Eléctrico y valiente, para bien y para mal, el brasileño noquea al Galatasaray en el primer cuarto, en el que queda tocado Navarro
Huertas lanza ante Aldemir. |
Es un jugador de sangre caliente, que para bien y a veces para mal, decide rápido. En la pista Marcelinho Huertas (Sao Paulo, Brasil 1983) es un tipo valiente tan capaz de jugarse el tiro decisivo como de olvidarse de sus errores anteriores y seguir probándolo. Sabe acaparar los focos, pero también repartirlos. Una cosa y otra hizo en el primer cuarto ante un Galatasaray menor sin Arroyo, lastrado por un esguince del partido anterior. Huertas solo había jugado, y sin acierto, los primeros cinco minutos de la serie, y esta vez estuvo
inmenso para merendarse a Arslan y a Guler, anotar tres canastas sin fallo y repartir cinco de las siete asistencias del Barça en ese período decisivo (21-8), cuando quedó finiquitada una cita sin emoción (84-63). Capital en los últimos títulos del Barça, Huertas es el jugador por el que deben pasar los siguientes, aunque le falte cierta continuidad, regularidad, en definitiva. Los azulgrana están a un triunfo de hacerse un hueco en la Final Four de Milán, cosa que podrían concretar el domingo en Turquía, con la duda de Juan Carlos Navarro. A La Bomba se le quedó cara de estatua cuando notó algo extraño, también en ese primer cuarto, y se fue derrumbado al banquillo. La Bomba ya no jugaría más: tiene molestias en los músculos isquiotibiales de la pierna derecha.
inmenso para merendarse a Arslan y a Guler, anotar tres canastas sin fallo y repartir cinco de las siete asistencias del Barça en ese período decisivo (21-8), cuando quedó finiquitada una cita sin emoción (84-63). Capital en los últimos títulos del Barça, Huertas es el jugador por el que deben pasar los siguientes, aunque le falte cierta continuidad, regularidad, en definitiva. Los azulgrana están a un triunfo de hacerse un hueco en la Final Four de Milán, cosa que podrían concretar el domingo en Turquía, con la duda de Juan Carlos Navarro. A La Bomba se le quedó cara de estatua cuando notó algo extraño, también en ese primer cuarto, y se fue derrumbado al banquillo. La Bomba ya no jugaría más: tiene molestias en los músculos isquiotibiales de la pierna derecha.
Lejos quedan los tiempos en los que el Barça dependía del todo de su capitán. Huertas ha cubierto los puntos de Navarro en varios partidos y ha sabido brindárselos a sus compañeros, en especial a Tomic, con el que se entiende de maravilla. Oleson vuelve a tener la muñeca muy fina (6/6 en tiros de campo), mientras Abrines continúa su aprendizaje y no se esconde (5/5). Papanikolaou, el fichaje más mediático del verano, se está destapando y empezó anotando ocho puntos sin despeinarse. Al descanso (43-25) los visitantes ya tenían la lengua fuera, sin un líder que les hiciese mínimamente competitivos. Domercant sí cumpió en esta ocasión, pero Hairston volvió a estrellarse, Mensah-Bonsu fue un complemento sin más y Erceg no estuvo fino desde más allá de 6'75 (1/5). No hubo ningún rival que inquietase a los azulgrana, preocupados únicamente por la cara de Navarro en el banquillo y por el alcance de su percance. "Este viernes le haremos pruebas. No parece nada serio", aseguró, ya en la rueda de prensa, Xavi Pascual.
BARÇA 84 (21+22+18+23): Marcelinho (12), Navarro (0), Papanikolaou (10), Lorbek (7), Tomic (11) –equipo inicial–; Pullen (2), Dorsey (6), Sada (5), Abrines (13), Oleson (14), Lampe (2) y Nachbar (2). GALATASARAY 63 (8+17+16+22): Arslan (10), Hairston (4), Markoishvili (0), Erceg (9), Aldemir (5) –equipo inicial–; Akyol (3), Mensah-Bonsu (4), Macvan (7), Guler (4), Dudley (6) y Domercant (11). Árbitros: Lottermoser (Alemania), Jovcic (Serbia) y Kowalski (Polonia). Palau Blaugrana. 5.573 espectadores. Segundo partido de la eliminatoria de cuartos de final. El Barcelona domina por 2-0.
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