La trascendencia de los eventos deportivos queda en un segundo plano cuando hay tragedias personales de por medio. El tremendo triunfo de Serguei Ivanov (Chuvashia, Rusia, 1975) en Besançon, con un ataque sensacional a 11 kilómetros del final al que ninguno de sus once compañeros de fuga pudo responder, o que otro integrante de la escapada, George Hincapie (Nueva York, 1973), se quedase a cinco segundos del maillot amarillo de Rinaldo Nocentini son asuntos sin importancia ante una muerte. Las dos principales noticias de la carrera quedaron empequeñecidas con el fallecimiento de una aficionada de 61 años que cruzó indebidamente la carretera y murió atropellada por una moto de la organización. Dos espectadores resultaron heridos.
Ivanov pasó los primeros minutos como ganador de etapa sentado en una escalera, sacando la lengua de agotamiento y de calor. Un descanso merecido y necesario para el corredor ruso, quien mejor había rentabilizado una fuga iniciada muy pronto, a los 20 kilómetros, y la que se descolgó Jens Voight por una avería. Los 12 corredores restantes se respetaron hasta los últimos 13 kilómetros, con Hincapie -eterno compañero de Armstrong en el pasado- marcando el ritmo y con buenos y generosos relevos de sus compañeros, Roulston (Cervélo), Maaskant (Garmin), Roche (AG2R), Bennati (Liquigas), Le Mevel (Bouygues), Minard (Cofidis), Righi (Lampre) o, Ciolek (Milram) y Timmer (Skil) y el propio Ivanov (Katusha). En unos metros alocados, de lo mejor en un Tour apático, se sucedieron los ataques entre los de cabeza de carrera, pero el bueno fue el de Ivanov, que aprovechó una bajada para ir haciendo una diferencia insalvable. Roche y Roulsten fueron los únicos que le siguieron, pero nunca tuvieron opciones reales de alcanzarle y se repartieron la segunda y la tercera posición de la etapa. Pero llegaron con el mismo tiempo que otros seis corredores más. Bennati, el mejor sprinter en 2007, fue noveno y último en esa dicotomía. El italiano se encuentra en pleno proceso de reencontrarse a sí mismo. En este Tour nunca ha ocupado el lugar que tendría que ocupar. Hincapie, que llevaba perdidos 5m25s, asciende al segundo puesto de la clasificación, uno por delante de Alberto Contador. Le Mevel, otro de los escapados, pasa a ser quinto.
Segundo triunfo en el Tour
Seis veces campeón de Rusia en ruta (1998, 1999, 2000, 2005, 2008 y 2009), Ivanov es un corredor veterano con un buen currículum en carreras poco prestigiosas. El ciclista del Katusha ha ganado una etapa en el Tour de Gran Bretaña, Luxemburgo, Holanda o Bélgica, y cuatro y la victoria final en la Vuelta a Polonia. Sus triunfos más prestigiosos se reducen a éste en Besançon, al logrado en 2001 en el Tour por delante del vasco David Etxeberria en la etapa disputada entre Aix les Bains y a la Amstel Gold Race de este curso, tras otra excelente escapada junto a Robert Gesink y Karsten Kroon.
Sobre todo Silence y Garmin colaboraron con AG2R para que Nocentini no perdiese el liderato. Y lo consiguieron para decepción de Hincapie, que a sus 36 años se imaginaba subiendo el Verbier con el maillot amarillo. Una imagen reivindicativa para un corredor asociado casi exclusivamente a su papel de gregario eficaz en los siete Tours de Armstrong. “Me hubiera parecido bien que Hincapie se pusiera líder, es amigo mío y además nos podría echar una mano mañana en la montaña”, comentó Contador, que recibió la visita de sus padres en Colmar. Hincapie se quedó con las ganas de ser líder por las alianzas entre equipos, que nunca están de más en un deporte tan meritocrático como el ciclismo. Se han regalado muchas etapas (y se regalarán) porque uno se ha beneficiado en la general y el otro sólo aspiraba a un triunfo de etapa. Cuestiones secundarias con tragedias de por medio. Esperemos que no se vuelvan a repetir situaciones como la de la muerte de la aficionada. Es un problema de concienciación del peligro.
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