miércoles, 31 de julio de 2013

La hemeroteca de anécdotas, pasión y geografía de Àxel Torres

‘11 ciudades. Viajes de un periodista deportivo’ es el primer libro del periodista deportivo de Radio Marca y Gol TV



– Buenos días. ¿Àxel Torres?
– Sí, soy yo.
– Te llamo de la Cadena COPE. Necesito tu pasaporte para la Eurocopa.
– ¿Cómo?

Así, más o menos, fue esa “impersonal llamada” de una secretaria que “no era consciente de la magnitud de la noticia que me estaba dando”. La chica estaba
pronunciando en voz alta el sueño de su interlocutor, el periodista deportivo Àxel Torres. La escena define la vida: para una parte es un acto rutinario, a la otra –“que ya había pasado de ser un colaborador esporádico que entraba a hablar en la radio como hobby, medio jugando a dedicarme profesionalmente al periodismo”– le deja sin palabras.

Es una de las escenas de 11 ciudades. Viajes de un periodista deportivo, que funciona como hemeroteca de anécdotas, pasión y geografía de Àxel Torres, periodista deportivo de Gol TV y Radio Marca. Una obra que podría generar interés incluso a quien cuando ve el fútbol apaga la tele o cambia de canal con asco. O quizás a aquella secretaria. Porque el autor construye relatos que van más allá del deporte y conforman una especie de diario personal donde casi todo encaja. Su vida, o al menos por lo que cuenta en el libro, también parece un puzzle: un profesor inglés le transmite su pasión por el Leicester y él se enamora del club y del que era su entrenador, Martin O’Neill, y por el que se hizo simpatizante del Celtic y de un delantero de bandera como Larsson.

Oliver y Benji

Jonathan Dilks se llamaba aquel profesor que despertó lo que llevaba dentro a aquel chaval que se inventaba jugadores y resultados en una liga de fantasía, que vio su primer partido completo en el Mundial de Italia 90 y devoró los encuentros siguientes del torneo. Un niño que decidió ser periodista deportivo por Oliver y Benji –habría que preguntarle, porque no lo dice, quién era su personaje favorito; apuesto por Bruce Harpe o Philip Callahan– y que, de mayor, descubre cómo es en realidad su profesión: “Fue en aquel tramo final de la Eurocopa 2004 cuando aprendí que el del periodismo es un mundo agresivo, de rostro amable solo en apariencia y con reservas disimuladas”.    

Àxel Torres no se las da de sabio, aunque sea un experto, y escribe sin pretensiones, con un estilo ágil y relacionando datos con historias e historias con anécdotas y anécdotas con la fisonomía de las ciudades que ha visitado –las protagonistas del libro son Sabadell, Londres, Sevilla, Lisboa, Medvode, Múnich, Swansea Viena, Asunción, Tokio y Eibar–, que describe con un tono audiovisual.

Un refugio en Pri Ancki

Por momentos, el lector se imagina que más que un relato de un periodista deportivo está leyendo una guía de viajes con un punto alternativo y un narrador crítico y sincero al que no le importa decir lo que le molesta o lo que le encanta –y en este punto, el de sus pequeños grandes amores, como el Danubio o el refugio en Pri Ancki (Medvode, Eslovenia) es posible que haya gente que encuentre exagerado cómo explica lo que siente; en general, no tengo esa sensación–. “Uno siente que todo aquello no se va a detener”, escribe Àxel Torres, “y que cada día que se pasa lejos de Berlín es un día que uno se pierde. La emotividad del avión elevándose, sobrevolando Centroeuropa y dejando atrás la torre de la Alexanderplatz puede provocar incluso alguna lágrima. Una lágrima de amor”.  

Porque el autor sabe apreciar otras cosas, en el deporte y en la vida: “Hay equipos que enamoran por su juego (…) Su armonía los haría merecedores de ser recordados muchos años. Y, sin embargo, como no acompañan su gesta con un título, su legado se minimiza y hasta caen en el olvido de las masas. Es una pena, pero nadie habla por las calles de la República Checa de 2004”. Otro ejemplo muy gráfico: “Porque Seitaridis me había robado el corazón en un Manchester United-Panathinaikos de la Champions League 2003-2004 que acabó 5-0. De aquel partido aparentemente sin historia, me quedé con él, pese a que su equipo había encajado cinco goles. Me gustó tanto que me guardé su nombre y esperé a la Eurocopa para observarlo con atención”.  

Le encanta su profesión y se le cae la baba ante discursos como el de Roberto Martínez, al que conoció en su etapa como técnico del Swansea: “Me justificó por qué no llevaba portero suplente: el disponer de un jugador de campo más en el banquillo podía darle más opciones tácticas para cambiar el curso de un partido”.

No hay duda de que Àxel Torres es un buscavidas. Lo era ya cuando, siendo un simple estudiante de  periodismo, envió varios correos electrónicos a la redacción de deportes de la Cadena COPE con textos e informes, uno sobre el Leeds, que ese año era rival del Barça en la Champions –y empezó a colaborar en el medio–. O siendo uno de los impulsores del primer mosaico de la historia del CE Sabadell, al que siempre ha defendido con orgullo, incluso en el colegio, donde le tocó sobrevivir en una época en la que los éxitos del Dream Team de Cruyff coincidieron con el descenso de su equipo a Tercera. Su narración de cómo celebró el ascenso de su equipo a Segunda en Ipurua es uno de los más momentos surrealistas y emotivos de un libro valiente en el que se deja ir sin ahogarse en pasiones exageradas. Y eso es difícil conseguirlo.   
  

Título: 11 ciudades. Viajes de un periodista deportivo. Autor: Àxel Torres. Editorial: Contra. Páginas: 299. Valoración: 4.2 sobre 5.  

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