El histórico triplete español con Elias, Lorenzo y Márquez, en Valencia -EFE. |
Para referirse a la historia suelen utilizarse verbos como cambiar, escribir, inmortalizar u olvidar. Y no hubo un gesto más gráfico de la temporada inmensa del motociclismo español, la mejor de siempre con tres campeones, que ver a Marc Márquez juguetear con un número uno naranja en el podio de Valencia. Nacido en Cervera en 1993, es el piloto español más joven en ser campeón del mundo, con tan sólo 17 años, ocho meses y 21 días, en un curso en el que ha logrado en 125cc doce poles y diez victorias, una más que las de Jorge Lorenzo, que cerró el Mundial de MotoGP con un triunfo grandioso superando, por este orden, a Marco Simoncelli, con el que se había tocado y a punto estuvo de caerse, Dani Pedrosa, Valentino Rossi –en la curva Doohan– y, a ocho vueltas, superó a Casey Stoner, rendido ante el rendimiento de Giorgio: “Era más veloz que yo. No podía hacer nada más”. El gesto de Lorenzo fue completar los dos números que faltaban en las camisetas de algunos miembros de su equipo. Al 3 le seguían un 8 y un 3, pues el piloto ha acabado la temporada con 383 puntos, batiendo el récord de puntuación de Rossi en MotoGP. Il Dottore, en otra escena digna de ser inmortalizada, se sentó al lado de su Yamaha y la besó, como hizo en su debut con la moto en Welkom. Más tranquilo estaba Toni Elías, campeón de Moto2 como el balear en Malasia, que no pudo concluir la carrera. La foto de Lorenzo, Elias y Márquez juntos será eterna para el motociclismo español, que ha acumulado 36 victorias (sobre 52 posibles) a lo largo del año, a una tan sólo de las logradas por Gran Bretaña en 1967. Nico Terol, Julián Simón y Pedrosa, además, fueron subcampeones.
Márquez y Lorenzo comparten desparpajo y no les preocupa excesivamente el riesgo. Son valientes y están acostumbrados a las remontadas. Seguramente el primero ganó el Mundial en Estoril, cuando remontó desde la última posición después de caerse en el warm up, de haber salvado el manillar en la caída (no lo soltó) y que su equipo le arreglase la moto lo máximo posible. En Cheste, consciente de que un octavo lugar le valía, no arriesgó –“lo hemos hecho, y mucho, durante toda la temporada”-, y pudo conseguir “un sueño que tienes desde pequeño”. Al chaval, por no ser mayor de edad, no se le permite festejar con cava en el podio. Seguro que lo hará el año que viene en Moto2. En 125cc se quedará su gran rival este curso, Nico Terol, tercero en el GP de la Comunidad Valenciana, y segundo en la general a 14 puntos. Elias, por su parte, volverá, merecidamente, a MotoGP.
Márquez y Lorenzo comparten desparpajo y no les preocupa excesivamente el riesgo. Son valientes y están acostumbrados a las remontadas. Seguramente el primero ganó el Mundial en Estoril, cuando remontó desde la última posición después de caerse en el warm up, de haber salvado el manillar en la caída (no lo soltó) y que su equipo le arreglase la moto lo máximo posible. En Cheste, consciente de que un octavo lugar le valía, no arriesgó –“lo hemos hecho, y mucho, durante toda la temporada”-, y pudo conseguir “un sueño que tienes desde pequeño”. Al chaval, por no ser mayor de edad, no se le permite festejar con cava en el podio. Seguro que lo hará el año que viene en Moto2. En 125cc se quedará su gran rival este curso, Nico Terol, tercero en el GP de la Comunidad Valenciana, y segundo en la general a 14 puntos. Elias, por su parte, volverá, merecidamente, a MotoGP.
Rossi saluda en el podio -EFE. |
Giorgio, que nunca había ganado en Valencia, también ha batido el registro de podios (16 en 18 carreras) y sus peores posiciones fueron dos cuartos lugares, en Motegi (Japón) y Motorland (Aragón), el único de los cuatro circuitos en España que no ha ganado el nuevo icono de Yamaha. Cuando el calendario recogía tres citas Kato y Pedrosa sí habían hecho pleno. Lorenzo sumó en Valencia su 35ª victoria en su carrera, con lo que igualó a Pedrosa, que, dolorido de su hombro, tuvo que conformarse con la séptima plaza. Botín suficiente para conservar el subcampeonato ante Rossi, tercero en la prueba y el Mundial, que se vistió con una camiseta conmemorativa de sus años en Yamaha y un mensaje carismático: “BYE BYE BABY!”. “No tenía fuerzas en las últimas vueltas”, reconoció Il Dottore, que elogió a la que ha sido su marca en los últimos años y que se siente identificado con Márquez, que se paseó con una camiseta con un "Supermarc I" bien grande. El chico promete. Es uno de los protagonistas del fantástico presente en el que vive instalado el motociclismo español.
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