Lorenzo levanta el trofeo como vencedor en Misano - EFE. |
Dos que son nueve y quedan en 35 a falta de 150 en 5. Combinaciones de números que explican la situación del Mundial de MotoGP, cómo lo tiene Jorge Lorenzo para perseguir su sueño de revalidar el título en un curso difícil. Dos fueron los adelantamientos que pueden haber marcado la remontada del mallorquín. El primero, suyo a Casey Stoner en la primera vuelta; el segundo, de Dani Pedrosa también al australiano, un interior sideral en el sector más rápido, el Curvone, a seis vueltas del final. Hacía más giros que Lorenzo corría solo en solitario, camino, como así fue, de su tercera victoria de la temporada en Misano y la 38ª de su carrera -con lo que supera a Jorge Martínez Aspar, a Pedrosa y al propio Stoner. Nueve son los puntos que recortó el actual campeón, que se acerca a 35 del piloto de Honda con 150 en juego y cinco carreras por disputarse en otra jornada perfecta para el motociclismo español, que con las victorias de Nico Terol y Marc Márquez en 125cc y Moto2, respectivamente, sumó el 12º triplete de su historia.
Sabe -y reconoce ante las cámaras- Lorenzo que competir este curso con Stoner y Honda es hacer de tripas corazón, intentar batir al piloto más regular con 12 podios en 13 carreras y siete triunfos. Pero el mallorquín entiende más de amor propio y emociones que de cálculos, pero quiso ser pracavido: "No pienso en el Mundial. 35 puntos quizás son demasiados". Pero en su frase siguiente soñó en voz alta: ¿y si él y el equipo trabajan tan bien como en Misano? Lo cierto es que la Yamaha fue fina y estable, tanto en las rectas como en los giros, a diferencia de la Honda. La de Pedrosa, en la que probaron unas cosas que funcionario "al contrario de lo que se esperaba", se movía mucho, como la de Stoner, que justificó su tercer puesto tras tres victorias consecutivas por dos razones: el no haber dormido y descansado bien los últimos días, y la prudencia -o el miedo, que a veces son sinónimos- de no inquietar a Lorenzo en las primeras vueltas, cuando cayeron unas gotas. Falsa alarma: resultó un amago de lluvia en el GP de San Marino.
Gran arranque de Rossi, séptimo
Lorenzo no escondió sus intenciones e incluso fue incrementando la distancia a partir del ecuador de la carrera y sobre todo después de la ayuda de Pedrosa. El mallorquín logró además el récord de un circuito que, como a Stoner, le pitó una vez más en podio y presenció el sufrimiento del ídolo, Valentino Rossi, séptimo, un puesto mejor que Álvaro Bautista -Héctor Barberá fue 9º y Toni Elías, 15º-. Il Dottore empezó como un tiro y fue haciéndose paso por el interior y escalando posiciones seguido por su amigo Marco Simoncelli, que en cuanto pudo le superó por el interior para ponerse quinto -acabó cuarto en el último suspiro, tras un duelo de quilates y aprovechar la colada de Andrea Dovizioso y Ben Spies-, cuando Nicky Hayden ya había abandonado. Poco antes lo había hecho el histórico Loris Capirossi, anclado en los 99 podios en la última temporada como profesional. En Missano sí que se acabaron las trayectorias de dos pilotos. Allí Shoya Tomizawa perdió la vida hace un año y este lunes se cumplirán 18 del accidente de Wayne Rainey, tricampeón mundial de Yamaha y presente en el podio para recibir un premio y premiar con aplausos al candidato de la marca al mundial, Lorenzo, con los pies en el suelo, pero consciente de que no es imposible.
Sabe -y reconoce ante las cámaras- Lorenzo que competir este curso con Stoner y Honda es hacer de tripas corazón, intentar batir al piloto más regular con 12 podios en 13 carreras y siete triunfos. Pero el mallorquín entiende más de amor propio y emociones que de cálculos, pero quiso ser pracavido: "No pienso en el Mundial. 35 puntos quizás son demasiados". Pero en su frase siguiente soñó en voz alta: ¿y si él y el equipo trabajan tan bien como en Misano? Lo cierto es que la Yamaha fue fina y estable, tanto en las rectas como en los giros, a diferencia de la Honda. La de Pedrosa, en la que probaron unas cosas que funcionario "al contrario de lo que se esperaba", se movía mucho, como la de Stoner, que justificó su tercer puesto tras tres victorias consecutivas por dos razones: el no haber dormido y descansado bien los últimos días, y la prudencia -o el miedo, que a veces son sinónimos- de no inquietar a Lorenzo en las primeras vueltas, cuando cayeron unas gotas. Falsa alarma: resultó un amago de lluvia en el GP de San Marino.
Gran arranque de Rossi, séptimo
Lorenzo no escondió sus intenciones e incluso fue incrementando la distancia a partir del ecuador de la carrera y sobre todo después de la ayuda de Pedrosa. El mallorquín logró además el récord de un circuito que, como a Stoner, le pitó una vez más en podio y presenció el sufrimiento del ídolo, Valentino Rossi, séptimo, un puesto mejor que Álvaro Bautista -Héctor Barberá fue 9º y Toni Elías, 15º-. Il Dottore empezó como un tiro y fue haciéndose paso por el interior y escalando posiciones seguido por su amigo Marco Simoncelli, que en cuanto pudo le superó por el interior para ponerse quinto -acabó cuarto en el último suspiro, tras un duelo de quilates y aprovechar la colada de Andrea Dovizioso y Ben Spies-, cuando Nicky Hayden ya había abandonado. Poco antes lo había hecho el histórico Loris Capirossi, anclado en los 99 podios en la última temporada como profesional. En Missano sí que se acabaron las trayectorias de dos pilotos. Allí Shoya Tomizawa perdió la vida hace un año y este lunes se cumplirán 18 del accidente de Wayne Rainey, tricampeón mundial de Yamaha y presente en el podio para recibir un premio y premiar con aplausos al candidato de la marca al mundial, Lorenzo, con los pies en el suelo, pero consciente de que no es imposible.
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