No había podido demostrar su condición de MVP de la fase regular. Bien defendido, extremadamente desacertado en el tiro, Felipe Reyes llevaba unos playoff muy discretos, lejos de sus números. “Tenía ganas de hacer un buen partido en la serie”, confesó, sonriente, el pívot cordobés, que contribuyó con 16 puntos y ocho rebotes a que el Real Madrid accediese a semifinales -donde se enfrentará al Tau- tras ganar el partido decisivo al DKV Joventut (78-61). El grupo de Sito Alonso despide así una temporada complicada, con diversos problemas extradeportivos, y con la duda de si Ricky Rubio acabará yendo o no a la NBA, sabiendo que sus destinos más factibles serían los Grizzlies u Oklahoma. El joven base no fue capaz de ordenar y dirigir a un equipo anárquico que renunció a jugar con sus pívots: sólo aportaron once puntos.
Al DKV Joventut le faltaron demasiadas cosas, su derrota no tuvo nada que ver con lo que habitualmente se define como pequeños detalles. Mostró grandes carencias, como capturar un único rebote ofensivo en los tres primeros cuartos (sólo 22 en total por 37 de su rival) o perder 14 pelotas en todo el encuentro. Circunstancia que influyó para que el Real Madrid fuese tan superior (o más) que en el primer partido de la eliminatoria. Como entonces casi todo quedó resuelto al descanso (44-28), porque más allá del 4-8 inicial los visitantes no resistieron tras el primer cuarto (17-14). Por mucho que Pau Ribas (13 puntos) y Luka Bogdanovic (20) se empeñasen en que no fuese así y redujesen a 12 puntos (61-49 a 7m30s) la desventaja, que había alcanzado un máximo de 22 (57-35 a los 25m30s). Ninguno de los dos, los únicos que pasaron de ocho tantos, es Michael Jordan. Sólo un Dios vestido como jugador de básket hubiese podido suplir lo que no hacía el resto. Ni tan siquiera Ricky aportaba demasiado, superado siempre tanto por Raül López como por Sergi Llull. El base catalán no logró tranquilizar a sus compañeros ni elaborar mejor las jugadas. Las acciones de los visitantes eran tiros sin sentido desde la línea de tres: 28 intentos por tan sólo nueve aciertos.
Renunciando a su idiosincrasia y con la obsesión y los errores individuales como seña de identidad, el DKV Joventut pasó a ser un equipo vulgar, casi de entrenamiento, para un Real Madrid más remozado que tenía más recursos e ideas claras. Los locales recuperaron tantas pelotas como las que perdieron (11). Así Louis Bullock (14 puntos) y compañía pasaron una jornada tan plácida en una cita que iba a ser de máxima exigencia. Y Reyes por fin justificó su MVP en los playoff. Ahora le espera el Tau. “Seguro que ganaremos”, pronosticó el líder del conjunto blanco.
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