lunes, 24 de mayo de 2010

El Madrid sale del apuro y será el rival del Caja Laboral en semifinales

Llull, defendido por Kirksay, intenta lanzar a canasta -EFE.


“Tenemos que darnos cuenta de nuestro potencial porque no van a haber más oportunidades”, avisó, exhausto, Prigioni. Se refería el base argentino a lo que le había costado a su equipo superar el cruce de cuartos de final ante un “muy organizado” Cajasol, que le obligó a jugar los tres partidos posibles. En el definitivo, disputado en Vistalegre, el grupo de Messina supo cargar mejor el rebote (34 por 23; 16-4 en el ofensivo) y gestionar mejor el último cuarto para acabar ganando por 67-60 y clasificarse para las semifinales, donde se enfrentará al equipo que el curso pasado le eliminó en la misma eliminatoria: el Caja Laboral. En el otro cruce Barça y Unicaja también volverán a repetir enfrentamiento.

Sabedor de que su equipo ha tenido atascos más significativos en casa que fuera, Messina había dicho que hubiese preferido que el último partido de la serie se jugase en Sevilla. Unas declaraciones que pueden entenderse también como un guiño para que el público fuese más comprensivo con el equipo, sobre todo con esos momentos inexplicables que acumula día tras día en un curso irregular. La grada toleró, no dejó de animar ni cuando le sobraban motivos para cuestionar a sus jugadores tras el 0-12 de parcial en contra (41-41 a los 24m 42s) con el que el Madrid volvió de los vestuarios. Una explosión de juego, frescura y defensa (zonal, cómo no; y recuperaciones) de Cajasol. Una explosión de talento de Ellis (17 puntos) y Savanovic (15), que se repartieron los puntos. Ellis anotó once tantos en el tercer cuarto (uno más que entre los dos partidos anteriores) y llegó a presentar un inmaculado 5/5 en triples. El único que falló, con Bullock pegado a él, fue el principio del fin del Cajasol: después a Radenovic se le escapó la pelota de las manos cuando iba a machacar y en la siguiente acción Lavrinovic igualaría la máxima ventaja local (56-44 a 7m 54s). Surgió Llull (muy errático hasta entonces, acabó con 12 puntos y 4/11) y Reyes, que superó a Sabonis como quinto máximo reboteador en ACB, cumpliría con su compromiso en los últimos partidos: anotar un triple. Se tranquilizó el Madrid (65-58 a 1m 39s) y respiró aliviado cuando Miso falló un triple a 1m 15s. Resultó el único momento de pausa para un cruce repleto de tensión, remontadas y, como dijo Prigioni, “orgullo”. Idea que también recogió Plaza: “¿Alguien cree que no hemos merecido pasar? Nadie. Podemos mirarnos al espejo y estar orgullosos”.

Sobre la bocina

Resolvió el Madrid en el último cuarto un partido en que de nuevo había vuelto a caer en la telaraña diseñada por Plaza, totalmente fiel a su ideario de ralentizar el juego y jugar posesiones largas con independencia de cuanto aconteciese en la pista. Un método que le ha llevado a ser la segunda mejor defensa de la fase regular. Un estilo con el que el Cajasol lograría su máxima renta (11-14 a los 7m 34s). La polivalencia de Savanovic y la velocidad de Kirksay y Calloway (ocho asistencias) eran sus mayores argumentos. Reaccionó el Madrid en cuanto Triguero se retiró con molestias en su pierna izquierda y compareció Bullock, que con dos triples volteó al final del tercer cuarto (19-14). El segundo y último fue sobre la bocina. En esas circunstancias, al límite de agotarse el tiempo, anotó Garbajosa (14 puntos) sus tres triples. Los dos primeros sirvieron para que su equipo se fuese al descanso ganando con su máxima diferencia (41-29, fruto de una jugada que se repetía una y otra vez: puntos tras rebotes ofensivos) y el tercero para cerrar un tercer cuarto muy complicado para su equipo (51-44).

Cajasol llegó a los últimos tres minutos sin haber cometido ni una falta en el último cuarto. En poco más de medio minuto cometió cuatro, muy aplaudidas por un público que creía que el criterio arbitral no había sido el mismo. No hubo sorpresas de última hora y el Madrid pasó el apuro y se enfrentará al Caja Laboral en semifinales, contra el que ha perdido los dos partidos de Liga ACB, pero al que superó con solvencia tanto en la Supercopa como en la Copa. Hubo tiempo también para buenos detalles de última hora: Plaza concedió segundos a sus dos jugadores más jóvenes, Sastre y Satoransky, que, descarado, anotó la última canasta de un cruce eléctrico. Tras muchos años de sufrimiento Sevilla ha vuelto a disfrutar con su Cajasol. "La sensación es que el equipo ha intentado luchar contra un gigante y el equipo se ha mantenido en pie, y agradezco ese compromiso", cerró el técnico visitante.


1 comentario :

Fujur dijo...

Jugamos como nunca... para pasar el de siempre. Algo de eso hubo no? ;-) un abrazo!