El Madrid tritura al Tau y alarga la serie

Bullock se prepara para lanzar ante Vidal -EFE.

Quien hayan seguido mínimamente al Madrid esta temporada sabrán que es una especie de montaña rusa. Tan dado a partidos excepcionales y remontadas que se escapan de cualquier lógica como de rozar lo tétrico, el grupo de Joan Plaza no denota fiabilidad, sino respeto, el que se ha ganado por su propia irregularidad y volatilidad. Un rendimiento condicionado también por una plantilla por la que no han dejado de pasar fichajes intrascendentes (el último Pepe Sánchez). Aunque son esos errores logísticos y de planificación, esas limitaciones las que refuerzan su convicción y le permiten en ocasiones revertir situaciones insólitas. Como triturar literalmente a rivales que, nombres en mano, están un par de escalones por encima. El Tau, paradigma de la regularidad, talentoso, muy físico y tremendamente trabajado, lo ha comprobado dos veces. Ambas en Vistalegre. En la fase regular los visitantes perdieron un partido que llegaron a ganar por 22 puntos. Esta vez, en semifinales, acabaron cediendo por 20 (102-82) un encuentro que dominaron por 31 (90-61 a 5m24s). La exagerada diferencia entre unos y otros se resuelve amparándose en los extremos: el Madrid jugó su mejor partido del curso (66% en tiros de dos y anotó 16 ataques consecutivos) y el Tau, en palabras de su técnico Dusko Ivanovic, “sorprendió”. Para mal, especialmente en el tercer cuarto, en el que encajó 35 puntos. El sábado en el Buesa Arena (18.15 horas, La 2) se jugará el tercer y definitivo partido de la serie.

Parafraseando a Ramón Calderón, el Madrid alcanzó la “excelencia” en su juego con la misma naturalidad y facilidad con la que el Tau pareció aparcar los mimbres que le han hecho ganar la Copa y la Supercopa y quedarse a un triunfo de jugar la Final Four de Berlín. Apenas pudo contar con Igor Rakocevic, castigado por Ivanovic por perder dos pelotas seguidos nada más empezar el partido, y que se quedó en seis puntos, su segunda peor anotación en una temporada en la que sólo ha bajado de 15 puntos en Liga en otros cuatro partidos. El jugador más regular del equipo más lineal anduvo perdido, como Pablo Prigioni y Tiago Splitter, brillantes únicamente en el primer cuarto, el único mínimamente igualado (22-18).

Nueve mates

La igualdad se desharía ya en el segundo cuarto, cuando el Madrid atacaba con el mismo acierto en contraataque como en estático. Louis Bullock ofrecía su repertorio habitual y Jeremiah Massey aportaba lo que mejor sabe hacer: machacar. De hecho, tres de sus cuatro canastas en juego fueron mates. Cuatro de cuatro fue el registro de Tomas Van den Spiegel. Hasta nueve acumuló el Madrid. Una cifra que, NBA al margen, es inusual en una Liga competitiva y demuestra puntual o globalmente la superioridad de un equipo o de un jugador en concreto (44-34 al descanso).

Suerte tuvo el Tau de contar al menos con un par de jugadores acertados: Sergi Vidal y John Lucas. El primero responde a lo que debe exigirse a un capitán: liderazgo, firmeza y convicción. Vidal defendió tan bien como atacó, se cansar de perseguir a Louis Bullock (16 puntos) y anotó 21 para un total de 30 de valoración. El jugador, otro más surgido de la gran cantera de la Penya, se ha convertido en uno de los mejores sextos hombres del torneo y tras temporadas como secundario muy aprovechable se ha reivindicado como elemento fundamental. También jugó bien John Lucas (16), que dispone de una mecánica de lanzamiento de tres envidiable: rápido y armónica, la combinación precisa. Aunque sus cuatro triples llegaron en los últimos cinco minutos y tan sólo sirvieron para minimizar el autohomenaje del Madrid con Felipe Reyes (18), Sergi Llull (14) o Àlex Mumbrú (11) anotando de todas las formas posibles. El Madrid trituró al Tau y se ha ganado cerrar la serie en el Buesa Arena, donde nadie ha ganado en Liga esta temporada. De conseguirlo daría un respiro temporal a Florentino Pérez, que ya proclama que hará un gran equipo para el próximo año. Con uno normalito el Madrid está a un triunfo de la final.