La eliminatoria más igualada de cuartos se resolvió como un partido amistoso de pretemporada. Con Unicaja representando al equipo extranjero de calidad que lleva varios meses compitiendo y Kalise Gran Canaria haciendo de grupo repleto de nombres nuevos que apenas han compartido entrenamientos juntos. Liderado por Thomas Kelati (18 puntos) y Robert Archibald (16), el conjunto de Aíto García Reneses se impuso por un cómodo 88-57 y cerró una serie exprimida al máximo en los dos partidos precedentes, con una prórroga en el primero y una canasta casi al límite de Carlos Cabezas en el segundo. Unicaja es el cuarto semifinalista de la Liga ACB y se enfrentará al Barça con el factor cancha en contra, mientras que el Tau intentará aprovechar su ventaja de pista ante el Real Madrid.
No encontró mayores problemas Unicaja que los que se impuso a sí mismo. Porque su inicio, como el de su rival, resultó insoportable: ambos se comportaron como equipos acartonados, erráticos y con el mismo acierto que cualquiera intentando meter aros en el cuello de botellas, uno de los reclamos clásicos de las ferias. Tanto duró el desacierto que los locales no anotaron su primera canasta en juego hasta los 7m44s tras una serie de 0-8 en tiros. El héroe fue Carlos Jiménez, ese jugador al que se suele desprestigiar y que hace de todo un poco, salga o no salga en las estadísticas. No era demasiado mejor el rendimiento de Kalise Gran Canaria, que atesoraba un 3/13, seis puntos repartidos entre sus dos pívots titulares, Sitapha Savané y Joel Freeland. Los visitantes llegaron a dominar por 4-8, pero acabarían el primer cuarto cediendo por 15-13.
Una asistencia a la espalda
La entrada en la pista de Kelati cambió el transcurso del partido. No pudo tener una aparición más impoluta: en poco más de cinco minutos sumó 11 puntos consecutivos sin fallo, incluidos dos triples. Con el escolta estadounidense descansando en el banquillo surgió Jiri Welsch con cinco puntos seguidos para poner la máxima ventaja de la primera parte (39-25 a los 18m30s). Kalise Gran Canaria hizo entonces su última réplica con un parcial de 0-6 y dejando el marcador al descanso en 39-31. Puro espejismo porque seguía precipitado, anticipándose mal a lo que iba a suceder. La asistencia de Freeland a la espalda (literalmente) de Savané es algo sobrehumano. En una escala menos grave está concluir un ataque de cuatro contra dos con un lanzamiento exterior como hizo Melvin Sanders.
En la reanudación pareció que el conjunto de Salva Maldonado se conformase con su historia, con el rol de equipo modesto que en los últimos diez años ha jugado seis Copas del Rey y siete playoff de Liga. Siempre había perdido en cuartos de final y no cuestionó que volviese a repetir el mismo desenlace. Se mostró apático, sin ganas de competir por lograr su mayor éxito. Y como ya había sucedido antes con Kelati y Welsch, Archibald asumió el protagonismo con naturalidad. El pívot escocés, el jugador en el que más confía Aíto, encadenó ocho puntos consecutivos para aumentar la renta hasta los 17 puntos (48-31 a los 23m03s). La desventaja no dejó de crecer hasta alcanzar los 37 puntos (86-49 a 2m18s y 88-51 a 1m54s) pese a las diferentes defensas zonales planteadas por los visitantes, dificultad que Unicaja cuestionó con facilidad, tanto por dentro como por fuera. Marcus Haislip se imaginaba en un acto promocional: sin presión y probando jugadas que en circunstancias normales no se plantearía. A Archibald y a Kelati sólo les faltaba saludar a la cámara y hacer alguna celebración original. Algo que hiciese olvidar la poca competividad del Kalise Gran Canaria, que sólo anotó siete puntos en el tercer cuarto y al que le faltó lo que le había sobrado en los dos partidos anteriores: entusiasmo, calidad, ambición y acierto.
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