Ricky, muy serio en el banquillo, mira el marcador -EFE. |
Necesitada de recuperar su mejor juego para recobrar sensaciones y ponerse una bombona de confianza, España se encantó, bajó los brazos y se sintió victoriosa antes de tiempo, con un cuarto y medio todavía en juego y una Lituania menor, con Siskauskas, Kaukenas o Jasikevicius viéndolo desde casa, no desaprovechó esa relajación incomprensible. Perdió el conjunto español por 73-76 y, salvo sorpresa, será tercero del grupo D, con lo que, también en teoría se enfrentaría a Grecia o Rusia en octavos y a Estados Unidos en cuartos. Un castigo a su dejadez, a despreciar 18 puntos de renta alcanzados limando los errores ofrecidos por su mayor agresividad en defensa y en el rebote. Virtudes que aparcó en los últimos 14 minutos, en los que recibió 33 y anotó ¡12! No hubo excusas entre los protagonistas, pero… ¿qué pasó? “No lo sé. Llevábamos el partido genial y nos hemos relajado”, dijo, cariacontecido, Navarro en La Sexta. “Es inexplicable”, cerró La Bomba, incapaz de justificar nada. La derrota es una advertencia para una selección que no debería tener problemas para ganar los dos partidos restantes a Líbano y Canadá, que sólo cedió 68-63 ante Francia.
Cuando mejor lo tenía España no supo cómo continuar el guión de una victoria anticipada ante un rival al que había desmontado dos veces en la preparación. Fallaron todas las piezas, desde Scariolo, empeñado en dar minutos a los reservas juntos en un mismo quinteto y siguiendo con los jugadores, como Ricky y Rudy, tan importantes para que España se alejase en el marcador como para que cediese con un par de pérdidas seguidas que Maciulis aprovechó para machacar sin oposición. A la remontada se añadieron Kleiza y Pocius, puro torbellino, inalcanzable para la defensa española en el último período, para empatar a 66 a 5m 23s. Navarro y Marc Gasol capearon el temporal, pero el hermano de Pau falló dos tiros libres y España siempre iría a remolque y cometió las cuatro personales que le restaban para que el rival fuese al bonus. Navarro dejó la diferencia en uno en contra, pero pasaron seis segundos –una eternidad en el baloncesto, como en el atletismo o la natación– para que parase con falta el ataque lituano. Kleiza no falló y Raül López ni tan siquiera pudo intentar el triple que forzase la prórroga. Prefirió asistir, pero su asistencia fue neutralizada por un defensor.
La debilidad en el rebote
El final desmereció un inicio completo y convincente de España, por mucho que en los primeros compases tuviese más ganas de lanzar rápido que otra cosa. Un vicio que compensó con una puesta en escena en su cancha encomiable, con Rudy dando ejemplo de cómo se coge un rebote, el peor dato de la selección en este Mundial. El problema es que el jugador de Portland recogió sólo cuatro menos que entre todos los jugadores interiores juntos (38 Lituania y 29 España). Y ésa era la exigencia principal que había pedido ante los medios Scariolo, que encontró a faltar lo mismo que en el desastroso debut ante Francia: tranquilidad y paciencia. Habló de “ansiedad” y “bajón de confianza”.
De la mano de Navarro y Rudy, y los triples de Garbajosa (acabó con 3/5 para un 8/11 en el Mundial), la selección española marcó distancias, hasta superar por más del doble de puntos a Lituania tras dos buenas jugadas de Mumbrú (26-11 a los 11m 06s). Ahí llegó el primer aviso, pues el conjunto de Kemzura se sobrepuso a base de rebotes ofensivos y la habilidad de Kleiza, muy bien marcado hasta entonces por Garbajosa y que no tuvo problemas para deshacer la defensa 2-3. Al descanso se llegó con un gran más uno de Ricky (43-35) y con la sensación de que lo peor para España ya había pasado.
El tercer cuarto empezó como el primero, con otro tapón de Marc Gasol, cuyo ascendente en este equipo es cada más importante. Aparece en todos los sitios. Como impagable es la asociación entre Rudy y Ricky, que siempre que pueden se permiten rememorar sus años en Badalona con la jugada más estética por excelencia: coger la asistencia en el aire y machacar la pelota. Confundido por su futuro profesional, Rudy ha dado por fin carpetazo a esas dudas y volvió a ser él mismo, especialmente en ese período: un alley hop, un coast to coast… Garbajosa, puntual con su idilio desde la línea de tres, impulsó a España, que llegó a los citados 18 puntos de margen (61-43). Con más suplentes que titulares en pista, España cedió en el último minuto del tercer período y empezó a atascarse y a dejarse llevar. Con y sin el quinteto inicial, de los que ninguno bajó de los 28. Una cifra que indica que Scariolo no confía en exceso en su equipo B. Lo mejor para España es que su margen de mejora es grandísimo. Recordó al partido contra Gran Bretaña en el Eurobásket, aunque entonces sí que supo cómo salvar los muebles.
España (22+21+21+9) 73: Rudy (13), Ricky Rubio (3), Navarro (18), Garbajosa (11) y Gasol (18) -equipo inicial-, Reyes, Raúl (3), Vázquez (0), Llull (3), Mumbrú (4) y San Emeterio. Lituania (11+24+18+23) 76: Kalnietis (12), Gecevicius (2), Jasaitis (5), Kleiza (17) y Javtokas (4) –quinteto inicial–, Seibutis, Maciulis (13), Pocius (13), Delininkaitis (4), Klimavicius, Jankunas (3) y Andriuskevicius (3).
Cuando mejor lo tenía España no supo cómo continuar el guión de una victoria anticipada ante un rival al que había desmontado dos veces en la preparación. Fallaron todas las piezas, desde Scariolo, empeñado en dar minutos a los reservas juntos en un mismo quinteto y siguiendo con los jugadores, como Ricky y Rudy, tan importantes para que España se alejase en el marcador como para que cediese con un par de pérdidas seguidas que Maciulis aprovechó para machacar sin oposición. A la remontada se añadieron Kleiza y Pocius, puro torbellino, inalcanzable para la defensa española en el último período, para empatar a 66 a 5m 23s. Navarro y Marc Gasol capearon el temporal, pero el hermano de Pau falló dos tiros libres y España siempre iría a remolque y cometió las cuatro personales que le restaban para que el rival fuese al bonus. Navarro dejó la diferencia en uno en contra, pero pasaron seis segundos –una eternidad en el baloncesto, como en el atletismo o la natación– para que parase con falta el ataque lituano. Kleiza no falló y Raül López ni tan siquiera pudo intentar el triple que forzase la prórroga. Prefirió asistir, pero su asistencia fue neutralizada por un defensor.
La debilidad en el rebote
El final desmereció un inicio completo y convincente de España, por mucho que en los primeros compases tuviese más ganas de lanzar rápido que otra cosa. Un vicio que compensó con una puesta en escena en su cancha encomiable, con Rudy dando ejemplo de cómo se coge un rebote, el peor dato de la selección en este Mundial. El problema es que el jugador de Portland recogió sólo cuatro menos que entre todos los jugadores interiores juntos (38 Lituania y 29 España). Y ésa era la exigencia principal que había pedido ante los medios Scariolo, que encontró a faltar lo mismo que en el desastroso debut ante Francia: tranquilidad y paciencia. Habló de “ansiedad” y “bajón de confianza”.
De la mano de Navarro y Rudy, y los triples de Garbajosa (acabó con 3/5 para un 8/11 en el Mundial), la selección española marcó distancias, hasta superar por más del doble de puntos a Lituania tras dos buenas jugadas de Mumbrú (26-11 a los 11m 06s). Ahí llegó el primer aviso, pues el conjunto de Kemzura se sobrepuso a base de rebotes ofensivos y la habilidad de Kleiza, muy bien marcado hasta entonces por Garbajosa y que no tuvo problemas para deshacer la defensa 2-3. Al descanso se llegó con un gran más uno de Ricky (43-35) y con la sensación de que lo peor para España ya había pasado.
El tercer cuarto empezó como el primero, con otro tapón de Marc Gasol, cuyo ascendente en este equipo es cada más importante. Aparece en todos los sitios. Como impagable es la asociación entre Rudy y Ricky, que siempre que pueden se permiten rememorar sus años en Badalona con la jugada más estética por excelencia: coger la asistencia en el aire y machacar la pelota. Confundido por su futuro profesional, Rudy ha dado por fin carpetazo a esas dudas y volvió a ser él mismo, especialmente en ese período: un alley hop, un coast to coast… Garbajosa, puntual con su idilio desde la línea de tres, impulsó a España, que llegó a los citados 18 puntos de margen (61-43). Con más suplentes que titulares en pista, España cedió en el último minuto del tercer período y empezó a atascarse y a dejarse llevar. Con y sin el quinteto inicial, de los que ninguno bajó de los 28. Una cifra que indica que Scariolo no confía en exceso en su equipo B. Lo mejor para España es que su margen de mejora es grandísimo. Recordó al partido contra Gran Bretaña en el Eurobásket, aunque entonces sí que supo cómo salvar los muebles.
España (22+21+21+9) 73: Rudy (13), Ricky Rubio (3), Navarro (18), Garbajosa (11) y Gasol (18) -equipo inicial-, Reyes, Raúl (3), Vázquez (0), Llull (3), Mumbrú (4) y San Emeterio. Lituania (11+24+18+23) 76: Kalnietis (12), Gecevicius (2), Jasaitis (5), Kleiza (17) y Javtokas (4) –quinteto inicial–, Seibutis, Maciulis (13), Pocius (13), Delininkaitis (4), Klimavicius, Jankunas (3) y Andriuskevicius (3).
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