El
líder sale victorioso de su cuerpo a cuerpo con Lorenzo, Rossi y Pedrosa para
seguir invicto este curso en Montmeló
Márquez celebra la victoria - Foto: EFE. |
Es
tal su superioridad que sus rivales ya no reparan en su estilo de pilotaje, fresco
y de alto voltaje a partes iguales, sino que Marc Márquez (Cervera, Lleida,
1993) pone de acuerdo a pilotos con varios mundiales en su currículo, que se
vacían para tratar de vencerle. En Montmeló provocó que Valentino Rossi, que
este curso vuelve a sentirse cómodo en la M1, se lo pasase pipa. Il Dottore retó, una y otra vez, a un pequeño
irreverente que no duda, sino que actúa. Márquez una vista privilegiada para anticiparse
a unos contrincantes de los
que conoce incluso el aliento y, además, sabe ver o
fabricarse huecos imposibles. Marc siempre está hambriento y poco le importa llegar
al GP de Catalunya con las seis victorias posibles, batirse a Jorge Lorenzo, a Rossi,
al que ya aventaja en 58 puntos, y rematar en la última vuelta a su compañero Dani
Pedrosa, valiente y persistente como hacía tiempo que no lo era. Márquez
protagonizó su séptima maravilla consecutiva y su 7 de 7 le equipa al Rossi de
2002, el último en conseguirlo.
Muy
a su pesar, Jorge Lorenzo fue un espectador de lujo de una carrera excepcional.
Fue perdiendo comba a pesar de haber salido como un cohete y rebasar a Pedrosa
antes de la primera curva. El piloto de Yamaha, nada contento con el rendimiento
de sus neumáticos –nada
llegar al box examinó con cara de
pocos amigos el neumático delantero–, se vació para escaparse lo más rápido
posible. Pero su esfuerzo fue en vano, y poco a poco fue superado por sus
principales: Rossi (tercer giro), Márquez (cuarto) y Pedrosa (séptimo). Solo el
lío de adelantamientos de sus rivales y algún error acercó a Lorenzo al resto.
Fue, por ejemplo, en alguna pifia de Márquez, que se saltó la chicane, o los
momentos de confusión con bandera amarilla.
Poco
más de medio segundo separaba, a falta de una vuelta, a Rossi, Márquez y
Pedrosa en la última vuelta para delirio de los espectadores del Circuit de
Barcelona-Catalunya, que rezaban para que la lluvia no les aguase la fiesta. En
el carrusel de adelantamientos de centímetros, de toques entre motos, triunfó
Márquez, que forzó tanto a Pedrosa que éste perdió la segunda plaza por abrirse
demasiado. Marc después, como si fuese un actor o un futbolista, se puso a
lanzar pelotas a la grada. En la última estampó su firma. El más hábil para
cogerla al vuelo fue un hombre con… muletas. “Me he cansado mucho en la vuelta de honor porque estaba eufórico. En
la última vuelta me he dicho ‘es un todo o nada’. Me he empleado al 100%.
Espero que la afición haya disfrutado. Ha sido muy bonito luchar contra todos estos
pilotos. Son 25 puntos importantes”,
cerró, con una sonrisa de oreja a oreja, el niño de la séptima maravilla.
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