Bermejo y Anna Cruz levanta la Copa - FEB. |
Parecía
tímida y apenas habló durante la entrevista. Llegó a la redacción
del diario con una cazadora tejana y rodeada de estrellas como Isa
Sánchez, Nuria Martínez, Laia Palau y al lado de una que prometía
lo suyo como Sílvia Domínguez. Anna Cruz (Barcelona, 1986) todavía
no había cumplido los 16 años y ya mostraba con orgullo una réplica
de la Liga del UB Barça, en el que había debutado en la élite con
15 a finales de 2001 contra Extrugasa. Ese curso Anna Cruz jugó 17
partidos –repartidos en 71 minutos– con las azulgrana y la temporada siguiente alcanzaría los 215 minutos y los 21 encuentros.
Pero la alero catalana decidió emprender un viaje a Burgos donde
estuvo tres cursos y le dieron más posibilidades, después se marchó
al Olesa y aterrizó en Rivas Ecópolis, al que hizo campeón en su
primera oportunidad, en la final de la Copa de la Reina de Valencia
ante el Ros Casares. Su canasta, un fallo de Marta Fernández y el
rebote ofensivo de DeWanna Bonner pusieron la guinda al primer título
de las ripenses, que tres años después levantaron su segunda Copa
de la Reina –y también el segundo título del club– en Zamora.
De nuevo con Anna Cruz –junto a Vega Gimeno y Bermejo las únicas
que continúan en la plantilla– como puntal, por más que el MVP de
la final se lo llevase Henry, que aportó 17 puntos y once rebotes
ante un Perfumerías Avenida que tras una primera parte brillante
(41-41) quedó deslumbrado en el inicio del tercer cuarto con la
propia Henry y Cruz (14 puntos y tres rebotes), que forzaría un dos
más uno fintando a Marta Fernández y sacándole la tercera personal
a Marta Xargay. Ahí, por más que se esforzase Currie, se acabó una
final que acabó ganando con autoridad Rivas Ecópolis (83-62) pese a
su poco acierto con los tiros libres (14/25). Un desacierto que
minimizó, por ejemplo, con su excelente selección de triples (7/10).
Tras
el pitido final Anna Cruz corrió hacia Laura Nicholls, que llegó a
pedir la baja voluntaria por problemas personales, y se subió a
ella, mientras el resto de compañeros las rodeaban y formaban una
piña humana agitando camisetas, toallas y lo que tuviesen en las
manos. Era la celebración de un equipo que, como decía su
entrenador, ha sabido superarse ante las circunstancias, “como
muchas lesiones, pero hemos sacar los partidos adelante”. Aunque la
imagen no era otra que la de ver a Henry cargando con Ercik, que se
había lesionado en el tobillo derecho en una acción fortuita del
último cuarto y que acabó saltando a la pata roja para recibir la
réplica del trofeo: no quería dejar de disfrutar el momento único
para su equipo. Ese instante en el que la capitana Bermejo –“el
resultado es abultado. Han sido 40 minutos de sufrimiento. Este año
estamos haciendo lo que toca hacer”– y Anna Cruz levantaron una
Copa merecida para un club que poco a poco y haciendo las cosas bien
se ha hecho un hueco entre los mejores.
La
irrupción de Kurasova
El
epílogo, tan desigual, con Queralt Casas marcándose un par de
triples casi seguidos, Henry y Kurasova puliendo sus números, y Cruz
dirigiendo y también anotando no tuvo nada que ver con un inicio
volcánico. Un comienzo muy poco frecuente para una final, con una
puesta en escena de correcalles, un intercambio de transiciones
rápidas, el fuerte de ambos equipos. Que Rivas se escapase (13-6 a
los 4m 27s) fue cuestión de puntería, de control de rebote y del
buen hacer de Henry, que se zafaba de Pascua en la pintura en un
duelo en el que saltaban chispas, y sobre todo Kurasova. La alero
ucraniana, que en el curso 2009/2010 había jugado en Salamanca con
su apellido de soltera (Gorbunova), le estaba haciendo un traje a su
equipo.
Un
Perfumerías que se repuso gracias a la dirección de Xargay y la
insistencia de Currie, la única jugadora que nunca desapareció en
el conjunto de Víctor Lapeña y que se puso por delante tras el 0-2
con los tres primeros puntos de Marta Fernández, un tiro libre
–falló el otro, 11/17 su equipo– (28-30 a los 15m 15s). Fue uno
de los escasas ocasiones en las que la escolta mallorquina estuvo
cómoda. Evitar los contraataques de Marta Fernández era una de las
claras consignas de Miguel Méndez, al que no le gustaron algunas
pérdidas de concentración de sus jugadores en la primera parte que
supusieron pérdidas inocentes ni un par de resbalones de Bermejo.
Anna
Cruz y Henry surgieron y la réplica fue de Antoja, una veterana
curtida en cientos de duelos (41-41 al descanso). Cruz se sacaría el
famoso dos más uno ante Xargay, lo que provocó que Lapeña
reservase a su base titular –jugó bastante con Xargay y Antoja–
e hizo que Rivas Ecópolis golpease desde todos los sitios en un gran
ejercicio coral: ahí estaba Kurasova pidiéndosela a Queralt para
jugársela al poste bajo o Nicholls superando a Willingham, mientras
Marta Fernández estaba desactivada y sólo Currie parecía tener
claras las ideas. A Rivas le sobraron jugadoras efectivas, mientras
que Perfumerías Avenida echó en falta precisamente eso en una final
en la que Henry acabó como MVP. En el cómputo global del torneo ese
mérito es, sin duda, para Anna Cruz.
RIVAS ECÓPOLIS 83
(19+22+20+22): Clara Bermejo (5), Oleksandra Kurasova
(15), Aneika Henry (17), Anna Vadja (10), Anna Cruz (14) –quinteto
inicial-, Maja Erkic (2), Katalin Honti (3), Queralt Casas (10),
Laura Nicholls (7). PERFUMERÍAS AVENIDA 62
(16+25+9+12): Marta Fernández (8), Marta Xargay (9),
Monique Currie (20), Lucila Pascua (2), Le’Coe Willingham (10)
–quinteto inicial-, Laura Antoja (7), Paola Ferrari (0), Marija
Rezan (3), Maria Pina (0) y Egle Sulciute (3). Pabellón Municipal
Ángel Nieto.
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