Excitado tras su tremenda remontada en casa ante el Armani Jeans en la Euroliga, el Real Madrid prosiguió con su trayectoria en la Liga ACB logrando su décima victoria ante el CB Granada (86-69) en otros tantos partidos disputados. Un triunfo que resultó sencillo en cuanto se unieron dos jugadores eléctricos como Sergio Llull (12 puntos) y Travis Hansen (18). Pero la noticia más trascendente ya se había producido en el quinteto inicial, en el que por primera vez en Liga ACB estuvo presente Felipe Reyes, MVP del curso pasado y que por fin está recuperado de su lesión. Ettore Messina le dio casi 10 minutos para que vaya cogiendo forma y confianza. Todavía le queda tiempo a Reyes para volver a poder dar el rendimiento que es capaz de dar (16’9 puntos y 9’4 rebotes en la fase regular de la temporada pasada). También reapareció Thomas Van der Spiegel, que ha hecho Axel Hervelle ya no tenga ficha con el conjunto blanco.
La diferencia entre y otros es muy grande en cuanto a presupuesto, protagonistas y en experiencia. Ahí entra Pablo Aguilar, que cumple su segunda temporada en el conjunto granadino y llegó a Vistalegre como uno de los mejores pívots del momento. Pero también en un momento, en el primer minuto y medio, cometió dos personales que obligaron a Trifón Poch a reservarle en el banquillo y a variar el juego del equipo. El recambio de Aguilar, Jesús Fernández, no tiene su polivalencia y sólo cogió un rebote y falló una canasta. Su paso por Menorca ha convertido a Fernández en un jugador lento y melancólico, lejos de la solvencia que mostró al lado de Curtis Borchardt, icono hasta su salida del CB Granada y de la ciudad. Un hueco que intenta ocupar (o le exigen hacerlo, según se mire) Richard Hendrix, un anotador solvente en la NCAA con Alabama que sin Aguilar tuvo que asumir prácticamente toda la responsabilidad en ataque. Hendrix anotó once de los primeros 18 puntos de los visitantes. Hendrix penetraba con demasiada parsimonia y anotaba en segundas opciones por su habilidad y también por la dejadez del Real Madrid, muy tacaño en las ayudas y totalmente contemplativo al inicio (9-13 a los 5m 15s). Únicamente se saltaba la tónica general Novika Velikovic (10 puntos y siete rebotes al final).
Llull y Hansen
Messina recriminó a sus jugadores la actitud que estaban teniendo. La reprimenda y los recambios mejoraron al Real Madrid, que impulsado por Hansen y Darjus Lavrinovic cerró el primer cuarto con dos acciones al límite (25-20) y aprovechándose de las pérdidas de un CB Granada, reducido a Hendrix, al que Trifón Poch hizo descansar en el comienzo del segundo cuarto. Entró Aguilar y el CB Granada perdió en rebotes, pero ganó en competitividad gracias a la defensa zonal y la relajación de los locales, que tras distanciarse por 13 puntos con un efectivo Kaukenas (37-24 a los 14m 13s) vieron cómo los visitantes reducían la distancia a cuatro (41-37 a los 18m 53s) con Joe Ingles como impulsor –tiene con una pronunciación ambigua, hay quien traduce el apellido como English quien dice Aiglis– y Aguilar y Juampi Gutiérrez como ayudas.
Volvió Hendrix en la segunda parte y el CB Granada redujo la diferencia a tan sólo cinco puntos (51-46 a los 24m 39s). Pero entre Llull y Hansen, siempre al contraataque desangelaron a los visitantes. Y enfadaron a Hendrix que tras cometer una personal se enfadó con sus compañeros por qué no entendía por qué le habían dejado solo con Lavrinovic. El jugador estadounidense cometió la quinta tras darle un manotazo a Llull. Se fue murmurando. Muy pocos jugadores son capaces de ganar solos un partido. Y a Hendrix le queda mucho por aprender.
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