viernes, 10 de septiembre de 2010

Del enfado al vendaval de Navarro

Navarro bota el balón ante Zupan -EFE.
 
“What fault? What fault?”, le preguntaba, con gestos de desaprobación, Rudy a los árbitros. No habían pasado ni tres minutos de partido y el alero de Portland andaba ya desquiciado. Una acción descriptiva y fiel de cómo se sentía España en su primer partido en la lucha por el quinto puesto ante Eslovenia: desubicada y todavía frustrada por no haber sabido pasar a cuartos 48 horas antes. Si Rudy protestaba una falta, Marc Gasol fallaba dos tiros libres e, impotente, cometía personal sobre Nachbar. Aunque para rebote el que cogió Llull cuando le pitaron su segunda personal en poco más de dos minutos: se fue al banquillo, cogió el bidón verde de agua y lo tiró al suelo. España estaba enfadada consigo misma y con el mundo, hasta que una vez más su capitán la centró. Navarro puso las cosas en su sitio, templó los nervios y lideró a la selección. La Bomba (26 puntos) está siendo el mejor jugador del grupo en este Mundial y ha sido el máximo anotador de España ante los rivales serios, menos contra los de terciopelo, Nueva Zelanda y Canadá. El aliado perfecto de Navarro fue Vázquez (16), de nuevo, inmaculado en el tiro (6/6) ante una Eslovenia combativa que empezó el último cuarto perdiendo por dos y acabó deshecha cediendo 97-80. El grupo de Scariolo se jugará quedar en el mejor puesto de los no semifinalistas ante Argentina, vencedora en el otro partido de desconsolados por 61-73 ante Rusia.

No debe ser fácil pasar de intentar alcanzar las medallas a repartirse los puestos entre el octavo y el quinto. En los banquillos se comprobó que la experiencia no es nada agradable y que la FIBA debería replantearse la celebración de unos partidos que parecen amistosos oficiales. Los horarios para encuadrarlos son malos y la actitud de los protagonistas tampoco suele ser la mejor. Se encuentran a faltar a jugadores mordiéndose las uñas, animando y haciendo gestos. En general, salvo en ocasiones puntuales, en los banquillos hubo tanto ruido como en una biblioteca de estudiantes aplicados: caras serias concentradas en el partido o en el horizonte. Los jugadores funcionaban como las estatuas de La Rambla y los entrenadores tampoco gesticulaban demasiado. Tanto se movía Scariolo que tenía su acreditación permanecía bien resguardada en el bolsillo de la camisa.

Lakovic, motivado

Sólo Lakovic parecía tomarse realmente en serio el partido y anotó sus tres primeros triples. El base del Barcelona alcanzó los 19 puntos y ninguneó a su compañero de club, Ricky, que está completando un torneo muy deficiente en el tiro, especialmente en el lanzamiento de tres. También se esperaba mucho más de Marc (cinco puntos, 2/9), crecido ante los equipos menores y menos resolutivo de lo que debiera: la sombra de su hermano Pau era demasiado grande y de eso se ha resentido el juego interior. Marc se fue al banquillo rezando varios improperios, fuera de sí, después de haber metido una canasta tras una jugada anterior en la que el equipo había tenido hasta cuatro tiros, a cual más fácil. España jugaba enrabietada, mientras que Eslovenia con Lakovic y Becirovic repartiéndose en el puesto de base era más paciente y sabía jugar con más serenidad. Así alcanzó varias ventajas de siete puntos, ventajas siempre vio reducidas por el concurso de Vázquez, seguramente el gran infravalorado del grupo de la llamada segunda unidad. Con 38-41 se llegó al descanso.

El partido resultó más vistoso en la segunda parte gracias a los malabares de Rudy y el Efecto Navarro, que había estado descanso en el banquillo. Su salida se notó casi al instante: alcanzó 13 puntos en la mitad del tercer cuarto, cerrado a favor de España 64-62 y con Llull, ya más calmado, jugando de base. El jugador del Madrid se vino arriba cuando metió el primero de sus triples: abrió los brazos, se puso rojo del grito que pegó y dijo un ¡vamos! con tanta energía y entusiasmo como los que le han servidor en su club par culminar remontadas inauditas. Después metió otro, pero Vázquez y Navarro ya habían dado el primer para asegurarse una victoria cómoda y reparadora dentro del contexto. Luchar por el quinto ante Argentina, campeona olímpica en Atenas, sí que motiva. Pero para motivación y ejemplo el de Zupan (11 puntos), pívot de Eslovenia. Como explicaba hace unos días nuestro compañero de El País Juan Morenilla, Zupan es sordo de nacimiento y juega con una cinta blanca con la que sostiene los audífonos. Lee los labios de sus compañeros, aunque fuese un partido para hablar poco. “El equipo no está bien, pero aún así sacamos el partido adelante”, cerró, serio, Navarro.      

España (16+22+26+33) 97: Rubio (3), Rudy (16), Navarro (26), Garbajosa (5), Gasol (5) -equipo inicial-, Raúl, Reyes (9), Vázquez (16), Llull (6), San Emeterio (4), Claver y Mumbrú (7). Eslovenia (23+18+21+18) 80: Lakovic (19), Dragic (19), Nachbar (2), Slokar (1) y Brezec (6) -equipo inicial-, Becirovic (13), Udrih (7), Zupan (11) y Vidmar (2).   
  

1 comentario :

Raúl Rubio dijo...

Estos partidos debían abolirlos de este tipo de competiciones porque mas que jugar, los jugadores parecen arrastrar su frustración por la cancha, lo que sin duda va contra el espíritu de este deporte.

Gran crónica.