Andrés
Rodríguez funde a los azulgrana, que se complican su presencia en la
Copa tras su peor anotación en casa en la Liga ACB
Andrés Rodríguez bota el balón ante Huertas - ACB Photo. |
Sin margen
de error para alcanzar un objetivo tan lógico como la Copa del Rey
de Vitoria y de hacerlos como cabeza de serie por sus continuos
tropiezos y con Navarro vestido con chándal por una lesión, el
Barça jugó como un equipo inexperto y adolescente. Pareció que los
azulgrana debutaban en la Liga ACB y no que defienden el título. Los
locales tuvieron los nervios propios de los equipos superados por el
escenario y las circunstancias, asustados incluso de su propia sombra
y no pudieron dar réplica a un Obradoiro disciplinado, bien
organizado desde la pizarra de Moncho Fernández y muy bien movido por el base titular, Andrés Rodríguez, autor de nueve asistencias,
una menos que todo un Barça, tan minúsculo como indica el marcador
(54-62) y que se complica su presencia en la Copa. Nunca habían
anotado tan pocos puntos en casa en la Liga ACB. La marca negativa
hasta ahora se remontaba los 57 anotados ante Unicaja en abril de
2000.
Seis
derrotas en 13 partidos es el triste balance del conjunto de Xavi
Pascual en el torneo doméstico. Aunque hasta ahora, ni ante el
Valladolid, ante el que se dejó remontar 17 puntos de ventaja, había
jugado tan rematadamente mal. Tanto que llegó al descanso con 23
puntos, la peor marca en ataque desde que Pascual es el entrenador.
La suerte de los azulgrana era que el Obradoiro, por más que
gobernase el partido e impusiese el ritmo que más le convenía, no
estuviese acertado en el tiro y echase de menos a Kendall, cargado de
personales bien pronto, y Corbacho, incapaz de anotar en los dos
primeros cuartos (23-27). La distancia en el tanteo no respondía a
la distancia en el juego, pues ya entonces el Obradoiro dominaba el
rebote y tenía mucho más criterio con el balón –13
recuperaciones y 15 pérdidas los visitantes, por seis robos y 19
despistes de los locales–. Sólo Tomic se salvaba del suspenso
mayúsculo del Barça, encogido sin remedio y golpeado por Mejri y
Pumprla, grandiosos en el tramo final. Nada que ver con Lorbek, que
afinó demasiado tarde. Algo que nunca lo hizo Huertas (1/8), que
pareció seguir enfadado de la tángana en la derrota en Las Palmas:
“Perder un partido no nos puede quitar la confianza”.
Pumprla
No
tuvo confianza el Barça, a quien le costó un mundo masticar las
jugadas y no equivocarse en el camino. Con Tomic también despistado,
el Obradoiro sonreía como un niño estrenando juguete nuevo y
Junyent brillaba ante su ex equipo. Pumprla pondría la máxima renta
(31-45 a los 28m 24s). Una recompensa merecida para el conjunto de
Moncho Fernández y un castigo igual de justo para el Barça,
dominado en todo momento y sin ideas para salir del entuerto.
“Paso a paso. Hay mucho tiempo”, advirtió Pascual para tranquilizar a sus jugadores. Pudo encontrar la calma el equipo con un triple de Jasikevicius, un dos más uno de Ingles, una canasta de Rabaseda (39-45 a 9m 43s), pero cedió de nuevo y con (45-52 a 4m 05s) desaprovechó varios ataques para reducir la renta. A 57 segundos, si no lo estaba ya, Pumprla remachó el partido con un mate. La imagen que resumió el despropósito local fue ver a Jasikevicius persiguiendo a Corbacho para tratar de hacerle una personal. Lo tuvo que acabar haciendo Tomic, el único que se salvó de la mediocridad de su equipo, que tocó fondo ante un Obradoiro disciplinado, muy superior. Como reconoció Pascual: “No hemos podido controlar nuestras emociones y hemos jugado todo el rato pensando qué pasaría si perdíamos. Ha sido una caricatura de equipo. Hemos jugado fatal. Hacía años que no perdíamos tantos partidos y cada vez cuesta más ser fuertes mentalmente para jugar con esta presión”.
“Paso a paso. Hay mucho tiempo”, advirtió Pascual para tranquilizar a sus jugadores. Pudo encontrar la calma el equipo con un triple de Jasikevicius, un dos más uno de Ingles, una canasta de Rabaseda (39-45 a 9m 43s), pero cedió de nuevo y con (45-52 a 4m 05s) desaprovechó varios ataques para reducir la renta. A 57 segundos, si no lo estaba ya, Pumprla remachó el partido con un mate. La imagen que resumió el despropósito local fue ver a Jasikevicius persiguiendo a Corbacho para tratar de hacerle una personal. Lo tuvo que acabar haciendo Tomic, el único que se salvó de la mediocridad de su equipo, que tocó fondo ante un Obradoiro disciplinado, muy superior. Como reconoció Pascual: “No hemos podido controlar nuestras emociones y hemos jugado todo el rato pensando qué pasaría si perdíamos. Ha sido una caricatura de equipo. Hemos jugado fatal. Hacía años que no perdíamos tantos partidos y cada vez cuesta más ser fuertes mentalmente para jugar con esta presión”.
BARÇA
54 (13+10+14+17): Huertas (2), Abrines (0), Mickeal (5), Lorbek (13)
y Tomic (14) –quinto inicial–; Sada (0),
Jasikevicius (7), Ingles (8), Rabaseda (2) y Jawai (3). OBRADOIRO 62
(15+12+18+17): Rodríguez (8), Pumprla (10), Corbacho (9), Kendall
(8) y Junyent (9) –quinteto inicial-; Hummel (5), García (0), Dewar
(2), Mejri (11), Freire (0). Árbitros: Bultó, Sánchez Monserrat y
Pérez Niz.
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