Señalado por sus propios compañeros y valorado casi exclusivamente por rivales de otros equipos, Alberto Contador (Pinto, Madrid, 1982) es un campeón peculiar que comparte un pasado difícil con Lance Armstrong. Ambos estuvieron al borde de la muerte y eso les ha hecho mejores ciclistas. Si el estadounidense fue capaz de encadenar siete Tours seguidos tras superar un cáncer de testículos. Lo de Contador tampoco fue fácil. Estuvo varios meses recuperándose de un cavernoma cerebral en 2004, que le diagnosticaron tras una caída en una etapa de la Vuelta a Asturias. El madrileño estaba tendido en el asfalto con convulsiones y estuvo a punto de morir. Por eso, por encima de títulos y condecoraciones, siempre dirá que el mejor día de su carrera fue su retorno a la competición después del infierno: en 2005 volvió en la Vuelta a Australia y ganó la etapa reina. Deportivamente tendrá otro que recordar: la contrarreloj de Annecy y su extraordinaria victoria ante especialistas como Fabian Cancellara, al que le sacó tres segundos, Bradley Wiggins (43 segundos) y Armstrong (1m30s, es tercero a 5m25s). Meritoria una vez más la actuación de Andy Schleck, que sólo perdió 1m45s y continúa segundo a 4m11s. Su hermano Frank baja a la sexta plaza tras perder 2m34s en la crono (está a 5m59s en la general). Tras su exhibición en el Verbier y la polémica ascensión en la Colombière, Contador se aproxima a su segundo Tour.
“Alberto es muy, muy bueno”, le elogia Armstrong, casi a regañadientes en una entrevista publicada en varios medios internaciones. “Es duro, comprometido y testaduro”, añade el estadounidense, al que le falta un adjetivo más para definir a su compañero en Astana: polivalencia. Contador es aún mejor en la montaña que antes y está entre los mejores en la contrarreloj, en la que su evolución es innegable. “Me he dado cuenta en el primer punto intermedio que la situación era buena he ido a tope”, confesó el español, que durante muchos momentos tuvo problemas con el pinganillo y no pudo recibir las instrucciones del segundo hombre de Astana, Alain Gallopin. Contador era consciente de que Cancellara acababa las contrarrelojes mejor de lo que las empieza y que “es rápido en la bajada y siempre me saca tiempo ahí”. Pese a las diferencias, prefiere ser prudente: “Hay que cuidar todos los detalles, tenemos una buena diferencia y hay que tratar de no cometer errores en el Mont Ventoux el sábado para lograr la victoria”.
Errores o debilidades que bien podría aprovechar el gran agitador de este Tour, Andy Schleck, de aspecto adolescente e inconformista por naturaleza: “He cumplido con una buena contrarreloj y ahora hay que estar atentos a Mont Ventoux. Aún podemos hacer cosas”. El maillot blanco de mejor joven se rindió a Contador: “Me ha impresionado una vez más. Es el más fuerte”. Armstrong no tuvo reparos en declararse inferior: “Al principio me encontraba bien, rodaba fácil, ligero, pero luego no he estado nada bien en la subida. La décimo sexta posición no es buena, pero el objetivo era la general, volver al podium, como he logrado”. En una jornada en la que se confirmó que el próximo curso Armstrong tendrá un equipo, que ya tiene nombre definido: Team Radioshak. Según explicaba en un comunicado el siete veces ganador del Tour “competirá como ciclista, atleta y triatleta en eventos que se disputarán alrededor de todo el mundo, incluyendo el Tour”. El director deportivo, teóricamente, será Johan Bruyneel. La lucha entre Contador y Armstrong continuará un año más.
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