón a 200%. Estaba con la lengua fuera porque me han pasado mil cosas”, confesaba, sonriente, Lorenzo, que se cayó en la vuelta de reconocimiento y tuvo que subirse a la segunda máquina. Tampoco le fue bien en la salida, en la que bajó de la primera a la octava posición porque “la rueda trasera empezó a deslizarse”. A pesar de todo piloto balear protagonizó una gran remontada para acabar segundo, sólo por detrás del ganador, Casey Stoner, y por delante de Rossi, tercero en su casa. El propio Stoner, nuevo líder del Mundial con 90 puntos, y Lorenzo (86) dejaron en un segundo plano al octacampeón (81), que había ganado en su territorio siete veces consecutivas, nueve en total. Dani Pedrosa (57) llegó a rodar primero tras un excepcional inicio, pero acabó cayéndose a once vueltas para el final y fue retirado en camilla. Podrá correr la próxima prueba en el Circuit de Catalunya.
“Quería ver las sensaciones con los neumáticos de agua, he pisado el piano y me he caído”, relataba a TVE Lorenzo para explicar su trompazo en el warm up. Su equipo rizó el rizo y reparó la máquina en apenas un cuarto de hora. Cambiaron el escape, el sillín, la estribera… Fue un pequeño gran milagro, pues normalmente tardarían al menos seis horas en hacerlo. Cuando la pista se secó Lorenzo cambió su máquina y supo rodar sin problemas con la máquina con la que se había caído.
Ganó la primera carrera de la temporada (Qatar) y ha repetido en la última que se ha disputado. Stoner hizo historia en el GP de Italia logrando la primera victoria para Ducati. “Ha sido una carrera realmente salvaje. He tenido problemas con el embrague, pero también buen feeling. Ha sido una prueba de contrastes”. Contrastes que incomodan a Rossi, como reconoció: “Creo que éste es el primer podio que consigo en estas condiciones. Estoy convencido de haber corrido bien, especialmente con la pista mojada. En seco optamos por un neumático delantero duro y no fue una elección acertada". Rossi alcanzó la tercera plaza a dos giros para el final, pero Andrea Dovizioso a punto estuvo de arrebatársela. No subirse al podio hubiese sido toda una tragedia para los tifosi, que como siempre habían coloreado la grada con el número 46 de su ídolo y su color, el amarillo, y presenciaron cómo Stoner y Lorenzo dejaban en un segundo plano a Il Dottore.
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