En ciclismo se les llama gregarios; en fútbol, suplentes; en baloncesto, agitatoallas; y en motociclismo y Fórmula 1 tienen un nombre en común: segundos pilotos. Sufridores en silencio en general, parece que tengan la obligación moral y contractual de intentar beneficiar al Otro, a quien tiene los privilegios en el equipo. Hace años que en el Mundial de F1 no hay piloto que sirva de mejor ejemplo –este curso Mark Webber en Red Bull también encaja a la perfección en dicho papel– que Felipe Massa, empequeñecido primero por Michael Schumacher, después por Kimi Raikkonen y al que muy pocos tuvieron en cuenta ni cuando estuvo a punto de ser campeón ante Lewis Hamilton en Brasil hace dos cursos. Se hablaba como si el británico hubiese ganado ya. Nunca entra entre la lista de favoritos y, al principio de la temporada, su nuevo compañero en Ferrari, Fernando Alonso, tampoco le nombró entre los rivales, por mucho que después matizara que hablaba en plural, en clave equipo. Y el equipo, la escudería de Maranello, instó a Massa dejarse adelantar en una recta, en la 50ª vuelta. Le recomendaron que permitiese a Alonso colocarse primero y ganase el GP de Alemania con comodidad.
Ni uno ni otro saboreaba de verdad que Ferrari hubiese logrado su segundo doblete del curso tras el logrado en la carrera inaugural en Bahréin. Alonso y Massa se intercambiaron vueltas rápidas gran parte de la prueba y al final optaron por hacer un balance global e institucional. Por un comentario aplastante: el bólido rojo ya se encuentra con los mejores. En Hockenheim, Alonso sacó una barbaridad a los dos primeros del Mundial: 26’84 segundos a Lewis Hamilton, cuarto en la carrera y que ahora le saca 34 puntos, y 29’48 al segundo de la clasificación, Jenson Button, quinto en Alemania. Donde se cumplió una dolorosa tendencia para Sebastian Vettel: salir desde la pole y no ganar. Esta vez, en su casa, el germano acabó tercero. Fracaso de Red Bull.
Tan concentrados estaban en cerrarse el hueco en la salida, que ni Alonso ni Vettel se percataron del hueco que dejaron detrás suyo. Y, hábil, Massa se puso primero y defendió la posición con uñas y dientes –y alguna que otra indecisión con el repartidor de frenos–. Incluso respondió a Alonso unos segundos después de que le hubiese adelantado aprovechando la presencia de un doblado, Bruno Senna. Era la vuelta 21 y Felipinho se coló por el exterior para no perder la plaza. Sólo la perdió en el baile de paradas para cambiar los neumáticos. Se escapaba Massa y se acercaba Alonso, en una lucha entre compañeros de equipo que se repetía detrás, con Hamilton y Button.
“Esto es ridículo, chicos”
Que Massa cediese ante Alonso era algo tan evidente como poco ético -“Fernando es más rápido que tú. Confirma que has entendido el mensaje”, le dijeron desde la radio-. A pesar de que las órdenes de equipo están prohibidas, se suelen haciendo. Desde McLaren recomendaron a Button desde la radio que “conservase la gasolina”. En blanco y en botella teniendo en cuenta que a quien pretendía adelantar era a su compañero. “Esto es ridículo, chicos”, se quejó Alonso en cuanto vio cómo Massa había arriesgado al máximo para devolver el adelantamiento. No añadió nada cuando su compañero no puso resistencia en una recta de la vuelta número 50, el escenario de otra pantomima. Alonso se refirió a esa acción desde la distancia, con las palabras justas. Dijo que no sabía que le había pasado a su compañero tras el sexto giro y que vio una “oportunidad para adelantarle en un circuito que no permite muchas concesiones”. El director deportivo de Ferrari, Stefano Domenicali, directamente, no quiso ni contestar a la pregunta. Y Massa, muy afectado, se congratuló por la gran evolución que ha hecho el equipo y sentenció: “Soy muy profesional y lo he demostrado a lo largo de toda mi carrera. Hoy he dado otra prueba de ello”.
Tampoco estaba muy satisfecho Pedro Martínez de la Rosa, que acabó decimocuarto, después de rodar en los puntos gran parte de la carrera. Chocó con un doblado, Heikki Kovalainen, y perdió cualquier opción de puntuar en las últimas vueltas. También tuvo un percance parecido Jaime Alguersuari, que se tocó con su compañero en Toro Rosso Sebastien Buemi. Un discreto 15º fue el resultado con el que Alguersuari concluyó su 364º día como piloto oficial de Fórmula 1. Para Alonso resultó un regalo de años anticipado, pues el próximo jueves día 29 celebrará su 29º aniversario. Y por fin tiene coche para estar con los mejores. Habrá que esperar si cuentan con Massa para recomendarle que vuelva a dejarse adelantar. El brasileño podía haber conmemorado el primer aniversario de su grave accidente en Hungría con un triunfo, pero en Hockenheim acabó con muy mal sabor de boca. Y puede que la cosa no haya quedado aquí, pues la federación internacional ha sancionado a Ferrari con 100.000 dólares de sanción (70.000 euros) y el caso será revisado en la próxima reunión del Consejo Mundial.
2 comentarios :
Sou victor,
Ademais está semana morreu um tio de Massa, muito especial para ele. Esta merecida vitoria seria uma homanagem ao tio.
Hola Víctor. Muchas gracias por la observación. Aquí están las declaraciones de Massa sobre el asunto: "Hubiera sido bonito subir al escalón mas alto del podio y dedicar desde ahí el resultado a un familiar mío que ha fallecido a principio de esta semana, Fernando Marins, quiero enviar un abrazo muy fuerte a toda su familia y se que me habrá estado viendo desde ahí arriba".
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